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Era cerca de medio día, domingo para ser exactos. Hacía más calor al que Chūya estaba acostumbrado, empero, estando dentro de la iglesia como estaba se sentía fresco.
Atsushi era el encargado de limpiar todo después de la misa. Él le ayudaba, no des-interesadamente sin embargo.

ーAtsushiー murmurómientras limpiaba los candelabros. Estaban hombro con hombro y no era menester hablar alto.

ーDime, Chūya.

ー¿Qué opinas de los demonios del placer?

El candelabro que Atsushi sostenía cayó, produciendo un gran eco por el lugar. Inconscientemente Chūya tapó sus oídos pero el peliblanco no reaccionó al momento. Tras unos segundos más sonrió.

ー¿Tu crees que esas cosas existen?ー contestó mientras levantaba el objeto que segundos antes había tirado.

ー Soy un cazador. Creo en la existencia de todo tipo de demonios.

ー Cuentos de abuelas, no creo en su existencia. ー volvió a contestar con una sonrisa y Chūya observó, no sin asombro, que no titubeaba, no había indicio alguno en su mirada ni en su cuerpo que delatara su mentira.

ー¿En que tipo de demonios crees entonces? ー preguntó esta vez, mientras ambos volvían a limpiar.

ー En dos tipos: el que se enamoró y los que fueron engañados.

ー¿Disculpa? ー inquirió con verdadera curiosidad.

ー No creo sea el tema más conveniente justo ahora, Chūya. Estamos en una iglesia.ー señaló guiñando un ojo al ojiazul y se alejó para barrer.

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Los niños del orfanato, el cura y Mizuki ya se habían ido a dormir, solo quedaban Atsushi y Chūya en la cocina.

Decir que Chūya estaba frustrado sería un eufemismo, durante todo el día el chico de ojos heterocromaticos le había estado evitando, además, le había mentido sin dudar ni hacer gesto alguno. Lo último le llenaba de molestia e incomodidad.

ー Era precioso, era puro. Todos lo eran, me dirás con razón, pero él lo era de forma diferente. ーAtsushi empezó a hablar mientras limpiaba, dándole la espalda.

ー¿Perdón?

ー Los ángeles no tienen sexo, Chūya.ー aclaró mirándole de soslayo y volviendo a su laborー Era hermoso, puro y cuando sonreía mi corazón palpitaba tan fuerte... ー pronunció con voz soñadora que se volvía amarga al continuarー pese a todos los sentimientos que emanaban de mi en su compañía, yo no debía amarle de esa manera. A diferencia de ustedes, nosotros no podíamos amar a nuestros semejantes, no estábamos hechos para albergar amor romántico. Solo debíamos amar al creador y la creación.

ー¿Qué hiciste entonces?

ー Si yo no podía amarle ahí, buscaría un lugar donde se pudiera. Yo era el más listo de todos, fue fácil mentirle al Lucero de la mañana, fue fácil llenar su mente de alagos y alabanzas, de ideas donde él gobernaba. Y él creyó todo lo que le dije, creyó que merecía compartir lugar junto al creador sin sospechar de mis intenciones. Convenció a muchos más y peleamos.
Nunca tuve la intención de pelear, sino de huir con él, con quien iluminaba mis días. Pero el destino es cruel, ellas son tan crueles que se divirtieron con la idea de que fuese un amor unilateral.

ー¿Ellas?

ー Ya las conociste, así como se divirtieron conmigo lo hacen contigo. Espero seas más listo porque todo depende de ti.

ーAtsushi, no te estoy entendiendo.

ー Yo no soy Atsushiー pronunció con burla.

Al escucharle decir eso, se acercó rápidamente al chico que aún le daba la espalda, colocó una mano sobre su hombro para girarle y al hacerlo, despertó.

Samsāra Where stories live. Discover now