34| Confrontación

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Luego de aquella platica con Daemon había pensado mucho y había llegado a la conclusión de que debía intentar hablar con Billy. Gracias a las cosas que Damon le contó, se dio cuenta de que en realidad había sido injusto con Billy, que si bien tenía derecho a estar enojado por las cosas que el rubio le oculto, también debió ser más racional, dejarlo que se explicara antes de arremeter contra el guiado por su enojo.  Por fin había entendido que aquella ruptura también era su culpa.

Jason había decidido dar el primer paso para arreglar esa situación y no, ese primer paso no era hablar directamente con Billy. Antes debía solucionar ciertas cosas que, si no era en ese momento, tal vez nunca tendría el valor de enfrentar y por lo tanto jamás podría sentirse libre para intentar reparar su relación con Billy. Pero las cosas no eran sencillas, porque por muy dispuesto que el estuviera, las circustacias se mostraban en su contra; y por eso había perdido muchos días buscando el momento correcto para poder confrontar a sus padres.

Aquel jueves por la tarde, a casí un día de la graduación, Jason estaba desesperado, necesitaba hablar con sus padres y por mucho que hubiera deseado hacerlo con los dos a la vez, ellos parecian intuir inconcientemente lo que el quería, porque se las arreglaban para no estar en la casa al mismo tiempo. Sin embargo Jason estaba desesperado y había llegado a tal punto que hablaría con ellos por separado de ser necesario.

Aquel jueves, su padre estaba en casa, lo había visto sentado en la sala cuando volvió de la escuela. Como siempre, Joseph Cooper estaba ocupado con el trabajo, el montón de hojas esparcidas sobre la mesa de centro y la portátil sobre su regazo daban fe de ello. Como era costumbre Jason no lo saludo, se limito a ir hasta su habitación y sentarse en el borde de la cama.

—Es ahora o nunca— le dijo a Amadeus quien se encontraba sentado a su lado meneando la cola de manera inquieta. —Deseame suerte— pidió y el minino se limito a observarlo con sus vivaces ojos verdes, unos que costantemente le recordaban a los de Billy.

Jason salió de su habitación y bajo las escaleras sintiendo que con cada paso, su corazón latía más fuerte. Sus manos sudaban y podía aceptarlo, estaba aterrado de lo que haría, pero sabía que era necesario, que era lo mejor.

Justo cuando llego al final de las escaleras, la puerta principal se abrió y su madre entró por ella con las manos cargadas de bolsas. Se había ido de compras mientras él se torturaba mentalmente por los diferentes y desastrosos escenarios que podía ocasionar su desición. Pero Amanda Cooper había aparecido en el momento "correcto".

—Hola, cielo— susurró la mujer con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos azules.

—Hola mamá— La mujer le tendio unas cuantas bolsas para que la ayudara. —Este...yo...—Ella levantó la vista observándolo un poco cansada y a Jason se le seco la boca. —Necesito hablar contigo...

—Bien, vamos a la cocina para que pueda tomar algo de beber mientras te escucho.

—No— la mujer lo vio sin comprender— también necesitó hablar con papá y justo ahora esta en la sala.

Y la expresión de su madre se volvió agría y distante, como prueba de lo mucho que le desagradaba que nombraran al hombre que alguna vez considero su amado esposo.

—En otro momento será— la mujer intento desentenderse, pero Jason no podía seguir porstergando aquel momento, sus nervios no se lo pemitían.

—Lo siento, mamá, pero necesito hablar con ustedes hoy.

Y dicho eso, tomo a la mujer por la muñeca y la arrastro ignorando sus quejas. Al entrar a la sala casí se hecha para atrás al ver la mirada ceñuda que le dio su padre con aquello duros y fríos ojos grises.

La suerte del capitán (Suerte #2)Where stories live. Discover now