Capítulo 2

1.5K 85 6
                                    

Amaia entró primera al ascensor donde le siguió Alfred mientras Tinet llamaba a sus familiares en el "hall" del hotel. Subieron una planta, dos, tres, cuatro... así hasta llegar a la décima. Ambos parecía que mantenían la respiración y además, cada uno estaba en su mundo, como de costumbre.

Salieron de este de la misma manera que entraron, Amaia por delante, con la llave en la mano. En la misma ponía el número de la habitación, la 16. Se situaron enfrente de ella y pasó un segundo, un segundo eterno mientras miraban la puerta, parecía que no querían entrar, o simplemente estaban imaginando o deseando cosas, como que hubiesen camas separadas y no una de matrimonio o si era así, que la de matrimonio estuviese compuesta por dos camas para poder separarlas.

Decidió abrir y atravesaron la entrada dejando atrás la puerta de roble que la cubría, era una habitación amplia, toda muy rústica pero con toques modernos. A la izquierda, una pared con armarios empotrados para poner las pertenencias, continuando esa pared, una televisión gigante que estaba enfrente de la cama, que no tardaron en fijarse que era de matrimonio compuesta por dos camas de metro noventa, a cada lado de esta una mesita de noche con una lámpara. A la izquierda de la cama otra puerta rústica que daba al baño con una bañera enorme a su derecha y, enfrente, una pila sostenida por otro mueble de madera. La habitación, en general, era una combinación de madera con blanco, ya que, las paredes eran de ese color, la colcha de la cama, las almohadas y la bañera.

Lo primero que hizo Alfred fue colocar algunas cosas en el armario mientras Amaia decidía estrenar la bañera. El catalán se quitó la sudadera que llevaba y la guardó en el armario para cambiarla por algo más elegante para cenar ya que, habían quedado con algunas personas de Universal. Mientras, escuchó a la pamplonica cantar desde el baño, le fascinaba la voz de Amaia, era algo contra lo que él no podía hacer nada. Le apasionaba escucharla y eso, era consciente, de que lo iba a echar mucho de menos.

Se sumergió tanto en sus pensamientos y razonamientos que obvió que Amaia lo estaba llamando.

- ¡Alfred! - gritó por cuarta vez desde el lugar donde se encontraba previamente.

- Dime - contestó aún desconcertado.

- ¿Puedes entrarme la toalla que hay dentro de mi maleta? - preguntó educadamente al muchacho que se dirigió de inmediato a sus pertenencias.

'Vaya desastre de maleta, aún que, es Amaia, de qué me voy a extrañar, el desorden va dentro de ella, al igual que sus manías, eso de no querer lavarse ni utilizar nada que no sea suyo no es muy lógico, con lo suaves que están las toallas de los hoteles'

Mientras reflexionaba sobre las peculiaridades de la chica llamó a la puerta del baño donde se encontraba y desde donde escuchó un 'puedes entrar' de la joven. Alfred abrió y decidió extender solo al interior de la habitación la mano que sostenía la toalla.

- No llego, deja de hacer el bobo y entra a dármela- ordenó Amaia

Alfred entró al baño y se encontró a la joven dentro de un mar de espuma que se salía incluso de la enorme bañera. Le tendió la toalla que sujetaba y esta se levanto a por ella, mientras Alfred se ruborizaba, aunque, con tanta espuma y vaho no podía ver nada, la imaginación ya se encargaba del resto.

- ¿Qué haces ahí plantado? Ya puedes irte, gracias- exclamó la joven, aunque Alfred ni se percató. Estaba tan sumido en sus pensamientos que ni la había escuchado, solo se giró y cerró tras él la puerta para después sentarse a los pies de la cama para reflexionar sobre lo que acababa de pasar, y, sobre todo, lo que acababa de sentir.

Así pasaron unos diez minutos, los que tardó Amaia para desenredarse el pelo, untarse el cuerpo en crema, de vainilla, su favorita, y cepillarse los dientes.

'Alfred hoy está super raro' pensaba mientras se peinaba 'primero la prensa, luego la llave, ¡ya ves tú¡ tocarse la mano, y, ahora, lo que acaba de pasar con la toalla, no sé si le pasa algo, a mi no incumbe, pero quiero saberlo' concretó la joven mientras salía de la habitación y veía a Alfred sentado en la esquina de una cama.

- Luego te ayudo a separarlas, ahora vamos a cambiarnos que llegamos super tarde - se dirigió hacia Alfred, que la miró aún con desconcierto.

- ¿Qué? - pregunto este.

- Las camas, mover las camas, que llegamos tarde a la cena - aclaró la joven - Alfred, ¿Te pasa algo? - preguntó mientras se acercaba al chico.

Tomó sitio a su lado en la cama y lo miró fijamente con cara de preocupación, lo perdido y desconcentrado que estaba la preocupaba. Al fin y al cabo, han estado compartiendo muchos momentos y experiencias, tanto real como ficticias, en sus vidas y, algo de cariño se habían cogido aunque quisiesen ocultarlo.

- ¿Qué me va a pasar? - espetó levantándose de la cama- y vístete que llegamos tarde por tu culpa, yo ya estoy- dijo señalándose a sí mismo.

Amaia se levantó de manera brusca, fue a su maleta a por la ropa que se iba a poner, vaqueros negros y un sueter pastel, y entró al lavabo a cambiarse, bajo la atenta mirada de un Alfred aún desconcertado por dentro y frío por fuera, otra vez.

Ambos bajaron al "hall" como subieron, en silencio, mirando al frente y pareciendo que ni siquiera respiraban. Ya era costumbre que se creara esta situación sin llegar a ser incómoda para ellos.

La cena transcurrió casi con total normalidad, pero, es que, la cena no era lo más importante que les iba a ocurrir esa noche. El tema de conversación principal fue el escaparate que había sido el certamen eurovisivo para sus futuras carreras musicales. Tema que a Alfred le interesaba por completo y más a un Alfred con 3 copas de más que se había hecho durante la cena.

Conforme esta avanzaba Amaia se iba fijando más en su compañero, no era el mismo que hacía 1 hora le había echado las culpas por la tardanza, era más bien todo lo contrario.

'Ya me fastidiaría que fuese majo con los demás y conmigo nada, quizás sea por el alcohol que llevamos ambos encima pero incluso le llego a ver atractivo' comenzó pensando Amaia 'Madre mía, madre mía, madre mía, sí que son las copas que llevo encima, ya no sé ni lo que digo' continuó manteniendo una conversación interna con ella misma mientras no atendía a lo que le decían.

- ¿Amaia? - preguntó Blai, componente de Universal, consiguiendo la atención de la joven- que si crees que has conseguido abrir puertas del mercado musical con tu parte de la actuación, te preguntaba-

Amaia aún estaba analizando la pregunta cuando se le adelantó su compañero con la respuesta.

- Claro - espetó Alfred sorprendiendo a los componentes de la mesa- Amaia ha conseguido mostrar todo el talento que tiene y seguro que se lo van a saber valorar- finalizó el joven.

Ese comentario dejó a la mesa perpleja, esa misma mesa que les recordó una y otra vez el contrato que tenían ya que, no se veían con actitud para cumplirlo, y ahora que se había terminado, todo estaba yendo de la manera más contraria a las expectativas que tenían. Pero a la que más le sorprendió fue a la pamplonica, que, sin haber terminado de analizar la pregunta que se le había planteado, estaba intentando analizar la respuesta que había dado el catalán.

Quizá había sido el alcohol, quizá había sido lo pasado en la habitación, el hecho es que, por una vez, Alfred había dicho un halago en público de Amaia sin tener ningún contrato de por medio, y, sobre todo, diciéndolo desde dentro.

--------------------------------------------------------

¡Hola!

Primero, agradecer la acogida que ha tenido el primer capítulo. 

¡Muchísimas gracias de verdad!

Segundo, me gustaría informar que tengo un twitter donde publicaré avances de la novela e iré informando de cuándo subo capítulo y de más, el twitter es este https://twitter.com/ekalbii

Y, por último, espero que estéis disfrutando de la novela, intentaré subir capítulo casi todos los días.

¡Un saludo!

¿Truco o trato? | ALMAIAWhere stories live. Discover now