19. I don't dance

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–¿De verdad vas a ir con una sudadera del Capitán América a una cita? –preguntó María mirandome de arriba a abajo.

–Que me dejes vivir. –dije dándome la vuelta, yendo a por un donut a la cocina.

–Carla, un poquito de seriedad... –se quejó María.

–Miga er menjaje que ma'puejto. –dije tendiendola mi móvil, mientras masticaba el donut.

"Ponte cómoda para esta tarde xx"

Era de Brad. Y si me dice que me ponga cómoda pues me pongo cómoda. ¿Y si vamos a montar a caballo? No molaría nada ir con tacones.

–Vale, pero puedes ir cómoda y arreglada. –dijo Ana esta vez, devolviendome el móvil.

Tragué el pedazo de donut.

–¿Ahora sois estilistas?

–Aj, Carla, por favor. Mira, solo una cosa, ponte las converse por fuera del vaquero. –dijo María señalandome el bajo del pantalón. –Que así parece que vas a pisar uvas hija de mi vida.

O sea, tan mal no iba. Llevaba la sudadera que me compré esta mañana, unos vaqueros y mis converse rojas. Pero es que no me gusta que la tela de la zapatilla quede por fuera del bajo del vaquero, porque puede que si ando un poco acabe pareciendo amorfo. Amorfo porque lo mismo la lengüeta se queda por encima y la tela de los laterales por debajo, líos de ropa. Por eso prefiero las converse bajas.

–¿Y no te vas a peinar? –preguntó Ana.

–¡Ya estoy peinada! –grité frustrada. Eso había sido un golpe bajo.

–Mira, Carla, sabes que no hay persona más perezosa que yo para arreglarse y tal. Pero esta ocasión lo merece. –dijo María colocandome la capucha de la sudadera

–Es que es una cita, es como el inicio de algo. Si empezamos a salir en serio y formamos una pareja normal, me verá todas las mañanas con mi cara de zombie: despeinada, con ojeras y mal aliento. Simplemente no me arreglo tanto para que se vaya preparando. –dije con orgullo, y después le dí otro bocado a mi donut.

María y Ana se quedaron cara de wtf.

–Te acabas de levantar de la siesta. Ya si eso sal en pijama. –dijo Ana cruzandose de brazos.

–Ay, no me entendeis. –dije medio enfadada, en parte porque estaban ellas más nerviosas que yo, y en parte porque se me había acabado el donut.

–Dejalo... –suspiró Ana, frustrada. –Y, ¿dónde vais a ir?

Interesante pregunta.

–Ni puta idea. –dije relamiendome los dedos, para quitar el chocolate restante del donut.

–Brad es mister sorpresitas. –dijo María apoyandose en la encimera de la cocina.

–¿Y tú qué sabrás? –preguntó Ana. María alzó las cejas.

–No sé, quizá porque dos años dan para conocer a una persona. Aunque no sé, lo mismo es porque se presentó en mi cumpleaños con entradas para la Warner de Madrid sin pasajes para ir a Madrid. No sé. –dijo María, mirandose las uñas.

–Un momento... ¿eran dos entradas para la warner? –preguntó Ana. María asintió levemente. –¿No serán las que me enviaste por correo para mi cumpleaños, verdad?

María tragó saliva, incómoda.

–Yo sabía que querías ir, y yo no podía. Además, no iba a tirarlas y tu cumple cae cerca del mío y...

–¡Serás furcia! ¡Me diste un regalo que te habían regalado!

–¡Se lo pregunté a Brad y dijo que no le importaba!

Changes.- /\ Sindrome de Estocolmo 2.- {David (Auryn)}Where stories live. Discover now