La invitación

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-Su señoría, ha llegado esta invitación para usted-le informó Adrien mientras cargaba una carta con sello de color plateado y una F en su centro- Pertenece a la familia Flipsen mi señor

-Tan rápido se han enterado de que estoy aquí, ¡sí que corren rápido los rumores!- ni siquiera le prestó atención, estaba muy ocupado arreglando el desastre de cuentas que su madre había dejado- Solo ha pasado un mes de mi llegada...

-Es conocido que el vizconde de Lloyd, Fenton Flipsen, se entere de todo con demasiada facilidad.

-He oído de él-anunció James con una cantarina voz mientras se sacaba las botas mojadas y se secaba el cabello, parecía que la lluvia lo había tomado desprevenido en su paseo por la ciudad- Es un petulante, un creído que heredó el título hace unos pocos años. Se casó con un miembro de la aristocracia francesa y ahora se luce en todas las fiestas con su nueva gran fortuna.

-Suena como si lo conocieras bastante James-Frederick levantó una ceja mientras afirmaba. Su hermano bufó y se cruzó de brazos para contestar- Era un pobre diablo antes de hacer de caza fortunas y ganarse un premio gordo, el apellido era lo único que tenía esa familia hace poco, además son demasiado egocéntricos, todos ellos...Te apuesto que cualquier persona que comparta sangre con esa familia será de la misma forma-James cerró los ojos y se despidió-Me voy a tomar una siesta antes de la cena hermanito, Adrien despiértame cuando sea la hora- y con sonoros pasos se fue de la habitación.

-¿Crees que debería asistir?-le preguntó Frederick a Adrien-No parece una familia muy divertida por lo que veo

-Me parece correcto que se presente en sociedad milord, y como esta fiesta hará de apertura de la temporada opino que es importante que vaya...además puede encontrarse con damas de buena cuna-Frederick rió ante el comentario-¿Por qué la risa?-acusó Adrien molesto

-Por favor Adrien tú sabes más que nadie que ya tengo suficientes problemas con mi madre y mi hermano como para preocuparme también por buscar esposa-le explicó mientras cargaba la pluma en el tintero de oro de su bisabuelo. Su madre ya le resultaba algo bastante difícil de enfrentar, durante 10 años se había dedicado a despilfarrar de manera ilimitada los recursos que había dejado su marido en Londres y ahora estaba postrada en una cama con un terrible caso de escarlatina. El médico había sido demasiado claro en su veredicto:

-Lamento informarle que su madre no sobrevivirá demasiado tiempo, puede llegar a vivir hasta finales de año, no mucho más-les explicó a James y a él luego de su observación. Pero la mujer aún no confesaba la verdadera razón por la cual los quería con ella, sólo se limitaba en mostrarse impasible con la servidumbre y cada vez que intentaban visitarla a su cuarto fingía sueño o un dolor de cabeza de manera que frustraba cada intento de acercamiento por parte de ellos.

-Además las mujeres son una molestia Adrien-dijo en tono cargado de soberbia

-Conozco una que jamás le resultó una molestia si mal no recuerdo milord...-rió Adrien. A Frederick se le pusieron los nervios de punta, claramente se estaba refiriendo a Danielle y la frustración de no saber nada de ella se volvió demasiado evidente cuando preguntó-¿Sabes algo de ella?-mientras lo miraba con gesto de súplica. Su lacayo se dio cuenta de que había tocado una fibra sensible en él y respondió con una mezcla de pesar y gracia-La verdad es que no, no hemos podido tener contacto con casi nadie de la sociedad londinense ya que su madre prefería ir a fiestas que hacerlas aquí

-¿Ni siquiera un rumor?-se puso nervioso y apretó demasiado la pluma-De seguro ya debe estar casada...es imposible que no

-No lo sé señor, lo siento...- recogió las pertenencias que había dejado James en la puerta del estudio y con un gesto adusto se despidió.

Frederick en la soledad de la habitación decidió en un acuerdo silencioso concurrir a la fiesta y averiguar de una vez por todas que había pasado con su mejor amiga.

Sorpresa de un jazmínWhere stories live. Discover now