8. Selfie

3.3K 170 32
                                    

Domingo, 14 de diciembre.

–Ponte la roja, que es más bonita.

–¡Pero el negro la sienta mejor! La estiliza muchísimo más.

Desde que habíamos llegado a casa y les había contado a las chicas todos los acontecimientos ocurridos en el día de hoy, se pusieron a ser mis estilistas personales. Solo para conseguir decidirse por unos pantalones vaqueros negros se tiraron diez minutos discutiendo, ahora están a ver que camisa es más bonita. Yo quería ir con mi sudadera de converse, pero no me dejan. Estoy sentada en la cama observando el panorama. Realmente es muy divertido verlas pelear, porque Ana tiene muy mala hostia, mucha; pero María te suelta tales discursos que te deja loca. Mala combinación juntas.

–¿Pero queremos que esté guapa o que vaya a Milán a hacer de modelo?– se quejaba Ana en voz alta.

–¡Que la negra lo tiene todo! Es más original, más moderna y además la hace figura de muñeca, ¡qué más quieres!– gritaba por otro lado María.

–Creo que en la maleta tengo una camisa de cuadros negra y roja.– dije interrumpiendo. Ambas me miraron a la par, luego otra vez entre ellas, y finalmente me mandaron a buscar la camisa.

Esto tendría que ser divertido, algo dinámico, algo entretenido. Parece la guerra. Y dicen que después me quieren maquillar, me veo yendo a la cita lista para matar a Batman. Llego a mi habitación y me pongo a rebuscar en la maleta, se siguen escuchando los gritos de las dos locas desde la otra habitación. Después de ocho camisetas, por fin la saco. La observo por un momento, los cuadrados son rojos separados por rayas negras, las voy a dejar to' locas.

Cuando vuelvo a entrar en la habitación, el panorama prácticamente no ha cambiado nada. Ana tiene en su mano unas vans negras, mientras que María unos tacones con plataforma, del mismo negro. ¿Van a salir ellas, o yo?

–¡Pero si se pone las vans va a ir mucho más cómoda y podrá disfrutar el doble!– gritaba Ana.

–¡Pero con los tacones le da un aspecto mucho más femenino y formal! ¡Además de que es un mico en estatura comparado con Brad!– defendía María su teoría.

¿Me acaba de llamar bajita?

–¿Y si me llevo puestos los tacones para quedar bien, y las vans en el bolso por si no puedo seguir andando?– dije tirándome en la cama.

Las dos se volvieron a mirar entre sí. Al final salieron de la habitación para que me pudiera cambiar en paz. Cosa dificil, porque apuesto a que ahora empiezan a discutir sobre que tipo de raya de ojo me tienen que poner para que resalte más con mi tono de piel, y me de la sensación de ojos de sapo. O sea, grandes. Y luego que tipo de colorete debería aplicar delicadamente sobre el pómulo para que de la sensación de estar siempre un tanto sonrojada.

Me voy vistiendo mientras las escucho hablar, parece que algo más cibilizadas. En cuanto terminé de abrocharme los botones de la camisa, escuché mi móvil sonar desde el salón. Me calcé los tacones para ir haciendome a ellos, y salí de la habitación. Justo María estaba descolgando y contestaba a la llamada.

–¡Hola Noelia!... No, soy María... aja... ¡Sí!

Puta mierda, está hablando con mi madre.

–Se está arreglando... aja... es que tiene una cita con mi mejor amigo... aja... sí... ¡anda mira si ya ha salido! te la paso.– dijo ella tendíendome el teléfono. La voy a matar.

–Hola mamá...

¡Bien que avisas la primera a tu madre! No me lo puedo creer, ¿sólo dos días allí y ya has ligado?

Changes.- /\ Sindrome de Estocolmo 2.- {David (Auryn)}Where stories live. Discover now