Noveno año

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Con gran maestría, el señor Loud quebraba los huevos que Lori le iba pasando, la niña atrapaba las cáscaras de los mismos cuando su padre los arrojaba sobre su hombro para tirarlos. Con rápidos movimientos de la espátula, comenzó a revolver la gran cantidad hecha, mientras atenta a todo el procedimiento, Leni los observaba asomándose por encima de la mesita de la cocina.

—Sirve la avena, Lori. Después llévala al comedor.

Tras ponerse los guantes para bajar la olla, la niña de ocho años obedeció a su padre tomando los cuencos para verter la sustancia. Su hermana se acercó ansiosa saludándola con una sonrisa.

—¿Puedo ayudar?

Lynn no estaba seguro de si podría ser esa una buena idea. Su segunda hija todavía seguía siendo muy descuidada como la pequeña de siete años que era, aunque en realidad llegaba incluso a serlo más que sus hermanas Luna y Luan. Lori pareció pensar lo mismo dada la expresión que puso, pero a diferencia de su padre, le concedió mejores expectativas.

—Uno a la vez, sujétalos con ambas manos y sé cuidadosa.

Obediente y concentrándose en lo que hacía, Leni hizo caso buscando tener el mayor cuidado posible, lo que volvió la acción tan lenta, que los últimos dos cuencos Lori tuvo que llevarlos ella misma a la mesa en un tiempo menor de lo que a su hermanita le tomó llevar el último. Bien, al menos esta vez no había roto nada, pensaba el padre de familia cuando se encargó de servir los huevos.

—¿Quieren que vaya a traer a mamá?

—No, Leni —finalmente intervino—. Déjala descansar. Tu madre sigue un poco agotada a causa de tu hermanito.

—¿Ahora qué hizo Lincoln?

—No habla de Lincoln —la corrigió Lori—. Habla del bebé que tienen en la panza esta vez. Mejor ve a llamar a las otras para que se preparen.

—Está bien. ¿Empiezo con Lincoln?

—No, Leni. Lincoln todavía no va a la escuela. Se quedará a cuidar a mamá.

Comprendiendo a medias, Leni se marchó para seguir las indicaciones de su hermana. Al subir las escaleras, no se fijó y se tropezó con una pequeña arpa que estaba tirada en el camino, esto la hizo perder el equilibrio y estuvo a punto de irse de espaldas de regreso a la planta baja, la impresión le hizo pegar un grito, pero la tragedia jamás ocurrió.

Lori que la había escuchado, corrió desde el comedor a su encuentro.

—¿Qué ocurre? ¿Estás bien?

La mayor miraba bajo las escaleras a su hermana apoyada sobre el cuerpo de Lincoln. El niño al darse cuenta lo que ocurría al asomarse hacia el pasillo, rápidamente fue a rescatar a Leni, consiguiendo posicionarse de espaldas frente a ella, impidiendo así que se cayera.

—Nada, ya me iba a caer, pero Lincoln me salvó la vida.

Lori no estaba tan segura que tan cierto podía ser esto, pero en efecto el niño de dos años en pijama que pudo haberse caído también con ella, resultó lo suficientemente listo para no intentar sujetarla de frente con sus manos, pues el peso lo hubiera vencido.

—¿Y cómo es que Lincoln no está en su cuna? ¿Lo sacaría Lynn?

—¡Me shalí sholito! —canturreó Lincoln orgulloso de sí mismo.

Lori escuchó a su padre llamarla para que siguiera ayudándolo, por lo que dejó a ese par para regresar a la cocina, pensando tal vez sugerirle más tarde a sus padres que iba siendo hora de considerar conseguirle una cama a Lincoln y guardar la cuna para el futuro bebé... al menos si este no se perdía en el camino como sucedió con el anterior.

Aniversarios (The Loud House)Where stories live. Discover now