Extra 1: Tú y yo

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El primer año para Jason fue una mezcla de emoción, espectativa, miedo y muchas cosas más. Fue toda una experiencia mudarse de aquella ciudad en la que crecio y paso los peores y los mejores años de su vida, pero sin duda lo que más le costo fue dejar atrás todos los recuerdos que tenía con Billy Tucker, su amado novio quien estaba viviendo en Seattle.

En Boston todo era distinto. Las personas se movían a un ritmo diferente y en especial los estudiantes universitarios que iban de aquí para allá con prisa y la cabeza enterrada en libros de texto o usando su poco tiempo libre para utilizar sus teléfonos y quizá enviar un par de mensajes a sus amigos, como en el caso de Jason. Adaptarse a una nueva rutina fue díficil y ni hablar de adaptarse a su compañero de cuarto en la residencia estudiantil...en realidad Jason no llego a acostumbrarse a aquel chico; era altivo, desdeñoso y tal vez no lo dijera en voz alta, pero Jason sospechaba que el chico era homofóbico.

Fue una suerte que después del primer mes pudo hacerse con un trabajo a medio tiempo en una cafetería/restaurante cerca del campus, la paga no era tan mala y por lo tanto se arriesgo a buscar un apartamento compartido para dejar la residencía  y a su odioso compañero. No fue tan díficil y en cuestión de semas consiguió un apartamento a unas calles del campus. Tuvó que compartir con dos chicos y una chica, pero ellos eran agradables y no tardaron en hacerlo sentir agusto, además de que no tuvieron problema alguno cuando les revelo que era gay; y por si las cosas no eran suficientemente buenas, por fin pudo hacer que su madre le llevara al pequeño Amadeus (que ya no era tan pequeño), pues antes en la residencia de la universidad no tenía permitido tener mascotas.

Además para sorpresa de Jason no tuvo que preocuparse demasiado por el costo de su matrícula estudiantil y tampoco por los gastos que generaba su estadía en Boston. De alguna manera su madre se las arregalaba para mandarle una cantidad considerable de dinero cada mes y a pesar que se había negado una y otra y otra vez, su madre insistió y lo obligo a abrir una cuenta de ahorros. Pero Jason se negaba a despilfarrar aquel dinero, pues sabía que su madre siendo ahora una mujer divorcida, necesitaba mantenerse a si misma y a pesar de que Amanda había montado un salón de belleza que según ella- le daba de sobra para vivir desahogadamente- Jason no quería abusar de ello y por eso seguía trabajando en la cafetería serca del campus y gastando solamente una muy pequeña parte de lo que su madre le enviaba.

Podía decirse que aquel primer año a Jason le fue de maravilla, se centro en sus estudios y logro salir jodidamente bien el primer semestre, tanto así que le concedieron media beca. Sentía que por fin estaba haciendo las cosas bien... Sin embargo eso no cambiaba el hecho de que extrañaba a Billy, lo hechaba tanto de menos que cuando salía del trabajo lo primero que hacia era volver a su aprtamento y llamar a su chico, le bastaba solo con escuchar su voz, el sonido de su risa flotando a traves del auricular...eso lo hacia mantener los pies sobre la tierra y no dejar que el agobio de la distancía lo hiciera rendirse.

Claro que muchas veces una llamada no bastaba y terminaba hundiendo la cara en la almohada y dejaba que las lágrimas se derramaran de sus ojos. A veces se encontraba a si mismo deseando dejar todo tirado, abandonar Boston, tomar sus cosas y mudarse a Seattle porque la ausencia de Billy dolía y se sentía demasiado solo en aquella gran ciudad. Lo único que lo detenía de cometer semejante locura era saber que si hacia eso jamás se lo perdonaría y que entonces haber enfrentado a su padre y haber salido del closet no tendría ningun sentido.

Sabía que solo serían unos años, tal vez cuando Billy terminará su carrera aceptara mudarse a Bosto y así reducir el tiempo de separación que aun les quedaba. Pero antes de siquiera pensar en un futuro tan lejano, preferia concentrarse en vivir su día a día y eso le ayudó a llegar a completar un año sin tropiezos demasiado grandes.

Aquel día, uno de finales de octubre, Jason suspiró un tanto emocionado. Estaba sentado en el aeropuerto listo para tomar un avión que lo llevara al único lugar en el que quería estar. No se suponía que debería estar ahí pensando en dejar la ciudad, pero el destino o quien fuera le estaba dando un respiro, le estaba dando la oportunidad de ir hacia la persona que tanto extrañaba.

La suerte del capitán (Suerte #2)Where stories live. Discover now