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Camille me observa de reojo, mientras intento no hacer las cosas más complicadas. No puedo creer que hemos llegado a estos desacuerdos, pensé que ella no se pondría en el plan de amiga irritable, pero admito que yo estoy siendo inmadura.

—Por favor, coloca esto en el estante de la derecha, estaremos obsequiándolos —tomo las bolsas de papel que me entrega Sebastien.

— ¿Obsequiaras tipo loncheras? —visualizo las bolsas decorativas.

—Mi tío Rob ha dejado en la tienda de diseños estas loncheras, hoy en la madrugada me llamó, a que valla por ellas; en realidad están increíbles —se encoge de hombros.

Asiento con la cabeza, mientras me dedico a seguir preparando crema para café.

— ¿Estás descansado, bien? —sus enormes ojos verdes me observan con algo de curiosidad.

—No, últimamente he tenido muchas pesadillas, a parte tengo cosas que pensar —soy sincera.

Él hace una mueca y se acerca a quitarme la cuchara con la que estoy añadiendo azúcar.

—Ve a descansar, te has estado esforzando mucho esta semana, créeme que haría esto para Camille si ella lo haría saber, así que ve —sugiere.

—Pero ella lo necesita, tiene a su abuela muy enferma —me apresuro a contestar.

Niega y observa a Camille limpiar una de las mesas vacías.

—Su abuela detesta que ella la cuide, por eso ella viene a trabajar. Aunque su abuela la ama, a ella no le gusta que la haga sentir como una enferma —bate un poco más de azúcar, luego deposita la crema en un frasco.

Suspiro al recordar que no sé nada de nana.

—Gracias por tratar de que me vaya a casa, pero creo que no quiero, sé que luzco agotada, pero necesito distraerme —sonrío con pesar.

Sebastien me observa fijamente, luego niega repetidas veces con la cabeza.

—Tal vez tu amigo quiera salir contigo —señala hacia Dean. Está muy concentrado escribiendo en la libreta que encontré en la guantera del coche.

—Él es complicado, pero se está esforzando conmigo y eso me gusta —sonrío cuando el ceño de Dean se endurece, luego un puchero que no es nada ridículo, se forma en sus labios.

Sebastien me observa nuevamente, y sonríe.

—Les veo futuro —comienzo a reír, pero Camille me interrumpe.

—Hay alguien que quiere verte, no me ha dicho su nombre, pero dice que necesita hablar —ella guarda su libreta en el delantal, mientras espera por mi repuesta.

Mi entrecejo se frunce y me encojo de hombros ante Sebastien.

—Gracias Camille —le dedico una breve sonrisa.

Ella abre y cierra la boca, para luego sacudir la cabeza y marcharse. Ella vuelve a lo suyo; debo hablarle, tengo que dejar de estar molesta. No pretendía herirme, simplemente se preocupa y lo entiendo.

Sebastien me dice que él se encarga de hacer lo que ya estaba por terminar, yo salgo de la cafetería, sin que Dean lo note. Al principio no visualizo a nadie, pero Luego Sam se aparece del otro lado de la calle.

No puedo creer que él esté aquí, no después de lo que hizo.

Ya no siento esas ganas de abalanzarme hacia él, besarlo y decirle lo mucho que lo amaba, ahora siento ganas de salir corriendo, porque Samuel Hans, es parte de mis constantes pesadillas, él y mi padre. Ignoro el hecho que él esté corriendo hasta llegar a mí y camino lo más rápido que pueda, pero por sorpresa toma mi antebrazo y me detiene.
Su mano se siente como si quemara mi antebrazo, mi cuerpo comienza a temblar de manera inconsciente.

ATRACCIÓN PELIGROSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora