6

8.6K 602 40
                                    

Solo faltan veinte minutos, veinte minutos para así recibir la llamada de Dean, vamos a ir a ver Sam. Controlo mi respiración agitada y mis ganas de salir corriendo hacia la parte trasera de la cafetería.

"Intenta mantener la calma"— me repito, una y otra vez.

Solo intenta...

—Aubrey, te necesito aquí en la tierra— Sebastien me chasquea sus dedos.

—Lo lamento tanto —limpio el café que he derramado sin darme cuenta.

—Estás muy pálida, ¿Te encuentras bien muchacha? —Rob se une a Sebastien.

Genial ya tengo cara de enferma.

—De hecho, tengo que hacerme unos chequeos médicos —miento, pero la verdad es que me siento mal, tal vez el estrés por el que estoy cursando, provoca que me sienta débil.

—Por Dios, ve muchacha, no te preocupes que con Sebastien y Camille si nos abastece el tiempo —Rob hace gestos exagerados con su mano para que me marche.

—Pero Camille no ha llegado aún —contesto.

—Ella llega en cinco minutos —noto el pequeño sonrojo de Sebastien. ¡Oh entiendo todo!

—Supongo que será otro día sin conocer a Camille —les sonrío.

—Es hermosa en todo el sentido de la palabra —Sebastien coloca cara de enamorado perdido.

—Pero ella no le corresponde a su amor —Rob comienza a reírse mientras se aleja.

—Rob mata mis fantasías —el joven niega con la cabeza.

Mi celular suena indicándome una cosa, ya es hora de ir a ver a Samuel. Observo a Sebastien y le indico que voy a contestar la llamada, por lo que voy a la parte trasera de la cafetería. Contesto:

— ¿Dean?
—Estoy esperando por ti, corderito.
—Salgo en un minuto.
—tic tac, tic tac —Cuelga.

Siempre jugando con mis nervios.

Me quito el delantal, mientras coloco mi sudadera de vuelta. Salgo por la parte trasera de la cafetería y me despido de Rob y Sebastien, mientras salgo por completo del lugar. Efectivamente el coche de Dean está estacionado a un lado de la vereda. Corro un poco hasta llegar a él y me subo de manera inmediata.

—Hola esposa —Sonríe.

—Podemos irnos —lo corto.

Él Sonríe nuevamente y coloca el auto en marcha. Sam todo esto es por ti.

(...)

Antes de ingresar a la cárcel, Dean comienza a darme instrucciones de cómo se manejará la situación. Al principio no le pongo ni una pizca de atención, pero cuando hace mención de Samuel, toda mi atención se posa en él.

—Trata de mantener distancia con él, recuerda que si te acercas mucho algún espía de tu padre podrá delatarte — afloja el seguro de la puerta y ambos bajamos del coche.

Al principio mis piernas tiemblan, pero la mano de Dean me ayuda a saber que puedo contar con alguien, él.

Pasamos por un detector de objetos sospechosos y luego ya estamos del todo adentro.

Dean se encarga de avisar la reservación de cita y la policía de oficina nos indica que esperemos. Cuando ya aprueban la visita, solo entro yo.


Este lugar es tal como las películas en donde la persona que está encerrada se encuentra con la persona que lo viene a visitar, en una especie de patio con banquillos de espera y policías vigilando el panorama.

Trueno mis dedos y trato de no temblar; mis nervios han estado destrozados desde el momento en que Dean me dijo que íbamos a venir a visitar a Sam.

Alguien toca mi hombro y me sobresalto, pero aun así me giro de manera rápida para encontrarme con Sam. Pero no es lo que espero debido a que Dean es el que se encuentra al frente de mí.

—Lo siento, él ya fue liberado — rasca la parte baja de su nuca.

Su declaración me desarma por completo.

—Eso no puede ser posible —niego de manera histérica.

Un policía nota mi comportamiento y me dice que debo salir de la sala, de espera, Dean me ayuda guiándome; debido a que no puedo pensar de manera clara.

— ¿Corderito? —Roza mi antebrazo, yo lo aparto de manera brusca.

—Ningún aviso de su salida, ¿en qué jodidos estaba pensando? —comienzo a temblar de la impotencia.

—Tal vez tú padre tenga que ver con todo esto, no puedes suponer que él te está olvidando.

Tiene razón y es por eso que lo voy a comprobar.

—Necesito devolverme a casa de mis padres, no te preocupes por los boletos de vuelo, los compraré por internet —comienzo a caminar furiosa y sin esperanzas de ver a Sam.

— ¡Hey, Hey! — Me detiene —tienes un esposo, recuerda. Te necesito lo más lejos de tu padre, no necesito que arruines el trato que hice con él; no es necesario que tú hermoso culo vaya a reclamarle el por qué no te aviso que tu amorcito ya fue liberado —su mirada se enfoca en la mía y ambos nos retamos.

—Entonces conseguiré hablar con Sam, no necesito que me entiendas, solo déjame sacar la maldita angustia que siento desde que se lo llevaron a encerrarlo. Solo déjame saber que mi padre no lo mató —la última frase quema mi garganta.

Su rostro se gira y comienza a tirar de su cabello. Comienza a reflejar la frustración que siente hacia mí.

—Samuel está bien —suelta de golpe.

— ¿De qué estás hablando?

Vuelve a encontrar mi mirada.

—Fui testigo cuando tu padre lo sacó de prisión —cierra los ojos —. Yo lo ayudé.

Siento como mi pecho se estruja de manera extraña.

—Una vez más haz roto mi confianza —abro la puerta del coche y entro a este, no soy capaz de seguir con la discusión, no cuando la persona que juró protegerme a toda costa y que me prometió ayudarme a ver a Sam, se vende por mi padre, el ser que me está destruyendo.

—Aubrey... yo.

—Llévame a casa, por favor, suficiente con toda la farsa que acabas de montar, que ridículo de tu parte.

ATRACCIÓN PELIGROSAWhere stories live. Discover now