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Era muy temprano por la mañana y Dean ya estaba histérico, caminando de un lado otro en busca de no sabría qué. Sus pantalones negros y ajustados colgaban de manera despreocupada por su cintura, no llevaba camisa y su cabello caía desordenado por su frente. A cada paso que daba, se podía visualizar cada vez más su abdomen marcado.

— ¿Me puedes ayudar a buscar mi billetera? —se gira de manera rápida, lo que causa que me pille observando su moldeado cuerpo.

—Está bien —no doy tiempo a que comience a fastidiarme con lo que estaba haciendo.

—Si me quieres ver así más tiempo, solo pídelo —sonríe de manera pícara.

Dejo de mover los cojines de manera que uno queda suspendido en mi mano. Pestañeo varias veces, provocando que me delate.

—El único cuerpo completo y sin heridas que quiero ver es el de Sam —coloco el cojín en su lugar, mientras rebusco en otros lugares más, al final encuentro la billetera en uno de estos. Lo que he dicho es una buena jugada.

Comienza a imitar mis gestos, mientras rueda la mirada y da un largo suspiro.

Eres demasiado infantil Reynolds.

—Lo verás —se acerca a mí y se cruza de brazos —, tu padre puede ser un maldito bastardo, pero creo que es incapaz de matar a alguien que le juró lealtad. Creo que a Samuel solo le faltó besarle los pies a tu padre.

—¿Cómo sabes tanto de él? —Espero a que esta vez me dé una respuesta concisa.

—Se dice el milagro, más no el santo —se encoge de hombros y espera a que le devuelva su billetera.

—Aquí tienes, stripper —coloco la billetera en frente de él, sin insistir en que me cuente más, cuando se trata de Sam, él simplemente deja pistas vagas.

—Gracias corderito —deposita un beso en mi frente.

Mi único reflejo es alejarme, provocando que sus labios formen una sonrisa forzada.

— ¿A dónde vas todas las noches? —Cambio de tema para no provocar más tensión.

Me dedica una sonrisita, pero esta vez no es forzada. Si estuviera enamorada de él de seguro y ya hubiera entregado todos mis sentimientos. Es increíble cómo puedo pasar de odiarlo a depositar toda mi confianza en él.

—Estoy realizando algunos negocios, te prometí no involucrarte en nada, pero debes saber que estás más a salvo aquí que allá afuera; el apartamento está diseñado para estar a salvo, no te expongas y si sales por favor lleva el celular contigo.

— ¿A qué te refieres con no exponerme?

—Renato tiene a mucha gente en su contra y Londres no se queda atrás, hay mucha gente que ha visto tu rostro y el rostro de tu madre impresas en revistas debido a las "empresas" que posee tu padre, créeme cuando te digo que es gente muy mala, lo son.

Parpadeo, perpleja.

—Gracias por las mil advertencias —cruzo mis brazos y me dispongo en ir a la habitación.

—Nos vemos luego.

Me detengo a medio pasó de la habitación.

—Por favor ten cuidado.

Dicho esto, me encierro en la habitación pensando en las posibilidades de morir.

(...)

Las salidas que Dean suele hacer, me dejan con intriga. Tal vez él tenga mucha razón, pero y si se encuentra en peligro... ¿Cómo diablos alguien lo ayudaría? Él es demasiado discreto con lo que hace, simplemente en la mañana se desaparece y en las noches también. Yo sin embargo estoy encerrada todo el tiempo, conozco Londres, pero no tengo agallas para caminar sola por las calles y es que mi padre ha creado esta desconfianza en mí.

ATRACCIÓN PELIGROSAWhere stories live. Discover now