Epílogo

116 13 20
                                    

Cuatro meses después, por los gélidos caminos de Central Park, unos muy elegantes Stephen Strange y Darcy Lewis, caminaban tomados de la mano.

–Es un lugar de ensueño. A mi abuelo le haría mucha ilusión recibirnos allá. -Contaba ella con mucha emoción-

–Ahorita no creo que sea un buen momento.

–No digo ahorita, señor doctor. Después que nazca el bebé, y tu tengas algún tiempo libre. Porque en el hospital siempre es necesario el Doctor Strange, y está ciudad siempre es necesario el Hechicero Supremo. -Se detuvo- ¿Por qué estamos aquí Stephen? Estoy cansada, esta ropa no ayuda para caminar por Central Park, aunque tu te ves… -Se acercó a él tomándole del cuello de la gabardina- Tu te ves irresistible. -Le dio un beso- Pero, de igual forma, tengo frío, y aunque acabamos de comer en ese restaurante súper elegante, el cual espero visitar nuevamente. -Lanzó como quien no quiere la cosa- También tengo hambre, tenemos hambre. -Dijo tocándose el abultado abdomen. Tomó la mano de Stephen y la colocó en su barriga- Ves, está diciendo “Papi, tenemos hambre y frío ¿Qué hacemos en Central Park?” -Hacia una voz graciosa emulando a un bebé. Stephen reía mientras acariciaba la barriga de Darcy- 

–Solo quería caminar un rato, compartir algo distinto. Mira que bonito se ve todo.

–Hielo, hielo por todos lados. Al igual que en tu corazón.

–Ay no seas así. Tenemos que aprovechar cada uno de estos momentos.

–Y los aprovecho, tuvimos una velada muy linda. Fuimos a la ópera, un lugar a donde nunca había ido, pensé que me dormiría, pero no, en realidad la pasé bien. Es que tengo que acostumbrarme a tus gustos exquisitos, y sí, algunos los acepto. Pero caminar de noche con este frío por Central Park ¿Enserio? Stephen, tengo tacones, tengo vestido, estoy embarazada. No tienes alma. -Él la abrazó- Sí, me compartes tu calor, pero igual estoy cansada. Estamos cansados. Sabes lo lindo que sería estar en el departamento, en pijama, con mi máxi cobija, sentada en el sofá, viendo alguna película, comiendo algo dulce, tu a mi lado, a nuestro lado, y nuestra capa mascota volando por todo el salón ¿No te parece un buen plan?

–Me parece, claro que me parece. Pero… Me gustaría estar un rato más aquí. -La cara de Darcy reflejaba inconformidad-

–¿Sabes una cosa? Eres lo más lejano al hombre de mis sueños.

–¿Sí? Tu un poco, no estás tan lejos de la mujer de mis sueños. -Decía mientras la abrazaba-

–Que locura ¿No? ¿Cómo es posible que estemos juntos? -Stephen encogió los hombros- Pero sabes, al final, aunque estés lejos de ser el hombre de mis sueños, eres el hombre de mí vida, y es mucho mejor.

–Digo lo mismo. -Le dio un beso y luego le tomó la mano, para seguir caminando.- Solo quiero que esta noche termine bien, así que quisiera saber si puedo hacerte una pregunta.

–¿Una pregunta? Claro, yo siempre encuentro la forma de darte una respuesta, aunque me la invente. Tu a mi me puedes preguntar cualquier cosa, cualquiera menos si quiero casarme contigo. -Stephen se detuvo y cambió la expresión, su sonrisa se había borrado. Darcy al ver la cara de Stephen empezó a preocuparse- Ay no, no, no, no… ¿Ibas a preguntarme si quería casarme contigo? -Stephen torció la boca- Ok, vamos a retroceder, yo no dije nada… -Dio una vuelta- Yo te había dicho que eres el hombre de mi vida, porque lo eres, y tu me dijiste que yo era la mujer de tu vida, y eso es muy bonito. -Hablaba muy rápido- Entonces dijiste que querías que esta noche terminara bien, y va a terminar bien. Entonces ibas a hacerme una pregunta, sobre lo que sea, yo no sé nada. Tu dices.  -Stephen sonreía por lo dulce que le parecía su actitud-

–Eres única. -Ella asintió nerviosamente. Entonces Él le tomó la mano, hizo el amague para arrodillarse, pero no lo hizo- No me voy a arrodillar porque está mojado. -Ella rió- Darcy Lewis ¿Quisieras….?

–¡Si!

–Pero no he terminado la pregunta.

–Pero la respuesta es sí. Sí quiero casarme contigo. -Respondió muy emocionada. A lo que Stephen nervioso sacó el anillo del bolsillo de su gabardina y se lo colocó-

–Te amo.

–Y yo a ti. -Le dio un tierno y apasionado beso.-
Pero, la vida no es un cuento de hadas, y siempre que un rayo de alegría destellaba, una sombra merodeaba. En ese mismo instante, una muy brillante luz se iluminó frente a ellos y de esa luz descendieron tres hombres que fueron hacia ellos, dos intentaban sostener a Strange, y el tercero a Darcy, la situación era confusa. Darcy intentaba defenderse y defender a Stephen, pero mucho no podía hacer. Fue cuando Stephen empezó a conjurar las bandas carmesí, cuando uno de esos hombres que le contenía, le colocó una especia de esposas que le cubrieron las manos completamente.-

–Stephen Strange, queda usted bajo custodia, por incurrir en actos prohibidos para todo hechicero. Entre los que se pueden nombrar la manipulación del tiempo, no una sino varias veces.  Entre otros tantos delitos, de los cuales usted tenía conocimiento. Será juzgado en una corte mayor en donde se le implementara un castigo acorde con sus crímenes. -Mientras escuchaba esto, Stephen se quedó tranquilo, él sabía que algo como eso tarde o temprano iba a pasar. Darcy estaba nerviosa, ansiosa, angustiada. Él le miró a los ojos y murmuró un “Te amo” antes de desaparecer junto a aquellos hombres en ese mismo arco de luz.-

–No, no. Stephen no. -Gritó ella a la vez que aquella luz desaparecía frente a sus ojos.

***

Space Between Us [Mysticshock]Where stories live. Discover now