3| Amadeus

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Se sentía relajado y eso era agradable. Llevaba semanas sintiendose tenso y demasiado distraido, pero en ese momento incluso podía decir que se sentía bien. Quizá la razón de ese bienestar se debía a que el entrenador Bradfor había cancelado la practica de ese día, eran tan liberador poder salir de la escuela a la misma hora que el resto de estudiantes...

—Gira a la izquierda.

Jason se sobresalto al escuchar aquella voz, pero lo disimulo bastante bien. En el asiento del copiloto se encontraba Billy Tucker, quien le iba dando las indicaciones para llegar a su casa.

—¿Sigo recto?

—Ajá, yo te aviso cuando tengas que girar.

—Bien— Le dio una mirada de reojo. Billy estaba recostado contra el asiento y tenía los pies sobre el salpicadero. Al parecer el rubio era de los que se tomaba demasiadas confianzas, aunque extrañamente eso no le molestaba al capitán. —Vaya...no sabía que vivías cerca de Max. —dijo cuando pasaron frente a la casa del pequeño castaño.

—Sip, es por eso que paso a buscarlo para ir a la escuela—el rubío hizó una mueca de disgusto— o al menos lo hacia antes.

—¿A qué te refieres?

—Pues a que ahora quie lo lleva y lo trae de la escuela es Daemon.

—Claro. —A Jason aún le causaba un poco de escozor aceptar que Max había escogido a Daemon Colter —Le va bien ¿cierto?

—Supongo, estan bastante enamorados y nunca había visto a Max tan feliz...—Billy se calló abruptamente y le dedico una sonrisa de disculpas—Lo siento.

—¿Por qué?

—Es que yo aquí hablando de Max y lo feliz que es...se me olvidaba que a ti también te gusta.

Jason sonrió, vaya quien iba a decir que Billy Tucker fuera tan considerado con los sentimientos ajenos.

—No tienes que disculparte por eso. —se encogió de hombros— Max me gusta, pero a leguas se nota que es feliz con Daemon así que de nada sirve lamentarme por lo que paso.

—Joder, que buen perdedor eres. — el rubio se sento de manera correcta en su lugar. — y yo que pensaba que eras un idiota.

—Eso dolio. — sonrió de medio lado —¿y ya no te paresco un idiota?

—¿En una escala de uno a diez? —fingió meditarlo dándose golpesitos en la mejilla — te daría un cuatro.

—Gracias...supongo.

—¡Gira a la derecha!— gritó Billy haciendo que el capitán frenara de golpe y de no ser porque usaban el cinturon de seguridad, hubieran terminado estampados en el parabrisas.

—¡Dios! ¡¿Acaso quieres matarnos?!

—Lo siento, se me paso...—y el muy tonto empezó a rirse, desgraciadamente Jason terminó contagiándose con su risa.

Jason pusó el auto en marcha nuevamente y giró a la derecha. La calle estaba llena de bonitas casas al clásico estilo americano, con porche delantero y un pequeño jardín lleno de arbustos y flores coloridas.

—Esa es la mía— señalo el rubío. Era una casa de dos plantas pintada de un color verde bastante suave. —Estaciona frente al gareje.

—¿Estas seguro?

—Claro, mi papá vuelve hasta tarde así que no habra problema si bloqueas la puerta por un rato.

Jason asintió y entró por el caminillo que llevaba hasta el garaje. Se bajaron del auto con las mochilas sobre el hombro. El rubio lo guió por el camino que llevaba hasta el porche y subió los pequeños ecalones de manera lenta y silenciosa, cosa que le llamo la atención a Jason.

La suerte del capitán (Suerte #2)Where stories live. Discover now