Intermedio - RanPoe-

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Un demonio mentía, engañaba, disfrutaba el dolor humano, se divertía con la desgracia y se burlaba de Dios constantemente.

Un demonio era feliz en el infierno.

Ranpo definitivamente no se sentía como un demonio. Quizá solo en la parte de burlarse de Dios constantemente.

Habia sentido celos de los humanos porque ellos podían amar, sin embargo, con el pasar del tiempo llego a sentir pena también porque ellos no cuestionaban a su creador, confiaban ciegamente creyendo que su Dios hacia todo para su bien. 

Sus hermanos demonios estaban coléricos por ser arrojados del cielo. Ellos deseaban acabar con la humanidad. Pero no Ranpo.

Ranpo era inteligente, Ranpo sabia que si queria hacer pagar a Dios por lo que hizo a su amado lo mejo era devolver el golpe volviendo a los humanos contra él.

Ranpo vio el dolor en su amado, vio como se quebraba, vio como perdió la cordura, observo su suicidio sin poder hacer nada. 

A él podría haberle hecho lo que deseara, no le habría importado en lo mas mínimo sufrir en un olla de fuego por cien milenios si el ángel que amaba estaba a salvo... y Dios lo sabía, por eso es que le hizo perder lo que amaba, para que viviera en un infierno que no podría soportar.

Ese fue el punto sin retorno. Edogawa presto su inteligencia a Lucifer por ultima vez: le mostró la forma de corromper a los humanos. 

El fruto prohibido y una serpiente fue todo lo que se precisó para la labor.

El paraíso fue cerrado para esos humanos, la obra perfecta fue corrompida y entonces los demonios eran libres de dañarlos y Ranpo de volverlos contra Dios.

No todos los humanos creían en él, claro que no, porque seguían confiando en Dios. Pero siempre se encontró con mentes curiosas, con hambre de conocimiento, con deseos de entender y el alimentó a esas almas con lo que deseaban. Y cuando obtuvieron conocimiento ellos mismos notaron no necesitaban a Dios -no del todo, pues seguían teniendo una parte espiritual-. 

Mientras que él se mantuvo entre humanos, sus hermanos dañaron como deseaban y entre los caídos se levantaron siete  príncipes (De alguna manera lo incluyeron como uno). Asmodeus fue el único con el que mantuvo contacto y no por deseo sino por necesidad.

Él y Asmodeus fueron los únicos que daban a los humanos algo que deseaban sin dañarlos demasiado, mientras que él daba conocimiento, su hermano daba placer carnal. 

Por supuesto, Asmodeus buscaba su propio placer y sus hijos (sucubos) también, pero los humanos eran felices con ello. Sin embargo, Edogawa descubrió que cada cierto tiempo Asmodeus tomaba forma humana y se quedaba junto a un humano como compañía.
No le extrañó, sus hijos también parecían encapricharse en ocasiones y se hacían pasar como simples mortales. Hasta que lo notó, la esencia de vida de cada uno de sus ''caprichos'' era la misma.

Asmodeus, o Akutagawa como se hacia llamar, estaba prendado de un alma humana.
La ironía fue tanta que no pudo evitar reír.

 La iluminación llegó a su mente: Su amado murió como humano, debía renacer también.

Lloró por primera vez.

Lloró por haberle perdido, lloró por ese tiempo que había pasado solo. Lloró de de alivio al saber le encontraría, lloró por lo que no fue y por lo que sería, porque él le buscaría en todo el mundo de ser necesario hasta encontrarle y le protegería con su vida misma.

Construyó su propio imperio en la tierra de nadie, donde no le molestarían y donde sería feliz junto al ángel que amaba.

Viajó por el mundo, buscando y enseñando. De cada lugar que visitó guardó un objeto; se prometió a si mismo enseñarle a su amor cada una de las cosas que no podía ver y le contaría lo que hizo todo ese tiempo sin él.

Samsāra Where stories live. Discover now