Capítulo 10

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(Hola, antes de que empecéis a leer, me gustaría informaros de que, este capítulo contiene una escena subida de tono. Por tanto, me gustaría que fueseis conscientes. Tras este inciso, os dejo que disfrutéis de la lectura.)

Había amanecido, tan solo habían pasado unas horas desde el encuentro, pero ya era un nuevo día. Amaia continuaba encima de Alfred, boca abajo, con la mano apoyada en su pecho. Había caído en los brazos de Morfeo mientras Alfred,  sin podía dormir, se encontraba durante horas y horas acariciando el pelo el la joven mientras miraba sus rasgos faciales y, como le había pasado horas anteriores, se había quedado hipnotizado y perdió la noción del tiempo.

Se escuchó el sonido de un móvil, Amaia había recibido un whatsapp. Volvió a sonar, así hasta cinco veces.

'Mierda, se va a despertar', pensó de inmediato el chico 'será su móvil, no sé si cogerlo y ver los mensajes, sería entrometerme en su intimidad, pero ¿y si es importante?' Se preguntó antes de despegarse cuidadosamente de Amaia, levantarse y coger su teléfono.

El remitente de los mensajes era Aitana que le preguntaba a su amiga si seguía con Alfred, a qué hora pensaba volver, y tres preguntas más subidas de tono que el catalán rió al leerlas. Este le contestó quién era y le dijo que no se preocupase que él se encargaría de ella.

'Y, a lo demás que preguntas, no seas tan cotilla jajajaja si te cuenta algo malo dímelo eh' le finalizó diciendo el joven con una sonrisa.

Este se volteó y contempló a una Amaia, de espaldas, totalmente desnuda, con la sábana colocada de cintura hacia abajo que dejaba entrever todos los lunares de su espalda. Se acercó a ella y, tras depositarle un beso en el hombro derecho, decidió entrar a la ducha.

Debido al sonido del teléfono, con las contestaciones de Aitana hacia lo escrito previamente por Alfred, la pamplonica despertó. Giró la cabeza buscando un Alfred que no se encontraba allí y que, además había dejado una cama vacía. Se levantó, con la sábana enroscada alrededor de su cuerpo a mirar el móvil, se extrañó porque los mensajes de su amiga no tenían sentido, hasta que entró y leyó completamente la conversación, rió ante lo que había escrito su compañero y contestó a su amiga.

Alfred salió del baño con una toalla enroscada a la cintura y la vio de espaldas, escribiendo en su móvil, esta se había percatado que él había salido del lavabo pero no se giró. El joven se acercó lentamente a ella y la abrazó por detrás depositando, de nuevo, un beso en su hombro derecho que le llevó a otro beso en el cuello hasta llegar a la oreja que, depositando allí el último beso, le susurró un 'buenos días'.

Amaia, por su parte, bloqueó el teléfono nada más sentir la presencia de Alfred, disfrutó de sus cariños matutinos y se volteó, después de dejar el móvil en el escritorio, para encontrarse cara a cara con él. Ambos estaban sonriendo y ella estaba luchando una batalla interna entre si perderse en sus ojos o perderse en su sonrisa. Los ojos ganaron esta vez. Le devolvió los buenos días acompañados de un '¿qué tal has dormido?'.

A lo que le respondió un Alfred subiendo las cejas con una sonrisa pícara y un

- Digamos que, no he dormido mucho, me han entretenido - mientras acercaba más el cuerpo de Amaia hacia el suyo.

Por su parte, ella se rió y dijo:

- Bueno, si has pasado mala noche...

- Tch Tch Tch - le interrumpió chistándole Alfred - he dicho que no he dormido, no que haya pasado mala noche - sentenció el joven acercándose a la pamplonica y depositándole un beso en la punta de la nariz para luego continuar en los labios.

La temperatura ya estaba un poco subida en esa habitación, ambos desnudos cubiertos por una fina sábana y una simple toalla, pegados completamente e ironizando. Ya sabían cómo iba a terminar esto.

¿Truco o trato? | ALMAIAWo Geschichten leben. Entdecke jetzt