Capítulo 23

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Al separarse, ella no podía dejar de llorar, bajó la cabeza mientras sollozaba. Stephen le tomó la barbilla e hizo que le viera de frente. Sus ojos emanaban un brillo más allá de lo normal. Intentaba mantenerse firme, no retractarse, aunque sus sentimientos gritaban otra cosa.

–Dime que en la este momento no sientes nada. -Le decía Stephen muy bajo, a lo que ella se separó lentamente-

–No lo voy a negar. Pero tampoco puedo seguir así. Ya lo he dicho tantas veces que me siento mal por ello. Pero ya lo que se tenia que decir se dijo. Tu tienes que hacer tu trabajo, y yo debo seguir con mi vida. Lo que dure mi estadía aquí o donde sea. Yo tengo que ser fuerte, tener convicción y aunque me duela, esto tiene que ser así. Ahora voy a pedírtelo otra vez, por favor, vete. -Fue hacia la puerta y abrió- Y no me busques más. -Intentó sonreír nuevamente- Pero recuérdame así, sonriendo. Porque esta soy yo, una loca feliz. -Stephen le miraba buscando alguna otra opción, pero ella no se inmutaba, bajo la mirada y se quedó esperando a que saliera. Él bufó y negó mientras caminaba hacia la puerta. Al estar frente a ella intentó tomarle la mano, pero ella la apartó, en ningún momento levantó la mirada, nunca le vio. Al este salir del departamento, ella se apresuró a cerrar la puerta y se deslizó hacia el suelo mientras lloraba. Y del otro lado, Stephen solo pegó su cabeza de la misma mientras suspiraba.-

Algunas horas más tarde, Strange lo único que quería era desaparecer, olvidarse de todos y de todo. Personalmente se sentía abatido, sentía que había perdido algo enorme, quizás una parte de su corazón, esa parte que le hacia sentirse humano, esa parte que le hacia sentirse como solo un hombre. Estaba consciente de que todo eso era su culpa, por ser como era. Pero esa otra parte de la cual ese maldito demonio era culpable, le hacia hervir la sangre. Si antes estaba dispuesto a acabar con él, ahora estaba completamente decidido. Sentado en una banca en Central Park y con un café en la mano, café que ya estaba frío de tanta vuelta que le daba, no veía a nada ni nadie. Tenía la mirada perdida en un punto fijo en el suelo. Por su cabeza pasaban cientos de imágenes que parecían ser al azar, pero todas hacían que su rabia, su ira aumentaran. En un instante vio que alguien se acercó a él, lentamente alzó la mirada y observó a Christine que le miraba desconcertada.

–El mundo es un pañuelo, de todas las personas que podría imaginar encontrarme aquí, tu eras la última. -Le dijo un poco graciosa- ¿Qué haces aquí?

–Pensar, pensar en el desastre que se ha convertido mi vida. -Respondió moviendo el café-

–¿Puedo sentarme? -Él asintió- No podría imaginar todo lo que ha estado pasando contigo. De ti ahora, sé poco y nada. Admito que cuando reapareciste diciendo que querías recuperar algo de tu vida, me sentí muy bien. Porque sabía que quizás yo tendría cabida nuevamente ahí. -Él alzó la mirada para verle- Sé que a lo mejor tu no lo veas como algo importante, pero lo es. Desde tu accidente, yo solo quería que intentaras salir adelante. Y lo hiciste, de otro modo, alejándote de todos,  pero lo hiciste y me llenó de dicha. Ahora, te repito, no sé qué esta pasando con tu vida, pero sabes que puedes contar conmigo para lo que sea.

–Y te lo agradezco, aunque en este momento lo que necesito es fuerzas para poder seguir.

–Quisiera decir que te entiendo, pero la verdad es que  no puedo hacerlo. -Suspiró- La otra vez me quedé esperando a que regresaras al hospital para hablarte sobre tu amiga, tu novia, no lo sé. Pensé que regresarías y...

–Ella no es mi novia, creo que nunca lo fue. -Suspiró- Y si fue algo más, ya no lo es. -Christine le miró sorprendida, nunca había escuchado a Stephen hablando así-

–Yo… yo quería hablar contigo pero, no tengo un contacto y tampoco sé en donde vives. -Suspiró- Stephen, cuando hablé con ella, con ¿Darcy? Ella me comentó que tu todavía llevas el reloj, el que te regalé ¿Es cierto? -Stephen suspiró-

–Así es, todavía lo tengo. -Ella sonrió- Y sí, hay una explicación. Ese reloj me hacia transportarme a esa época en la que yo era alguien importante para la gente. Cuando alguien pudo ver al hombre que había más allá de un imagen. Sí, ese que era un imbécil, pero que aun así, fue amado. Fue amado por ti. Sé que te había dicho que quería recuperar algo de lo que fue ese hombre, pero es un error, ese pasado tiene que quedarse ahí, muerto. Porque no me deja avanzar. Y sí, hubieron cosas buenas, personas que valen la pena. Pero ya no quiero volver a ese tiempo. Y sí, el reloj significa mucho, es más que un simple objeto. Quizás debí explicarle a Darcy lo que significaba pero ya es tarde para hacerlo.

–Nunca le había visto así, se nota que te importa mucho esa mujer.

–Ya no importa. -Sonrió nerviosamente mientras le veía- No sabes lo agradecido que estoy al verte aquí a mi lado. Sigues haciéndome ver que no estoy solo, siempre lo haz hecho y nunca te di el crédito y  valor que merecías. -Christine le tomó la mano y sonrió de un lado- Eres una gran mujer. -Ella con su otra mano le acarició el rostro-

–Sabes que siempre voy a estar a tu lado, siempre voy a estar para ti. Sin importar qué. -Él apretó su mano y asintió. Entre los dos hubo un silencio un tanto incómodo, pero que vio en aumento porque Christine besó a Stephen-

Space Between Us [Mysticshock]Onde histórias criam vida. Descubra agora