Capítulo Dieciocho

26.6K 3.8K 882
                                    

Puntualmente el despertador sonó a las 6:30, me estiré y me levanté de la cama acercándome a la ventana para dejar que el aire entrara

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Puntualmente el despertador sonó a las 6:30, me estiré y me levanté de la cama acercándome a la ventana para dejar que el aire entrara. Aunque era un mal habito agarré mi celular y vi los mensajes que llegaron, aparte del de Laín tenía dos más, uno de ellos era de Lis.

Simplemente le contesté con un OK, luego me fijé de quién era el otro mensaje, era un número desconocido para mí, lo abrí y para mi mala suerte era de Eduardo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Simplemente le contesté con un OK, luego me fijé de quién era el otro mensaje, era un número desconocido para mí, lo abrí y para mi mala suerte era de Eduardo.

Vaya hombre tan cínico, eliminé el mensaje y dejé el celular en el escritorio, preparé mi ropa y me metí a bañar, en cuanto salí me cambié, agarré mi mochila y bajé a desayunar, para mi sorpresa este no estaba servido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Vaya hombre tan cínico, eliminé el mensaje y dejé el celular en el escritorio, preparé mi ropa y me metí a bañar, en cuanto salí me cambié, agarré mi mochila y bajé a desayunar, para mi sorpresa este no estaba servido. Extrañamente mi padre, mi hermana y mi madre si estaban comiendo, miré a todos esperando una explicación, pero el único que me respondió fue mi papá.

— Te toca servirte el desayuno tu sola Sofí, tu madre está molesta.

Era claro que estaba molesta, yo quería saber el porqué. Fui a la cocina y me serví todo yo sola, me senté en la mensa frente a ella, el silencio que había era sumamente incómodo.

— Papá ¿podemos pasar por Lis? —pregunté mientras partía un hot cake.

— Claro. —y eso fue todo lo que respondió.

Podría decir que fue el peor desayuno de la vida, al terminar de comer me fui a lavar los dientes y me dirigí al auto, me despedí de mi hermana (mi mamá se encargaba de llevarla a ella a la escuela) mientras mi padre me llevaba a mí ya que no me gustaba tomar el camión.

— Adiós, mamá. —Adiós Sofí, me conteste a mí misma ya que ella me ignoró por completo otra vez. A veces mi madre se comportaba peor que una adolescente... peor que yo.

Nos subimos al auto y después de varios minutos de trayecto le quise preguntar a mi padre por qué mi madre estaba molesta, lo único que me dijo fue lo siguiente.

— Ayer que fue con el nieto del Sr. Norbert este no le quiso decir nada sobre el incidente que ocurrió, y además le dijo que tuviera cuidado contigo ya que las chicas de tu edad podían llegar a ocultar cosas muy peligrosas...

¡Pero qué cabrón! Como se le ocurría decirle eso. Indirectamente le estaba diciendo que le ocultaba algo, y puede que todos guardáramos secretos a nuestros padres, pero yo no iba en ese grupo, siempre había sido transparente con ellos en todos los sentidos, quitando esta ocasión nunca les había mentido en nada. Ahora me daba cuenta de que realmente Laín era capaz de contarle mi secreto, oh por dios.

— Lo que le dijo la tuvo pensando toda la noche. —prosiguió mi padre—. Y ni siquiera me dejó dormir diciendo que tú le ocultabas algo, que, si no ese chico no le hubiera dicho eso, no había razón para mencionarlo.

Detuvo el auto un momento y me miró.

— Sofía, tú siempre has sido una ejemplar hija, sé que tú dices siempre la verdad de todo así que necesito saber ¿nos estas ocultando algo? —preguntó entrecerrando sus ojos.

Si. Y lo lamento.

— No papá, como crees. —respondí riéndome, una risa nerviosa más que nada.

Satisfecho con mi respuesta asintió y arrancó de nuevo.

Esta vez Laín no se andaba con juegos, mi mente empezó a procesar rápidamente todo, debía hacer algo al respecto antes de que fuera tarde.

Llegamos por Lis y e inmediatamente cuando se subió comenzó a platicar con mi padre, parecía más su hija que yo misma, mantenían conversaciones de cosas que ni siquiera yo sabía que les gustaba a los dos.

Al llegar nos despedimos y antes de entrar a la escuela Lis dijo.

— Otro semestre más en el infierno.

La escuela para mí no era un problema del todo, eso era antes que supiera que Laín estaría aquí, ahora concordaba con Lis, sería un infierno por completo.

A toda costa quería evitar toparme con Eddy, mi plan igual era evitar toparme con Laín y sobrevivir mi día a día. No estaba segura de poder lograrlo, pero al menos debía intentarlo.

Entramos al salón y nos dirigimos a nuestros lugares en la última fila Lis se puso a platicarme de sus vacaciones, realmente mi amiga hablaba demasiado. De poco a poco el resto de mis compañeros comenzaron a llegar, y entonces mi peor pesadilla hizo acto de presencia.

Laín entró y todos como de película voltearon a verlo, Lis guardó silencio para deleitarse la pupila mientras este buscaba su asiento, para mi buena suerte le había tocado en la primera fila... alejado lo suficiente de mí. Dos chicas se le acercaron de inmediato y comenzaron a hablar con él. Este sonriente les siguió la plática.

Lis se acercó más a mí y susurrando me dijo.

— No me importa que sea gay, yo si le daba.

Le di un golpe en el brazo y negué. Esto sería mucho más difícil de lo que había pensado.

Las clases comenzaron y a pesar de la distancia que había entre nosotros sentía en todo momento la mirada de Laín fija en mí, varias veces nuestros ojos se cruzaban y de su parte recibía sonrisas coquetas.

Las primeras horas fue lo mismo, anotar apuntes, miradas con Laín y una que otra conversación breve con Lis.

Al llegar la hora de descanso Laín tomó varios libros y salió primero, me levanté de inmediato y lo seguí por el pasillo, lo jalé del brazo mientras los otros estudiantes iban saliendo, sabía que debía contenerme, pero no podía esperar, debía aclara las cosas con el de una buena vez.

— Escúchame con atención, no se te ocurra decirle nada a mi madre de lo que sabes, no se te ocurra decírselo a nadie.

Laín se cambió los libros de mano y me sonrió coquetamente.

— Sabes que mi boca será una tumba, pero dime...

— ¿Qué?

— ¿Que estas dispuesta a dar Sofí? —me preguntó mirándome fijamente a los ojos.

— Estas muy demente si crees que te daré algo para que guardes mi secreto. —respondí cruzándome de brazos.

Laín sonrió y se acercó más a mí.

— Esto es algo que no quieres que nadie se entere así que.

Suspiré y asentí.

— Bien guapo, tu ganas ¿Qué es lo que quieres?

— Eso pequeña no es algo que te pueda decir en medio del pasillo.

Fruncí el ceño confundida.

— ¿Por qué?

Laín me dio un beso en la mejilla y se acercó a mi oreja, me mordió el lóbulo y en un susurro me respondió.

—Es que es algo... No apto para menores.


N̶O̶ Apto para menoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora