CAPÍTULO 6

84.9K 3.8K 200
                                    

Entré en mi habitación y vi a Mary sentada frente a su ordenador portátil, riendo. Yo me dejé caer en mi cama y miré al techo. Realmente había aceptado la cita con James y era ahora cuando me daba cuenta de verdad, cuando era plenamente consciente.

Nunca había tenido una cita con nadie, por lo que estaba nerviosa. No sabía qué decir ni cómo actuar. Lo normal sería ser una misma, sin engaños ni falsedad. Pero a mí me resultaba muy difícil hacer las cosas con naturalidad y parecer interesante y adorable cuando hablaba con chicos. Y más si se trataba de chicos como James. Por otro lado, yo ya había hablado con él antes. Bajo los efectos del alcohol, pero lo había hecho.

Dejé escapar un suspiro y Mary se giró hacia mí, dispuesta a sonsacarme lo que no le había dicho aún.

—James me ha ofrecido quedar mañana con él —solté con rapidez.

Ella se tapó la boca con una mano, sorprendida y emocionada. Sabía que después de ese gesto iba un pequeño grito y que se abalanzaría a mi cama, junto a mí, para que le contara los detalles.

—Dime qué ha pasado. ¿Te has disculpado?—preguntó ella, con la emoción inyectada en su voz.

—Me he disculpado, ha intentado besarme de nuevo pero no se lo permití y entonces fue él el que pidió perdón y, tras eso, me dijo que quedemos mañana. Asentí como una imbécil y me fui.

—¡Oh, Dios mío!—exclamó ella, dando pequeños saltos en el viejo colchón, moviendo la cama—. Has hecho bien impidiéndole que te besara, de ese modo haces que desee más. Recuérdalo. ¡Necesitarás ropa bonita!

Hice una mueca hacia ella, incluso me sentí algo insultada con su comentario. Pero era cierto: mi ropa no era lo más moderno ni delicado del mundo. Yo vestía con ropa ancha y oscura. Más de una vez me habían dicho que era muy poco femenina.

—Iremos a la cafetería. No será una cena de gala—contesté para frenar su entusiasmo.

—No te pongas una de esas sudaderas con capucha. Lo mejor será un bonito y ajustado jersey de lana; yo tengo uno.

Asentí y me di cuenta de que estaba siendo demasiado pasiva con toda esa situación. Comencé a preguntarme si realmente quería ir a la cita con James, si él me gustaba y si debería dejarme guiar por el gusto en moda de mi amiga.

James era atractivo, y de aquello no había duda. Pero a penas lo conocía y ya me había besado con él. Sin embargo, no fue tan malo. Ni siquiera estaba molesto con lo de la noche anterior, incluso parecía que yo le gustaba.

Me ruboricé y me obligué a calmarme. Por otro lado, una parte de mí no se creía que alguien como James pudiera fijarse en mí. Y, además, no quería que ese tipo de relaciones arruinaran mis estudios y me desestabilizaran. Por ello, me dije que no permitiría jamás que el amor trastocara mi vida hasta el punto de que todo pareciera estar del revés, incluso yo misma. Me convencí, sin necesidad de aplicar mucho esfuerzo, de que la cita con James no era realmente una cita, sino una quedada de amigos y que hablaríamos un poco de nosotros mismos y ya está.

Me sentí mucho más segura y tranquila con aquella cosa en mente y me dije que no pasaba nada, que James se convertiría en un compañero de clase al que simplemente conocería mejor.

Mary acabó de aplicarme el maquillaje y yo me miré en el espejo. Llevaba un suéter de lana de color crema y unos vaqueros ajustados y oscuros seguidos de unos botines con poco tacón de un color parecido al del jersey. Mi pelo castaño caía suelto sobre mis hombros con mis ondas naturales y el maquillaje suave solo me daba un ligero toque. Sin las gafas que solía usar para estudiar y vestida de aquella manera no parecía que fuera yo realmente. Cogí el abrigo y salí de la habitación tras despedirme de mi amiga con un movimiento de la mano.

Alguien ImperfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora