-¡No es justo, no fue culpa mía del todo!
-Según lo que me ha contado tu tía, no es así...
María es tan inteligente, que en cuanto llegamos a casa reunió a sutía a su lado en el sofá, y llamó a su madre con el altavoz para
contarles lo de su reciente dimisión. Ya la habían echado la broncapor el simple hecho de plantarle cara a su propio jefe, y ahora estabaa punto de llegar la fase de "tienes que pensar que vas a hacer con tuvida" y María se estaba arrepintiendo de haber llamado, de haberdimitido, o de haber nacido, una de tres.
-¿Vas a creer a tu hermana antes que a tu propia hija?- se quejaba
María en el teléfono.- ¡Compartimos sangre, mamá!
-Bueno, y qué piensas hacer ahora, porque no puedes vivir del cuento de tu tía toda la vida.
-A ver, todo se va a solucionar, estais dramatizando demasiado...
-No, María, tienes que pensar que vas a hacer, sabes que aquí tieneslo fundamental y siempre lo vas a tener, pero conseguiste el trabajopara poder darte tus propios caprichos, y sabes mejor que nadie que se te han acabado completamente.- reprochó su tía Leire, mientras María fijaba la vista en un cogín.
Era extraño, Ana y yo mirabamos la escena desde la cocina, nos daba miedo intervenir.
-Leire tiene razón, ya te estás buscando la vida. O si no, te juro que pido el traslado de Universidad y te vuelves a Madrid.
-¡Qué? ¡Mamá, me odias o qué! No puedes hacer eso...
-Oh, ya lo creo que sí. No te voy a poner fecha límite, pero tienes que conseguir otro trabajo. Ah, y mandale besos a Carla y a Ana de mi parte.- dijo la madre de María, antes de colgar.
-Sabes que solo lo hace por tu propio bien.- dijo Leire.- Y tú eres capaz, lo vas a conseguir.- la dijo mientras se levantaba, y venía hacia la cocina.
Ana y yo salimos cruzandonos con ella, y nos sentamos al lado de María, que seguía con la cara de mosqueo.
-Vamos, no te desanimes.- dijo Ana
-No sirvo para trabajar, eso está claro.- se quejó la castaña, poniendo pucheros.
-Vamos, María, tienes casi veintiún años. ¡Algo tienes que hacer!- dije elevando el tono de voz.
-¿Veintiuno? ¿Ya? Ay, Dios mío, que vieja estoy.- se volvió a quejar María abrazando el cogín.
-Estás en la flor de la vida, querida.- dijo Ana.
-Mira, ya sé lo que voy a hacer. Tengo que esperar otro año más, a tener veintidos. ¿No conoció Anastasia Steele a un multimillonario que se enamoró de ella con veintidos? Pues eso, esperearé sentada a mi
Christian Grey.- dijo María con tono de alegría.
-Cuando bajes de la nube y te des cuenta de que no te podrás comprar el último Samsung que salga al mercado, reaccionarás ante la vida.-dije poniendome en pie.
-Sois malvadas conmigo, iros a fastidiaros la vida entre vosotras, furcias.- dijo María enfadada, y se dirigió a su habitación. Y se encerró.
Miré a Ana un tanto confusa, ella negó con la cabeza mientras suspiraba, esta chica era imposible a veces.
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Mi plan principal era dormirme una buena siesta a la española a pesar del cabreo inmintente de María, pero aquí mi amiga Ana sacó tema de conversación y tuve que seguirla la corriente.
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Changes.- /\ Sindrome de Estocolmo 2.- {David (Auryn)}
RandomTomaron caminos opuestos, pero olvidaron que el mundo era redondo Segunda temporada de Síndrome de Estocolmo