31. Tú

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–¿Qué?– fue lo único que pude decir, y aun así iba acompañado de un tartamudeo confuso.

–Carla, es un chico muy malo. ¿Así mejor?–dijo Natalie, chasqueando los dedos delante de mis ojos para que espabilara.

–No puede ser...

–Mira, me caes bien, y te lo digo en serio.–dijo ella, poniendo sus manos en mis hombros.– Y no quiero presionarte, pero, ¿conoces al "amigo" que os presentó a Elliot?

Tragué saliva y parpadeé un par de veces. Lo peor de esto es que no sé mentir bien.

–No.– dije cortante. Ella me soltó los hombros y se llevó las manos a la cabeza mientras suspiraba con fuerza.

Negó un par de veces con la cabeza. Se mordió el labio en símbolo de nerviosismo; yo símplemente estaba ahí parada, intentando asimilar las duras palabras que acababa de escuchar. No me extraña que se conozcan, pero podrían haber comentado ese pequeño detalle antes de dejar a María en no sé dónde con ese tío.

Mierda

–Natalie.– dije sobresaltada, callendo en la cuenta.– María está con él. No sé si sola, pero está. 

Ella me miró preocupada. Se me empezó a acelerar la respiración. Me aparté el pelo y me hize una coleta, e intenté darme aire con las manos.

–Vale, sobretodo tranquila.– me dijo ella, aunque se le notaba la voz entrecortada y temerosa.– Voy... voy a hacer una llamada, tranquila.

Cogió su móvil y le temblaron un poco los dedos al teclear, por suerte en seguida se llevó el teléfono a la oreja e intentó calmar su respiración. Apoyó la espalda en el árbol y cerró los ojos.

–¿Brad? ¿Sí? Escúchame, por favor, es importante... Es Elliot Evans... No, no estoy de broma.... Brad por Dios hablo en serio, escucha, al parecer está con María...– se alejó el móvil de la oreja sobresaltada, hasta yo había escuchado el grito de Brad desde la otra línea.– Mira, tienes que ir a por ella... ¿Dónde? Espera.– tapó el móvil por la parte baja y se inclinó hacia mí.– ¿Dónde están?

–A las afueras, en los polígonos de empresas. Samsung en concreto.– respondí.

–¿Lo has oído?... Vale, me quedo yo con ella... Tú solo date prisa... Joder te juro que no estoy de broma... Mira, Brad, estoy hablando de María, sabes como me llevo con ella, ¿si no fuera súmamente importante, te llamaría así?... Vale... Nos vemos, chao.–y colgó mientas volvía a suspirar.

Se guardó el teléfono y se acomodó el pelo. Puso los brazos en jarras y siguió negando con la cabeza. 

–¿Va a ir a por ella?– pregunté. 

–Sí, y va a ir con la placa y armado. Así que por ese lado podemos estar tranquilas.– respondió ella, mirándome con pesadez.

Asentí con la cabeza incapaz de decir nada. Dios. No puede ser. Esto se supone que eran unas malditas vacaciones, no una mala parodia de Academia de policía. Metí las manos en los bolsillos. María siempre hablaba barvaridades de Natalie, poniendola por los suelos. No creo que sea así. Se ha preocupado, cosa por la que fliparía si no fuera porque no podemos contactar con María. Ya que tengo su móvil. Vaya mierda de día. 

Escuché unos pasos ajetreados por el camino del cual me había arrancado Natalie. Ella estornudó, y miró preocupada detrás suya. Cheddar estaba sentado, con cara de bueno, al lado de uno de los árboles, mirándonos. Bueno, más bien a ella. La empezaron a llorar los ojos y sacó un pañuelo para limpiarse la nariz. Mientras se sonaba y se secaba, apareció Blas corriendo como si le fuera la vida en ello, al ver al gato, casi derrapa para cogerle.

Changes.- /\ Sindrome de Estocolmo 2.- {David (Auryn)}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora