15. Touché

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-¡No es justo, no fue culpa mía del todo!

-Según lo que me ha contado tu tía, no es así...

María es tan inteligente, que en cuanto llegamos a casa reunió a sutía a su lado en el sofá, y llamó a su madre con el altavoz para

contarles lo de su reciente dimisión. Ya la habían echado la broncapor el simple hecho de plantarle cara a su propio jefe, y ahora estabaa punto de llegar la fase de "tienes que pensar que vas a hacer con tuvida" y María se estaba arrepintiendo de haber llamado, de haberdimitido, o de haber nacido, una de tres.

-¿Vas a creer a tu hermana antes que a tu propia hija?- se quejaba

María en el teléfono.- ¡Compartimos sangre, mamá!

-Bueno, y qué piensas hacer ahora, porque no puedes vivir del cuento de tu tía toda la vida.

-A ver, todo se va a solucionar, estais dramatizando demasiado...

-No, María, tienes que pensar que vas a hacer, sabes que aquí tieneslo fundamental y siempre lo vas a tener, pero conseguiste el trabajopara poder darte tus propios caprichos, y sabes mejor que nadie que se te han acabado completamente.- reprochó su tía Leire, mientras María fijaba la vista en un cogín.

Era extraño, Ana y yo mirabamos la escena desde la cocina, nos daba miedo intervenir.

-Leire tiene razón, ya te estás buscando la vida. O si no, te juro que pido el traslado de Universidad y te vuelves a Madrid.

-¡Qué? ¡Mamá, me odias o qué! No puedes hacer eso...

-Oh, ya lo creo que sí. No te voy a poner fecha límite, pero tienes que conseguir otro trabajo. Ah, y mandale besos a Carla y a Ana de mi parte.- dijo la madre de María, antes de colgar.

-Sabes que solo lo hace por tu propio bien.- dijo Leire.- Y tú eres capaz, lo vas a conseguir.- la dijo mientras se levantaba, y venía hacia la cocina.

Ana y yo salimos cruzandonos con ella, y nos sentamos al lado de María, que seguía con la cara de mosqueo.

-Vamos, no te desanimes.- dijo Ana

-No sirvo para trabajar, eso está claro.- se quejó la castaña, poniendo pucheros.

-Vamos, María, tienes casi veintiún años. ¡Algo tienes que hacer!- dije elevando el tono de voz.

-¿Veintiuno? ¿Ya? Ay, Dios mío, que vieja estoy.- se volvió a quejar María abrazando el cogín.

-Estás en la flor de la vida, querida.- dijo Ana.

-Mira, ya sé lo que voy a hacer. Tengo que esperar otro año más, a tener veintidos. ¿No conoció Anastasia Steele a un multimillonario que se enamoró de ella con veintidos? Pues eso, esperearé sentada a mi

Christian Grey.- dijo María con tono de alegría.

-Cuando bajes de la nube y te des cuenta de que no te podrás comprar el último Samsung que salga al mercado, reaccionarás ante la vida.-dije poniendome en pie.

-Sois malvadas conmigo, iros a fastidiaros la vida entre vosotras, furcias.- dijo María enfadada, y se dirigió a su habitación. Y se encerró.

Miré a Ana un tanto confusa, ella negó con la cabeza mientras suspiraba, esta chica era imposible a veces.

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Mi plan principal era dormirme una buena siesta a la española a pesar del cabreo inmintente de María, pero aquí mi amiga Ana sacó tema de conversación y tuve que seguirla la corriente.

Changes.- /\ Sindrome de Estocolmo 2.- {David (Auryn)}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora