ATRACCIÓN PELIGROSA

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—No lo hagas Almartz —mi voz es un hilo tembloroso.

—Escúcheme muchacha, cierre la puerta con pestillo, si oye disparos o simplemente gruñidos no salga —la mirada de Almartz me traspasa.

Estamos en el apartamento, dejamos a Sebastien junto a Camille en casa de sus tíos.

Mi padre respetó el duelo de Camille pero se encargó de seguirme todo el camino, solo que Almartz adelantó el coche y conseguimos unos atajos que distrajeron al coche de mi padre.

Unos golpes más se escuchan en la puerta y Almartz gruñe hacia mí.

— ¡Muchacha ya enciérrese! —me dedica una mirada de insistencia.

—No dispares... —suplico.

Vuelve a gruñir.

Sin más que decir, corro hacia mi habitación, me encierro como lo ordenó. Cierro mis ojos, mientras contengo las lágrimas; las contengo con todas mis fuerzas.

Escucho dos voces y luego un toque en la puerta, pienso qué tal vez es mi padre, soy incapaz de moverme, incluso contengo la respiración.

—Bambi...

Su palabra es como un coro de salvación, me trae de vuelta, el temor se ha ido. Con cuidado me levanto, abro la puerta.

—Dean —lo envuelvo en un abrazo sintiendo la calidez de su cuerpo.

—Lo lamento tanto, lamento haberte asustado de tal forma, lamento seguirle la jugada a tu padre, lo lamento todo —suspira contra mi cabeza.

—Cállate y bésame —sin previo aviso junto sus labios con los míos, el beso me reconforta, sus brazos me traen estabilidad.

—Perdón —la voz de Almartz hace que cortemos el beso —debo ir a ordenar unos asuntos, creo que estará mejor con el muchacho —se dirige hacia mí.

—Gracias Almartz —contesto, aún con los brazos en los hombros de Dean.

—No te olvides de nuestra conversación, Almartz —Dean lo observa fijamente.

—Hasta pronto —escuchamos como se marcha, mientras Dean me guía hacia el borde de mi cama.

—Te contaré el retorcido plan de tu padre —se sienta junto a mí.

—Temo que sea peor de lo que pienso...

Toma mi mano, comenzando a jugar con ella.

—Iba a tener una reunión con Jean y tu padre. Él te quería involucrar en una de las entregas más grandes que realizarán el próximo mes —traga en seco —, Hans convenció a tu padre de no exponerte a Jean, pero este no solo se quedará con esa idea. Aubrey tu padre no vendrá por ti, pero te utilizará en la entrega, tal vez pases desapercibida, pero no estás a salvo.

Un suspiro de cansancio brota de mis labios.

— ¿Qué pasará con nosotros, Dean? —mi voz comienza a entrecortarse.

—No lo sé —suspira con pesar —, esperemos las invitación al evento y armemos un buen plan.

— ¿Y si no funciona?

—Bambi, no todo está destinado.

~*~

Observo de manera distraída a Rob, él se encuentra sirviendo un pedazo de tarta de fresa para Sebastien y para mí. Hemos vuelto a trabajar en la cafetería, después de una semana más de descanso, pero la noticia que hoy hemos recibido, no es nada buena.