I

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La noche le pertenencia, él era mejor que cien humanos juntos, deberían saberlo, pero al parecer sus tontos cerebros les hacían creer que si cinco de ellos se juntaban lograrían vencerle.

Por favor, él era más fuerte, más hábil, más rápido, más inteligente.

Ver a través de su emboscada fue sumamente simple, romper el cráneo de dos de ellos lo fue aún más. Beber de otros dos fue ligeramente satisfactorio. Ver el terror en uno de ellos fue lo mejor de la noche, observar como sus pupilas se dilataban y su rostro desfigurado por el terror. Escuchar sus latidos fuera de control, como en un último intento levantaba el arma que tenía en sus manos y apuntaba solo para sentir un terror aún mayor al ver que las balas no le detenían, como ni siquiera le hicieron sangrar, le resultó lo suficientemente entretenido como para soltar una carcajada que provocó que le corazón del humano colapsara y entre retortijones de dolor lograra llamarle ''monstruo''.

Cuando al fin estuvo junto a él se arrodillo solo para confirmar estaba muerto, no es como que necesitara confirmarlo pues desde hacía unos segundos no escuchaba su palpitar, pero creía que quizá, observando el cuerpo sin vida podría sentir pena. La verdad es que no la sintió. No le extrañaba que hubiese muerto, era viejo, ''algo que tú nunca serás'' susurro su mente, ignoro el pensamiento.

- Deberías agradecerme, a diferencia de mí, tu cuerpo envejece, en unos años mas no podrías valerte por ti mismo y así como tú te deshiciste de tus padres tus hijos lo harían contigo. Tu mente se nublaría aun más, y tu muerte habría sido lenta. Tanto que en tu último día solo te recordarían con fastidio, como el viejo que estaba en los rincones mendigando comida sin poder comerla a falta de dientes. Pero como yo te he matado ahora te recordarán como una víctima más, como un hombre valiente y honorable. Podrás renacer en otra época, aunque no te aseguro que vaya a ser mejor, este mundo se pudre cada día mas. Aunque sería más apropiado decir que ustedes se esfuerzan cada vez menos en mostrar toda la mierda que llevan dentro. Son más cínicos.

- Tu habito de quejarte con los muertos sobre la carencia humana no ha desaparecido, ¿verdad Osamu?- le interrumpió una voz que conocía muy bien.

- Que te puedo decir, después de todo, son los únicos que no me replican ni se molestan- contestó mientras se levantaba y miraba al ojiverde que estaba tras él.

- ¿lo lamentas?

- No.

- ¿extrañas tu humanidad?

- No la necesito. ¿Por qué siempre me preguntas lo mismo, Edogawa?

- Tengo la esperanza de que un día seas sincero contigo mismo, eso es todo.

Antes de que Osamu pudiese responder el otro ya se había ido. Suspiró. No había nada que pudiese ocultársele a Edogawa ni cosa que no pudiese descifrar. No le consideraba un amigo, pero le respetaba y sentía cierta admiración hacia él. Y este al parecer tenía algún tipo de afecto hacia su persona. No se metían en los asuntos del otro y había logrado quedarse en el mismo territorio. Suponía que era porque ambos esperaban lo mismo, ambos estaban encadenados a ese lugar hasta que el alma que deseaban apareciera de nuevo en la tierra. Y por alguna razón, ambas iban a aparecer ahí.

- Lo que lamento no es haber dejado de ser humano, lo que lamento es no haberlo hecho antes. Que si muero, no podre renacer como ustedes- le confesó al cadáver que seguía en el piso- Pero que vas a saber tu que incluso estas frió ya.

Y con una sonrisa en el rostro se alejó de ahí.

Samsāra Where stories live. Discover now