CAPÍTULO 2

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Yo estaba sentada en mi cama, con las manos enlazadas entre las rodillas mientras me mordía el labio inferior. Mary sacó un par de vestidos de mi armario y sonrió con picardía. Uno de ellos era negro completamente, bastante liso excepto por la tela de encaje que cubría el escote y los brazos. Lo compré porque era elegante y recatado a la vez que dejaba enseñar un poco por la parte delantera. El otro era de un color granate parecido al vino y mucho más cerrado.

—Te conozco y sé que no querrás ponerte vestidos míos, así que de estos dos prefiero el negro—dijo ella alzando la mano derecha, en la que sostenía el elegido.

Yo asentí y Mary me lanzó el vestido para que me lo pusiera. Quedaban tres horas para esa fiesta y ella me iba a ayudar con el peinado y el maquillaje.

Me miré en el espejo cuando estuve completamente lista, con el maquillaje, el cabello bien peinado y suelto sobre mis hombros, sin gafas y el vestido que me llegaba hasta un poco más arriba de las rodillas. Lo cierto es que me encajaba como un guante y no me sentía demasiado atrevida con él, aunque tampoco estaba realmente cómoda.

Mary se acercó sonriente y me tendió unos zapatos negros cerrados con cinco dedos al menos de tacón. No me veía capaz de caminar con eso, pero aun así acepté y me los puse.

Ella llevaba un vestido rojo muy ajustado, sin mangas y algo más corto que el mío. Se había recogido el cabello en un moño despeinado que daba un toque elegante a la vez que desenfadado.

Ambas salimos y caminamos hasta el coche. Hacía frío, pero a pesar de ello, Mary no llevaba chaqueta ni nada que la protegiera de la brisa gélida. Aunque no parecía notarla demasiado, de todos modos. Ella se quitó sus altos zapatos para poder conducir más cómodamente y arrancó el motor. No tuvimos que desplazarnos demasiado para llegar al adosado donde tenía lugar la fiesta. Como mucho fueron cinco minutos de corto viaje desde que salimos del recinto universitario.

—¿Thomas Grenger es un estudiante?—pregunté, sintiéndome estúpida al instante.

Mary rió y me miró fugazmente cuando intentaba aparcar, con dificultad, en la calle donde estaba la casa.

—Sí que es un estudiante. Y te recomiendo que no te acerques demasiado a él o a sus amistades. Y solo bebe lo que yo te dé.

No pude evitar mostrar una expresión de sorpresa y miedo. ¿Qué pasaba con ese tal Thomas y con sus amigos?

—No seas inocente, Evelyn. Thomas es el camello más grande del campus y le encanta pasar un buen rato con las drogas. De todos modos no es mala gente. Yo misma he tratado con él y me cae bien. Pero, admítelo, eres demasiado inocente como para hablar con él.

Me sentí levemente ofendida. ¿Acaso no era mayor y madura como para saber lo que me hacía? Podía hablar con alguien como Thomas y salir ilesa. Podía rechazar las bebidas que me ofreciera y no caer en su red.

Tras lo que me dijo Mary comencé a imaginarme una casa llena de gente desenfrenada que además de bebida iba drogada. Droga como pastillas, coca... No quería formar parte de eso. Por lo que me prometí que desconfiaría de todos y de todo excepto de Mary.

—Vamos, Evelyn. Estás estupenda, así que salgamos del coche y evaluemos el ambiente. Si todo está bien entonces te ofreceré una bebida.

Salí, poco convencida al final. No sé qué pensaba que sería aquello. Sabía que habría drogas fuertes y que sería ilegal, pero no sabía que el anfitrión sería el camello y administrador de todas las drogas que circularan por la casa. Aquello era demasiado para mí.

La música ya se escuchaba desde fuera, pero cuando entramos en la casa, el sonido inundó nuestros oídos con gran estruendo hasta que conseguimos acostumbrarnos. Pude imaginarme el aspecto de este Thomas nada más por la música rock que sonaba y retumbaba. La gente ocupaba cualquier rincón de la casa. Algunos llevaban a chicas de la mano escaleras arriba, otros encendían cigarrillos y reían en grupos, otros bailaban frenéticamente al ritmo rock que sonaba por los altavoces a todo volumen. Algunos nos empujaron al pasar por nuestro lado.

Alguien ImperfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora