CAPÍTULO ESPECIAL PARA LECTURIVERSARIO

5.2K 466 41
                                    


La dulce canción de las aves afuera de la casa despertaron a Danielle advirtiendo el inicio de la mañana. El sol apenas se lograba divisar a través de los largos ventanales de cristal cubiertos por delicadas cortinas blancas, pero estaba claro que la hora de levantarse se había hecho presente.

Forzando a sus músculos para que sus movimientos resultaran los más suaves posibles, se deslizó entre las acogedoras sábanas, intentando que su marido no se percatase de su huída. Era algo extraño que Frederick no la tuviera entre sus brazos, pero ese día parecía haberle regalado una oportunidad para escapar de la habitación sin ser detectada.

Cuando estuvo a punto de lograr levantar su cuerpo del mullido colchón, unos cálidos brazos desnudos la sujetaron y terminó en el punto inicial de la cuestión.

-¿A dónde quieres escapar, pequeño conejito?-la grave voz de Frederick hizo estragos en sus oídos y el calor subió rápidamente por sus mejillas. Danielle se volteó para mirar inocentemente a su esposo.

-¿Acaso no puedo ir al baño?-preguntó desviando la mirada de sus intensos ojos turquesas. Si ser guapo era un pecado, él tenía un trono junto a Lucifer. Los años jugaban demasiado a su favor, volviéndolo cada vez más irresistible y tentador. El cabello rubio se le caía en los ojos tiernamente y su sonrisa era tan pícaramente brillante que Danielle tuvo que desviar su atención para no caer ante sus juegos.

-¿Al baño? Mi mujer no se mueve tan estudiadamente lento para ir al baño, ¿qué te traes entre manos?¿O es acaso que no quieres seguir a mi lado?-le susurró mientras se paseaba por su cuello descubierto, rozando con su incipiente barba la delicada piel.

-Claro que no...pero tengo...tengo-los prematuros pensamientos matutinos de Danielle comenzaron a evaporarse y Frederick aprovechó ese momento para acercar más sus cuerpos. Uno de los sentimientos más deliciosos y a la vez crueles que podía experimentar Danielle en esos momentos era el de disfrutar demasiado que su esposo conociera todos sus puntos débiles, pero que culpa de ellos sucumbiera tan fácil teniendo una tarea tan importante como la que la esperaba.

Si no actúo rápido, terminaré levantada de la cama a las doce...eso siempre y cuando tenga piedad...Recriminó su consciencia con premura.

Tomando todo el aire que sus pulmones podían contener, se movió con habilidad encima de él para lograr desestabilizar su mente unos segundos. Lo besó dulcemente en los labios y como un resorte se bajó y salió de la cama.

-Lo siento, cariño...Tengo cosas que hacer-alcanzó a acotar y Frederick se quedó quieto en su lugar intentando asimilar la serie de rápidas secuencias que sucedieron frente a él, mientras que su mujer se iba de la habitación.

Después de la huida que realizó Danielle del dormitorio, Frederick apenas pudo verla o siquiera tocarla en varios días. La mujer se la pasaba de acá para allá, viajaba casi todos los días a la casa de Arlys o de James, iba de compras a St. James o se encerraba en su cuarto de dibujos y no salía de allí por mucho tiempo.

El segundo día, hasta los niños desaparecieron de la casa y Frederick se encontró completamente solo un domingo por la mañana. Cuando éste interpeló a los criados, los mismos se mostraron confundidos por la actitud de la duquesa y hasta pudo oír entre susurros una sospecha de separación.

Desesperado, Frederick interrogó sin piedad a Sybil, para que le diera información sobre el plan de su esposa.

-Dime, Sybil. Tu debes saber cuales son las ideas de mi mujer-le imploró sentado en su escritorio mientras intentaba mantener la compostura.

-Ya le dije lo que sé, milord. Lady Greenhill salió hacia la casa de la familia Bell, ya que la joven Lilith deseaba pasar tiempo con ellos. Arthur fue con ella también, ya que lo vi envolviendo él mismo un regalo-señaló elocuentemente la dama de compañia-Soy consciente que Aphrodite no se ha querido separar de su madre en varios días, así que es entendible que la llevara con ella también.

Sorpresa de un jazmínWhere stories live. Discover now