Capítulo Veinticinco

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Ver aquello me dolía realmente, no por él si no por ella

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Ver aquello me dolía realmente, no por él si no por ella. Se suponía era mi mejor amiga, ella sabía cuánto sufrí la primera vez que el me dejó, ella supo todo lo que pasamos, le contaba absolutamente todo y a pesar de que Eddy y yo ya no estábamos juntos no se me hacía correcto de su parte que ella hiciera eso. De todos los hombres¿por qué precisamente él?

Se suponía que ella andaba tras de Laín desde un inicio, entonces porque ahora estaba con Eddy. No lo entendía

Laín me agarró del brazo, pero yo no me movía, mi vista estaba fija en ellos dos, no podía apartarla ver como se reían juntos como se besaban, no podía procesarlo.

— Pequeña, vámonos de aquí.

Eddy tomaba la mano de Lis y se dirigían dentro del cine, se veían tan felices. Iba decididamente a caminar hacía ellos, pero Laín me detuvo.

— Este no es el lugar ni el momento para que aclares las cosas Sofí, sé que tienes dolor, impotencia, sé cómo te sientes, créeme, yo quiero partirle su madre a Eduardo, pero debemos contenernos. Vamos a casa.

Asentí, aunque no quisiera admitirlo Laín tenía razón, no podía armar un escándalo y gritarles de cosas en ese momento.

Tomamos un taxi y en todo el trayecto ninguno de los dos mencionó palabra alguna, cuando llegamos a mi casa me bajé sin más, sin siquiera despedirme de Laín.

Entre rápidamente y subí a mi cuarto, me cambié de ropa y me metí a la cama, empezaba a haber mucho drama en mi vida, más del que podía soportar.

No debía hacerlo, pero no aguantaba más, tomé mi celular y tecleé un mensaje rápidamente.

Las cosas se aclaraban en persona, no mediante mensajes de texto, pero no podía esperar, el coraje, la rabia, todo me estaba consumiendo

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Las cosas se aclaraban en persona, no mediante mensajes de texto, pero no podía esperar, el coraje, la rabia, todo me estaba consumiendo. Se burlaba de mi al hacer aquello.

Espere su respuesta, ni un minuto después, ni media hora más tarde, simplemente ya no contestó

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Espere su respuesta, ni un minuto después, ni media hora más tarde, simplemente ya no contestó.

Puse el celular a cargar, preparé lo que me llevaría a la escuela al día siguiente y me acosté a dormir, algo me decía que sería un día muy pesado.

...

— Se te hará tarde, tienes que despertarte. —a lo lejos escuchaba la voz de mi madre gritándome. —¡Ya despierta!

Abrí los ojos ante tanto grito y miré a mi madre que se encontraba parada frente a mí.

— Para qué pones alarma si no la vas a escuchar. —dijo con tono golpeado saliendo de mi habitación.

Vi el reloj y aun me quedaba casi una hora libre antes de tener que irme a la escuela, no entendía porque entonces hacía tanto escándalo. Me puse la almohada en la cara y empecé a cerrar los ojos de nuevo cuando escuché desde las escaleras como gritaba.

— Ni se te ocurra quedarte dormida otra vez.

Me quité las colchas de encima, me tallé los ojos y me estiré, cuando se me quitó la flojera me levanté y me bañé rápidamente, acabé de arreglarme y bajé a desayunar.

Me quedé helada al ver sentada en la mesa a Allison riendo con mi padre y comiendo cómodamente.

— ¿Qué crees que haces? Cómo eres tan cínica de venir.

Se levantó rápidamente al verme derramando el vaso de juego y dejando en desconcierto a mi familia.

⎯ Perdón, pero tenemos que hablar.

— Tienes razón. —dije dirigiéndome a la puerta principal, la abrí y le hice la seña que saliera. Mi madre me miró extrañada y antes de que dijera algo hablé —. Ya no eres bienvenida en esta casa, si quieres hablar lo haremos afuera. —La forma en que reaccioné fue más tranquila de lo que esperaba.

Mi padre y mi madre me miraban confundidos, pero ninguno dijo nada. Inmediatamente cuando salimos Allison empezó a disculparse.

— No queríamos que sucediera, pero tienes que entender que las cosas solas se dieron Sofí.

— Él no te gustaba, tu andabas tras de Laín. Lis negó

— No, nos hagamos tontas, Laín me gusta sí, pero por dios el chico se muere por ti y aunque tú lo niegues a ti también te gusta, jamás iba a poder suceder algo entre él y yo. Además, Sofí, Eddy...bueno, te confieso que él me gusta desde que andaba contigo.

Estaba quieta, procesaba cada palabra que salía de su boca y entonces mi cerebro hizo bum.

— Oh no, dime que no es cierto.

— Es que lo siento tanto en verdad, yo no quería que esto pasara.

En ese momento algo hizo el click que faltaba.

— Por favor dime que no eras tú la chica con la que Eddy andaba a la par que conmigo, por favor dime que no eras tú por quien él me dejó.

Allison se echó a llorar, oh por dios.

— Perdóname Sofí.

— ¿Perdón? ¿Crees que con eso resolverás las cosas? ¿Acaso pensaste que nunca me iba a enterar? Te dices ser mi mejor amiga cuando no eres más que una maldita perra.

— Lo siento yo...

— No, metete tus disculpas por donde más te quepan, esto jamás te lo perdonare.

¿Cómo pudiste? Yo te conté todo, lloré contigo mientras tu gozabas el estar con él, y ese mal nacido todavía quería regresar conmigo tiempo después aun cuando iba a volver contigo...me dan mucho asco.

Antes de que pudiera decirme otra cosa la dejé ahí parada y entré a mi casa, estaba temblando.

Mi madre me miró, había escuchado todo, se acercó a mí y me dio un abrazo que me reconforto mucho.

—Las malas acciones que hacemos tarde que temprano se llegan a pagar, y esos dos pagaran muy caro lo que te hicieron eso te lo puedo asegurar.

N̶O̶ Apto para menoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora