Mandamiento 3: «Santificarás las fiestas.»

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Recuerda el día sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu labor, más el séptimo día es shabat para el Eterno, tu Dios; no harás ninguna labor, ni , ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sirvienta, ni tus bestias de carga, ni el extranjero que habita dentro de tus murallas, pues en seis días el Eterno hizo los cielos, la tierra y el mar, todo lo que hay en ellos, y el séptimo día descansó. Por eso el eterno bendijo el día shabat y lo santificó.







Nuevamente los días pasaron y WooHyun no sabía nada de su novio, de su hermano, la desesperación lo invadió más cuando su padre dijo que no se trataba de ningún secuestro. Que de haber sido así, ya los hubiesen llamado.
El señor Nam iba a poner una denuncia, pero la señora Kim dijo que no, que si lo hacían, podían poner en peligro a su hijo. Algo que fue relativamente extraño, pues en todo ese tiempo no había mostrado ningún tipo de preocupación.


Ellos no iban a misa los sábados, sino los domingos, pero no quería ir, cualquier segundo desperdiciado en aquella iglesia era vital, pues podrían llamar o SungKyu podría volver y decir que sólo se había ido de vacaciones o algo así, él no quería ir, pero tuvo que hacerlo.
Justo a la mitad de la misa, cuando estaban pasando para recibir el cuerpo de cristo (hostia y vino), fue el turno de WooHyun para pasar, lo recibió con amén y con su mano derecha en el corazón.
Mientras avanzaba, iba orándole a ese dios en el que siempre creyó, pidió por saber de SungKyu, pidió porque todo fuera una simple broma, un castigo por lo que había ocurrido con MiJoo.


Cuando llegó a su lugar, se arrodilló y empezó nuevamente, por Dios, era su hermano después de todo, su deber era cuidarlo y protegerlo, él se lo había jurado, pero aquí estaba, rezando a una imagen, pidiendo saber de su novio y hermano.


La misa había finalizado y él se dirigió al baño, y como si fuese un milagro, escuchó a alguien hablar de su SungKyu.
—No, no lo mates. —Escuché a aquella voz familiar. —SungKyu es hijo de la CEO Kim, sólo debemos hacer que se aleje de WooHyun, es un enfermo, como está enamorado de él, lo quiere corromper, pero Nam es mío.
Esa era la voz de MiJoo, WooHyun sólo hizo sus manos puños, no se acercó, pero la siguió, le mando un mensaje a sus padres diciéndoles que iría a ver a DongWoo, así que decidió acecharla, definitivamente le haría mil y una cosas para que le dijera donde lo tenían.


Afortunadamente ella se dirigía a su casa de soltera que estaba en las afueras de Seúl, sonrió para sus adentros porque eso estaba más que de su lado. Caminando hacía la entrada, pensó en todo lo que había estado sufriendo su frágil hermano, en definitiva no dejaría pasar aquella blasfema ante su ángel, la haría pagar.


Los diez mandamientos. «WooGyu»Where stories live. Discover now