Mírame a los ojos -Terminada-

Pues acostumbrate ____, la vida es injusta.

Cap 10:

Narra _____

Luego del comentario de Austin no volvimos a hablar, lo único que se escuchaba era el ruido del motor y los autos que pasaban a nuestro lado en la carretera. Liego de dos horas y media mas de viaje Austin se detuvo en la entrada de una casa, era hermosa, bastante grande de piedra y con inmensos ventanales, quedé boquiabierta mirandola y unos momentos después un ruido en la ventana me sacó de mi estado de maravillamiento, miré al costado y era Austin, golpeando el vidrio de la camioneta con la llave. Abrí la puerta y bajé.

-De quién es esta casa?- Pregunté indiscretamente.

-De mi tía, Lisa, nos quedaremos aquí este mes- Respondió él mirandome.

-Ella no tiene problema con eso? Es decir, tener que lidiar con dos adolescentes durante un mes?- Dije extrañada.

-Uno: No, no tiene problemas con que nos quedemos- Dijo numerando con los dedos- Dos: No tendrá que lidiar con nosotros ya que se fué a Canada con su marido por un trabajo que le surgió a él, se quedará allí los siguientes dos meses- Me miró fijamente- Tres: No somos dos adolescentes, yo soy un adulto, tu, bueno, tu si eres una tonta adolescente- Dijo con aire presumido.

-Aveces no te entiendo- Exclamé seriamente. Estaba enojada, primero me trata mal, luego se ofrece a cuidarme, después me dice linda, no me vuelve a hablar en todo el viaje y ahora me dice que no soy mas que una tonta adolescente.

-Oye, no te enojes- Dijo riendo-

-Dime que es lo gracioso así me río contigo- Lo miré desafiante.

-Lo gracioso eres tú- Mi miró de la misma manera.

-Quién te crees?- Me exasperé.

-Austin Mahone, mucho gusto- Dijo tendiendome la mano, burlandose de mi.

-Eres un idiota Mahone- Me dí la vuelta y caminé tres pasos antes de volver a escuchar su voz.

-No piensas tomar tus maletas? Iba a llevartelas yo mismo, pero luego de como me llamaste tendrás que hacerlo tu sola- Sonrió. Seguía burlandose de mi.

-Genial, ahora me castigas?- Caminé a pasos largos y rápidos, tomé las maletas -Idiota- Susurré por lo bajo- Me dí la vuelta, Austin estaba abriendo las puertas de la casa, caminé como pude con las pesadas maletas hasta adentro y quedé aún mas enamorada del interiór de la casa, estabamos en la sala de estar, habpia pisos de madera, un sillón de cuero color chocolate, una hermosa chimenea hecha de piedra, una pequeña mesita enfrente del gran sofá y un plasma enorme colgado sobre una de las paredes, estas estaban pintada de bordó, las columnas eran blancas y uno de los ventanales del frente iluminaba absolutamente toda la habitación, y siendo que eran apenas las 8 de la mañana, en pleno verano, el sol brillaba mágicamente.

-Las habitaciones son arriba- Dijo tomando sus maletas- Sigueme- Comenzó a subir las escaleras.

-Piensas hacer que suba las maletas sola?- 

-Pues sí- Fruncí el seño ante su respuesta- Deberías haberlo pensado antes de llamarme idiota dos veces.

-Es injusto- Me quejé, tomando mis maletas y colgandome la mochila bien al hombro mientras me acercaba a las escaleras para comezar a subirlas

-Pues acostumbrate ____, la vida es injusta- dijo retomando la subida.

-No me vengas con tu filosofía barata ahora, soy yo la que quedará sin brazos después de estos- respondí jadeando, realmente me estaba costando la subida-

-No exageres, no es para tanto- El ya había llegado al último escalon, a mi aún me faltaban 3, y, aunque eran relativamente pocos, luego de los otros 13 subidos, con dos pesadas maletas en mano y una mochila en mi espalda, sentía que iba a morír en cualquier segundo. Austin me tendió la mano.

-Por si no lo notas, mis manos están ocupadas- El retiró su mano y tomó una de mis maletas.

-Que caballero- Dije sarcasticamente.

-Lo se- Dijo el presumido.

-No conoces algo llamado sarcasmo?-

Austin solo rodó los ojos. Caminamos por el pasillo hasta llegar a una de las habitaciones

-Aquí dormiras, mi habitación está justo enfrente- Dijo señalando una puerta blanca al otro lado del corredor-

-Bien- Dije entrando a la habitación- 

-Luego nos vemos- Dijo el-

-Adiós- Cerré la puerta y me dediqué a observar el lugar.

Era grande, las paredes eran blancas, la cama de dos plazas, con un acolchado lila y almohadones violetas, al lado había una mesa de luz blanca con un velador moderno plateado, enfrente de la cama había colgado un plasma, del otro lado de la habitación había un gran armario blanco y había algunas fotos colgadas en una de las paredes, me acerqué para observar mejor y ví a una hermosa mujer, rubia, con la sonrisa perfecta, supuse que era la tía de Austin, al lado de ella había un hombre de tez blanca, pelo castaño y ojos marrones, debía ser el marido de la mujer, estaban abrazados con en la playa. Al lado de esta foto había otra, era la misma mujer, pero mas joven, estaba con Michele, y un niño en brazos, era Austin, se veían muy tiernos, Austin sonreía y tenía un algodón de azucar en la mano, era completamente tierno.

Me alejé de las fotos y abrí una puerta que había en la habitación, había un baño, bastante grande, blanco con tonos dorados. Salí del baño y abrí una de las maletas para acomodar todo en el gran armario, terminé y me recosté en la cama pensando en todo lo que estaba pasando, alguien quería matarme y ni siquiera sabía por qué, estaba lejos de Alex, de mi mamá, e iba a tener que vivír con Austin, si mi padre estuviera vivo esto no estaría pasando, lagrimas cayeron por mi rostro hasta que mis ojos se fueron cerrando y caí en un profundo sueño. Desperté, miré la hora en el despertador que había en la mesa de luz, mediodía, me levanté y fuí al baño, estaba hecha un desastre, tenía los ojos hinchados producto del llanto y la siesta que había tomado. Tomé el estuche de maquillaje que anteriormente había dejado y tomé el cepillo, me peiné y luego me lavé la cara, me puse algo de corrector de ojeras y mascara de pestañas, me lavé los dientes y me puse algo de brillo labial, salí del baño, lista. Bajé a la cocina, allí estaba Austin, preparando pizza.

-Tienes hambre?- Preguntó-

-Algo- Dije, la verdad es que ni siquiera había desayunado y eran las 12 del mediodía, pero no tenía hambre, no con todo lo que estaba pasando en mi vida.