29. Secretos.

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Llevo tirada en el sofá desde que llegué a casa.

María se fue a su habitación y Ana se encerró en el baño, con la excusa de que iba a hacer algo definitivo para que no se la viera más el moratón de la frente. Y yo, pues estoy cargando el móvil.

Debatía entre si responder al mensaje de David o no. Eran las cuatro de la tarde de un domingo de navidad y estaba tirada sin hacer nada, era un poco triste la verdad. Cogí el móvil, releí el mensaje de David y me digné a responder.

<Espero que al menos la figurita sea en llavero

Miré atentamente el mensaje, como si pudiera enviarle energías mentales para que lo leyera antes.

Funcionó.

Apareció el escribiendo... en la cajita del contacto.

>Pueh no...

>Podrías ponerle un pendiente de aro para hacerle llavero

<Le podría robar un septum a Carlos

>No vale, iba a poner yo eso D':

>Qué hases con tu vida entonse'

<Me aburro

>Y yo.

<Compis de aburrimiento!

>ya pasó. Ea ea. Todo va a salir bien.

>Tu no tenias dos amigas ahi en casa con las que podrias realizar actividades de interés femenino?

Fruncí el ceño al leerlo.

<Qué ladras.

<No vamos a hacer nada indebido.

>Eres una malpensada.

<Viviendo con María, es lo que hay

>Me refería a pintaros las uñas, jugar a tomsr el té o hablar de vuestros amores secretos

<Amores secretos? Qué es esto? Pasión de Gavilanes?

<No tenemos secretos entre nosotras.

>...

Tres puntitos suspensivos, ¿de qué va?

>Déjalo.

Lo dejé. Me quedé mirando unos segundos los últimos mensajes de la conversación, ¿de verdad escondían algo? Ya me está rayando el niño este. Salí de mis pensamientos cuando me llegó otro mensaje suyo.

>Oye, si nos aburrimos, podríamos quedar para aburrirnos juntos al menos

<Pues se lo pregunto a las chicas. Espera.

Me puse en pie, tenía la intención de ir al baño y luego a la habitación, pero luego recordé que en esta casa no somos precisamente personas civilizadas.

–¡¡CHICAAAAS!! –grité desde mi sitio.

A los pocos segundos, escuché dos “¿¡QUÉÉ!?” a destiempo.

–¡QUE SI VAMOS A DAR UNA VUELTA CON ESTOS!

–¡POR MI VALE! –gritó María desde la habitación.

–¡EN DIEZ MINUTOS ESTOY LISTA! –gritó Ana.

Y muy orgullosa de mí misma por haber mantenido esa conversación, me volví a tirar al sofá para responder a David que sí. Tenía tres mensajes.

Changes.- /\ Sindrome de Estocolmo 2.- {David (Auryn)}Where stories live. Discover now