39: Eres eterno para mí

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Teresa se quería negar a lo que le pedían, apretando los puños sobre sus muslos.

—Debes hacerlo —rogaba Helen—, es importante, hallarás valor cuando estés al frente. Es importante que todas sepan la verdad.

La chica cerró los ojos y suspiró, tratando de deshacer el nudo en su garganta, era duro recordar, era duro tan solo pensarlo un segundo. De todos modos ya estaba ahí, mientras más rápido lo hiciera, acabaría y podría irse. Se puso de pie y caminó, se dirigió al borde del tercer nivel que tenía ya un balcón listo para que hablara, además su imagen era mostrada en grande en la gran fachada.

Miró a las mujeres abajo acumuladas, talvez miles, muchas más la veían a nivel nacional, los drones del noticiero se elevaron, flotando cerca de ella. Vio el sol en lo alto, que a pesar de estar ahí, ni siquiera la calentaba, no lo sentía, el frío ardía en sus mejillas y amenazaba con cortar su piel, eso sí podía notar.

—¿Es cierto que mantuviste oculto a ese hombre? —preguntó la voz de la mujer de las noticias a través de uno de los drones de su costado.

Sus labios hicieron una sola línea, el inferior tembló contra el superior, tragó saliva con dificultad para deshacer el leve nudo que se le formaba en la garganta. Su corazón bombeaba como loco, sentía su pulso ahogarla. Dio un hondo respiro y vio al frente.

—Lo oculté porque me enamoré de él, le amé muchísimo —murmuró, sin embargo, se escuchó claramente gracias a los micrófonos de los drones—. Le amo —enfatizó—, con toda mi alma... —Bajó la vista un segundo y volvió a ver a las mujeres, frunciendo el ceño—. Lo oculté porque sabía que podían hacerle daño, así como aquel día en el que fue encontrado un delfín, y en vez de hacer algo productivo, solo pudimos hacerlo desaparecer de nuevo. Eso es lo que somos capaces de hacer como humanidad, no pueden decir que ellos por ser hombres arruinaron el mundo, nosotras también formamos parte en ese entonces, también lo hicimos. —Empezaba a sentir rabia por todo—. Ese hombre apareció en mi vida y aunque en un principio también le temí y hasta llegué a pensarlo como un bicho más, como todas ustedes lo han de hacer, me conquistó, demostró ser una valiosa persona, un humano con sentimientos, con personalidad, y para nada malvado.

Pudo notar que a sus costados eran proyectadas las imágenes y videos de ellos juntos, que Helio había conseguido, verlos era enfrentarse al dolor arrasador que la embargaba.

—Si ellos volvieran y les diéramos amor desde su nacimiento, algo que el mundo antiguo no tuvo para todos, nuestro presente podría convertirse en situaciones como las de esos videos —dijo con dificultad a causa de su voz que se quería quebrar—. Arreglamos gran parte de los problemas que destruyeron a nuestros ancestros, desaparecimos el hambre, muchas de las enfermedades y las desgracias... estamos listas para complementar a la humanidad, porque puede que muchas piensen que no los necesitamos, pero la humanidad es una sola, siempre lo fue. Hombres y mujeres por igual, la naturaleza solo los disminuyó en cantidad, pero jamás los hizo retroceder, eso fue obra de las mujeres en los primeros años de M.P, sociedad que se formó muchísimo antes de lo que figura en la historia, y que solo buscó deshacerse de ellos modificando sus genes, aprovechando que empezaban a ser cada vez menos, aprovechando el poder de farmacéuticas ya dirigidas por sus miembros, y luego de no mucho, el poder que tenían sobre cada uno de ellos en el Edén. Les acusan de haber hecho cosas horribles, pero lo que se les hizo fue igual de monstruoso.

—Entonces, ¿regresarán los hombres a andar entre nosotras? —quiso saber la de las noticias.

Teresa asintió y eso inició los murmullos.

—Ya lo he dicho, además, no importa si no todas están de acuerdo, ya se demostrará con el tiempo que así debe ser, la nueva líder apoya el proyecto. Ya no habrá excusas de que eran crueles, el mundo en general lo era, la maldad está en todos, como ya han podido ver. —Sabía que Helio había transmitido todo, incluso cuando Adrián la protegió con su propio cuerpo—. También está en nosotras las mujeres, perdimos el control al aparecer él. Quizá erré al ocultarlo, quizá debí enseñarlo, ir demostrando su verdadero ser, pero el amor te hace egoísta... Ahora es tiempo de arreglar las cosas.

Adán: el último hombreWhere stories live. Discover now