12| Escapte conmigo

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Perdón por la tardanza, pero necesitaba tener listo este y el siguiente capítulo (el cual publicaré mañana).

Espero lo disfruten 😉
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Jason se sentó sobre el capo de su auto mientras esperaba a que Billy apareciera. Se moría de ganas de saber para que lo había hecho esperar en el estacionamiento. Aun no podía sacarse de encima la sensación de calidez que lo invadio cuando el rubio se le tiró encima al final del partido, era tan agradable y exitante tenerlo cerca que Jason temía terminar volviendose adicto a la cercanía de Billy.

—¡Principe Jason!

El castaño dio un pequeño brinco al escuchar aquella vocecita calida, pero su expresión de desconcierto fue remplazada por una de felicidad cuando vio a la pequeña Sophie Tucker corriendo en su dirección.

—Hola preciosa— dijo al tiempo que se inclinaba para tomar en brazos a la pequeña. —Viste jugar a tu hermano ¿eh?

—Si, es muy rápido cuando esta en el campo...

—Y que lo digas, es tan rápido como una liebre— la niña sonrio divertida— pero no le digas que he dicho eso, sera nuestro secreto.

—Nuestro secreto— repitió la niña.

—¿De qué secreto hablan?— Helen, la madre de Billy se acerco a ellos.

—De nada, de nada— dijo la niña rodeando el cuello de Jason con sus bracitos. —Es algo entre el principe y yo.

—Ajá —La mujer sonrió en dirección a Jason — Hola cielo ¿cómo estas?

—Mucho mejor— No la había tratado mucho, pero la señora Tucker le agradaba. —Por cierto, gracias por la galletas que envió, estaban deliciosas.

—¿En serio? Me alegra que te hayan gustado.

—Si las mejores galletas que he comido nunca.

La señora Tucker se sonrojó levemente.

—Oh, vamos, tampoco es para tanto. —dijo apenada.

—Para mi que debería ponerlas a la venta, le aseguro que se venderían como pan caliente y por supuesto, yo sería su cliente número uno.

La mujer soltó una risa agraciada y le dio una palmadita en la mejilla a Jason.

—Eres tan dulce y agradezco tu confianza en mis galletas pero creo que me reservaré mi receta para la familia — Jason se sintió calido ante el gesto, pues no es que su madre fuera demasiado amorosa con él...digamos que estaba falto de cariño maternal. —Pero no te preocupes que la proxima vez que prepare galletas, te enviaré algunas con Billy o puedes venir a casa y comerlas con nosotros.

—Eso sería un honor para mi...

—¿Qué cosa sería un honor?— Billy apareció interrumpiendo la charla y haciendo que a Jason se le atorara la respiración.

Billy llevaba puestos unos jeans negros que se moldeaban bien a sus piernas, una camiseta de manga larga en color gris y sus botas igualmente negras. Se veía increiblemente guapo.

La suerte del capitán (Suerte #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora