9| A corazón abierto

24.5K 2.6K 813
                                    


No sabía ni siquiera por donde empezar. Por extraño que pareciera, Jason tenía la certeza de que Billy no lo juzgaría, aun asi resultaba increiblemente difícil empeza a hablar, pues también sabía que una vez empezara a hablar no se detendría hasta haber expulsado todo.

-Bueno, veras...-Tomó una inhalación profunda y se quedó en silencio nuevamente.

-Hey- Billy le dió un suave apretón en el hombro-Si no estas listo para hablar, entonces no lo hagas, no quiero que te sientas obligado.

-No es eso...- se bajó de la cama y empezó a pasearse por toda la habitación, sentía los nervios de punta. -Es solo que no se ni siquiera se por donde empezar, hay tantas cosa que me estan molestando que no se ni siquiera con cual iniciar.

-Entonces cuentame la que más te molesta.

Esa era buena idea, porque cuando dijera lo que más daño le hacia, entonces todo se volvería más fácil ¿cierto?

-Sucede que- empezó el capitán - mis padres estan teniendo problemas con su matrimonio. Ellos discuten mucho y no sé, eso me esta volviendo loco. - se metió las manos en los bolsillos de su pantalón de pijama, habían empezado a temblar. -La principio discutian a solas, ya sabes algun comentario acido por aquí otro por allá y de pronto solo empezaron a gritarse cada vez que se topan de frente y es agotador tener que escuhar los insultos que se lanzan. - Tuvó que para un momento -Y trate de mantenerme alejado de ello, pero se volvió casi imposible cuando sus discusiones empiezan por mi culpa.

-¿Por tu culpa?- preguntó el rubio con confusión.

-Si, por lo general empiezan hablando sobre mi futuro, sobre lo que debería de hacer con mi vida y luego simplemente empiezan a gritarse como si en lugar de ser esposos fueran enemigos con una guerra declarada y yo no se que hacer...así que escojó el camino más fácil y me escondo aquí en mi habitación -Soltó una carcajada rota y dolida que hizó estremecer a Billy - Pero últimamente eso ya no es suficiente, puedo escuhar sus gritos desde aquí. Es por eso que Amadeus yo yo hemos estado duermiendo en el cuarto de baño, usamos la tina como cama y pues no es demasiado comoda.

Jason se sentía demasiado vulnerable y por eso no se atrevía a ver al rubio a los ojos, por eso camino hasta el sofá en donde el pequeño Amadeus dormitaba. Tomo al minino en sus manos y se sentó para luego ponerlo en su regazo, le tranquilizaba sentir su suave pelaje.

-¿Que otra cosa te molesta?- preguntó Billy en tono suave.

-El futbol - dijo sin pensarlo demasiado - Últimamente he sentido que no funciona para mi. Simplemente ya no quiero jugar y no se que hacer con eso.

-¿Por qué no funciona?

-Es que...-Suspiró entrecortado y sentía como un nudo se formaba en su garganta. -No lo sé, simplemente ya no me llena. Antes podía pasar horas jugando con el balón, me divertía y era todo lo que necesitaba e incluso el futbol me ayudaba a relajarme. Pero ahora siento que me ahoga, que para mi no existe nada más que eso, que Jason Cooper no es nada sin el maldito futbol.

Billy se quedo pasmado ante esa afirmación y Jason al no recibir respuesta ante eso decidió continuar hablando, porque ya no había forma de detenerse.

-Tú quizá no sepas esto, pero yo tenía un hermano mayor. Su nombre era Andrew y era cuatro años más grande que yo.

-¿Es el chico de la foto?- Inquirió Billy y Jason no necesito verlo para saber que señalaba uno de los retratos familiares que pendían de su pared.

-Si. -Pensar en Andrew siempre era doloroso. -Él me enseñó a jugar al futbol. Yo jodidamente lo admiraba y lo amaba, eramos algo así como mejores amigos. Solía llevarme a practicar los domigos y siempre me ayudaba a mejorar, me señalaba mis errores y hacia todo lo posible para que los corrigiera. - Cerró los ojos y se obligó a empujar todos sus recurdos al fondo de su mente. -Cuando tenía doce años el murió, él era muy bueno jugando futbol, de hecho estoy seguro que si no hubiera muerto, ahora seria profesional.

La suerte del capitán (Suerte #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora