22. Anthontonio

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Jueves, 18 de diciembre

Hoy me había levantado con esa sensación de querer empezar el día para comerte el mundo. De querer hacer todo lo productivo que no has hecho en todas las vacaciones. De salir corriendo por la calle sin importar quién te viera. Me levanté con una sensación de felicidad inalcanzable, salté de la cama y me puse mis zapatillas de pandas para empezar un gran día. Saludé energica a Leire, que estaba leyendo el periódico en la cocina, y me correspondió torciendo una sonrisa.

Pero la sensación de felicidad se fue al garete cuando, al abrir la nevera, lo primero que me encontré fueron dos jarras medio llenas de cerveza de mantequilla. En la jarra izquierda había una M y en la derecha una C.

No terminamos de contar el día de ayer, ¿no? Pues a María le gustó más la receta de Carlos y viceversa. Acabó un poquillo alcoholizado. Los demás nos quedamos al margen cuando el rubio se puso a contar la típica anécdota del primer día de colegio, con 3 años. No me pregunteis como llegamos a ese tema de conversación, pero fue gracioso ver a Carlos borracho. No aguanta muy bien el alcohol.

Entonces ahora las opciones de desayuno son las bebidas frikis o leche. Me apetece pizza.

–¡Bueeeenos días! –gritó María feliz, apareciendo por la puerta de la cocina.

–Sí... hola. –dijo Ana en medio de un bostezo, mientras levantaba la mano en forma de saludo.

–¿Y esa felicidad a qué se debe? –preguntó Leire a su sobrina. María puso los brazos detrás de la cabeza, estirándose.

–Que he hablado con un amigo, y ya no me tendrás que seguir manteniendo porque en hora y media vamos a ir a conocer a mi nuevo jefe.

–¿Y eso? Vaya, si que te has dado prisa. –rió su tía. –Y oye, ¿qué amigo es ese? ¿Le conozco?

–Que yo sepa no. –respondió María, sacando pan de molde de la despensa.

–¿Vosotras le conoceis? –preguntó Leire mirandonos a Ana y a mí.

–María, ¿le conocemos? –preguntó Ana enchufando la tostadora.

–Claro que sí, mongola. Es Carlos.

–¿Y de qué conoce Carlos a un tipo que trabaja en... eso? –preguntó Ana de nuevo.

–¿Quién es Carlos? –preguntó Leire, pero fue completamente ignorada.

–Trabaja en Samsung. Yo que sé, la gente se conoce. –dijo María metiendo varias rebanadas de pan en la tostadora.

–¿Carlos trabaja en Samsung? –preguntó Ana.

–No, el amigo de Carlos.

–¿Pero quién es Carlos? –volvió a preguntar Leire.

–Mi amigo. –respondió María.

–Entonces, tu amigo tiene un amigo que te va a enchufar por ser amigos, ¿no? –razonó su tía.

María ladeó la cabeza y asintió.

–Síp. Algo así. –dijo ella sacando su tostada. –Así que ya seré una persona madura e independiente y tendré mis propios gastos. –dijo ella feliz.

–Hasta que te despidan. –dijo Ana, quitandole la tostada.

María la fulminó con la mirada y si no fuera por la demás gente de la cocina, la habría pegado una colleja.

–No me mires con esa cara, sabes que puede pasar.– dijo Ana alzando las manos en síntoma de inocencia. 

Fue hacia la nevera y la abrió. Buscando algo que no llegaba a encontrar.

Changes.- /\ Sindrome de Estocolmo 2.- {David (Auryn)}Where stories live. Discover now