13. Cachaprumb

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Martes, 16 de diciembre

Cierran la puerta del vagón justo detrás de nosotros. Podría empezar a maldecirlo todo, sin piedad, a diestro y siniestro, pero no me salen las palabras. Trago saliva un tanto incomoda. Por un momento, ignoro todo mi aldrededor y me asomo por la cristalera mientras ascendemos. Poco a poco, las personas de debajo se van convirtiendo en motitas. Bueno, eso pasará al llegar arriba. Va parando para que se monten nuevos pasajeros y bajar a otros. Esto va a ser un viaje muuuy largo.

Me dejo caer por el cristal hasta plantar el culo en el suelo. Noto que todos me están mirando. ¿Qué se creen? ¿Qué yo podría hacer algo al respecto? Bueno, en parte sí, podría romper el cristal con una piedra y tirar a David por él. Porque Natalie la mujer no ha hecho nada, es más, seguro que hasta tenía prisa y todo, y ha terminado aquí metida. Siguen mirándome todos. Levanto una mano y les saludo. No sé que más puedo hacer. 

–¿Por qué mierda has dicho que eramos cuatro?– pregunta por fin Brad, un tanto cabreado.

–Porque somos cuatro. Otra cosa es que quisieramos montar cuatro, que yo venía con Dani. Si el tío de la taquilla no se entera, no es mi problema.– se defendió David.

–¿Cuánto tiempo dura más o menos una vuelta de estas?– pregunto cruzandome de piernas en el suelo, estirandolas.

–Depende, normalmente una media hora larga.– responde Natalie, que se ha sentado en el sillón que hay dentro del vagón.

Todos soltamos un bufido frustrado a la vez. Ya no es la media hora en sí, es que me han jodido la cita. Brad se sienta al lado de Natalie en el sofá, mientras volvemos a detenernos para que más gente suba abajo.

–Bueno pues... ¿quién es él?– pregunta Natalie por segunda vez en el día, señalando a David.

–Soy David, encantado.– dice él elevando ligeramente la comisura de los labios en dirección a la chica.– ¿Tú?

–Natalie, un placer.– dijo la chica con una sonrisa agitando la mano en forma de saludo. David incrementó su sonrisa.

¿Por qué se sonrien?

–Y, ¿cómo es que venías con Brad?– pregunté elevando la cabeza para mirar a David.

–Le ví colgar el teléfono. Le saludé. Le pregunté si había visto a Dani. Me dijo que no. Y fui con él haber si le veía en la otra zona. Ya está, creo.– dijo él enumerando los sucesos.

–¿Tu amigo está ahí abajo?–preguntó Natalie.

–Sí, y me va a enterrar vivo. Pero bueno, puede esperar un rato.– respondió David asomandose por el cristal.

Silencio...

–Bueno, pues ya que estamos aquí todos... ¿qué os contais?– preguntó Brad, intentando conseguir un ambiente agradable.

–Yo iba a ver a mi tía.– respondió Natalie quitandose los guantes.– Voy a llamarla, no tardo.

Se levantó de su sitio y se fue hacia la parte vacía del vagón. Por inhercia, miré a David. Él por su parte, miraba en dirección a Natalie, la miré a ella de nuevo. Estaba de espaldas con el móvil en la oreja. Miré a David. La seguía mirando. Me estoy rayando con tanta mirada. Intenté seguir el rastro de su mirada, la estaba mirando el culo. Qué fino eres, hijo.

<<'Cacho cerdo>>

Me iba a levantar, para pegarle. ¿Por qué la mira? No me jodas, tampoco es para tanto la chica. O sea, es guapa y tal... ¡Qué no la mires! Oh por Dios, Carla, si chillas mentalmente no te va a oir. Me crucé de brazos frustrada. Dirigí mi mirada al frente, y me enocontré con los ojos de Brad observándome preocupados. Me hizo un gesto para que me sentase a su lado en el sofá. Lentamente me levanté, mirando con disimulo hacia David, que volvía a mirar por el cristal. Me puse en pie y en dos zancadas me senté al lado de mi cita. Que podría haber sido todo bonito y fantástico si no hubiera llegado el ejendro este a joderlo todo. 

Changes.- /\ Sindrome de Estocolmo 2.- {David (Auryn)}Where stories live. Discover now