No soy juguete de nadie

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Danielle salió lo más rápido que pudo de aquella habitación, tanto así que sus amplias faldas se enredaron entre sus apuradas piernas haciendo que perdiera el equilibro varias veces . Se sentía humillada, devastada y completamente avergonzada, no podía creer que había dejado que Frederick la besara con tanta facilidad y menos concebir que había disfrutado de ello. Este se había convertido en uno de los seres que más le molestaban y deseaba estar lo más lejos posible de él, asunto que quedó hecho añicos con su inesperado regreso.

Su corazón no había sido capaz de tolerar la traición de su abandono y menos en la situación en la que se encontraba años atrás.

Con un amargo resentimiento comenzó a recordar cómo lo conoció y cómo lentamente él se fue ganando su corazón amistosamente. A los 14 años sus sentimientos hacia él fueron tan grandes que le era casi imposible ocultarlos y él había aprovechado para engatusarla, le permitió besarlo más de una vez y fue tan tonta de guardar la esperanza futura de vivir a su lado, ilusión que fue rota por su huida a América sin decir ni una sola palabra.

Desde aquel tiempo le guardó rencor y deseaba con todo su ser no volver a verlo jamás.

Mientras casi corría por el pasillo de la mansión se encontró de golpe con Nicholas, quien esperaba en una posición muy cómoda sobre la pared. Parecía malhumorado, como si alguien le hubieran sacado esa irreverencia y alegría características, pero al verla se puso derecho y con gesto preocupado se acercó a ella.

-Casi me matas del susto Danielle, no pensé que fueras a reaccionar así...-dijo sintiéndose culpable.

-Lo lamento, no me habían enseñado en mis clases para desmayos que una debía informar antes-le respondió sarcástica y llena de ira-¡¿Acaso tú sabías de su llegada?!-exclamó enojada a lo cual su amigo abrió los ojos de par en par y asintió.- ¡¿Por qué no me lo dijiste?! Tus sabías que no resultaría positivo, e igual me dejaste venir aquí-lo señaló.

-En mi defensa, no estaba informado sobre tu invitación...pero siento no haber siquiera escrito una carta advirtiéndote, fue mi error-hizo un gesto de mascota abatida, asunto el cual la enterneció lo suficiente para no seguir discutiendo.

Tenía razón, estaba perdiendo los estribos con él sin que realmente tuviera la culpa de los hechos analizó y suspiró para intentar sacar todas las emociones que bullían en su interior.

-Hace muchísimo que no te veía, Danielle. Estás muy bella-y de manera furtiva la abrazó, pero sólo por unos segundos antes de soltarla y echar chispas por los ojos a alguien detrás de ella. Danielle no supo cómo reaccionar.

¿Cómo demonios me calmaré si sale con esto?¿Acaso se golpeó en la cabeza?¡Dios!¿Qué sucede con todos los hombres hoy? Gritó su consciencia mientras se acomodaba ante el intermitente y duro contorno del cuerpo de Nicholas que la despidió delicadamente de sus brazos.

-¿No te enseñaron que no es decoroso abrazar a una dama soltera Nicholas?-expresó detrás de ella Frederick ostentosamente y Danielle se giró para responder antes de que Nicholas hablara.

-Si es el mejor amigo de la dama no es ninguna falta de la norma, Frederick-mientras su enojo se hacía más evidente-Además el señor Hanson no tiene intenciones libidinosas como otros...-y lo miró a los ojos con sorna.

-Nadie peor que tú para saber las intenciones de los demás, pequeña Danielle-le devolvió la mirada-Me parece que estas bastante equivocada esta vez-ella observó cómo su rostro se tornaba oscuro por la impaciencia al ver que Nicholas todavía sostenía su mano.

De pronto una martilleante voz femenina interrumpió la escena- Parece que Lady Belcher ya se encuentra mejor...-apeló socarronamente mientras los tres giraron a verla. La abuela de Danielle los miraba impaciente, sus labios parecían estar a punto de fracturarse en su escaso intento de permanecer serenos y una de sus cejas subía y bajaba con desesperación, asunto que a Danielle le pareció demasiado gracioso y tuvo que morder su lengua para no echarse a reír. Frederick en gesto protector se situó en frente de ella al recordar el mal trato que le proporcionó la vizcondesa a su nieta y le contestó:

Sorpresa de un jazmínTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang