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Afortunadamente JiSoo pudo llegar al hospital y aunque su vida estaba en peligro, ella pudo salir adelante, aunque claro, con sus desventajas, ella había quedado inválida.
La operación había durado cerca de diez horas, fue larga y tortuosa.
WooHyun apoyaba a SungKyu, su madre los veía con el ceño fruncido mientras que su padre se dedicaba a consolar a sus hijos.
SungKyu la miro.
«Ella lo sabe» —Pensó.
Inconscientemente sujetó más fuerte la mano de su hermano, no quería perderlo, pero sabía que su madre no permitiría esa relación, ahora entendía porque tanta prisa en casa a uno de ellos.
A la mañana siguiente, sus padres habían decidido irse, SungKyu ya estaba un poco mejor y WooHyun dormía a su lado en la silla de la sala de espera, se veía tan hermoso incluso dormido, no dejaría que su madre los separará, si se van a otra ciudad o a otro país, nadie sabría que ambos son hermanos, después de todo, los dos se apellidan diferente.
Esperarían a que Ji Soo estuviese bien y se irían los tres a donde pensó desde el principio.
Buscaría al tal Onew y lo mataría, lo haría pagar por haber hecho sufrir a su hermana, él se lo había dejado muy claro antes de regresar a Seúl.
Los días avanzaban y ella no despertaba, los médicos dijeron que era normal, ya que había recibido un gran impacto y debido a que si despierta sentiría un terrible dolor, por eso la mantenían así, para que pudiese sanar un poco más antes de despertar.
Los chicos iban de vez en cuando a su casa para cambiarse o dormir, sus padres habían salido de viaje otra vez, esta vez se fueron por una semana, así que estarían solos por cuatro días más.
SungKyu estaba acostado en su cama con los ojos cerrados, estaba soñando con Woo Hyun, se estaba excitando.
—¡Ahh! —Gimió, sintió como alguien lo empezaba a tocar y abrió los ojos, era él, su hermano. —Woo Hyun... —Gimió nuevamente.
—Shhh... —Susurró en su oído.
Woo Hyun lo empezó a pesar, no había prisas, eran besos lentos, besos llenos de amor, las manos de ambos se recorrían por cada rincón de su cuerpo, se exploraban, el menor dejó los labios rojos e hinchados para poder besar, lamer y morder su cuello, su Hyeong sólo suspiraba por el placer, pero en ningún momento dejó de recorrer el cuerpo de su hermano con las manos, él lo ama, por él seria capas de todo, él enfrentaría al mundo si se oponen a su amor.
—Te. Amo. Namu. —Dijo en un sonoro y bello sollozo.
—Yo —Beso. —también —Mordida. —te amo.
Los dos sabían que ese momento era más especial que otras noches, no era sólo sexo, se estaban haciendo el amor, Woo Hyun lo estaba marcando como suyo de la manera más dulce que podía.
Después de tantas caricias, su hermanos se encontraba preparándolo para poder penetrarlo, ya no dolía como antes, era como si su ano supiera que seria violado por Nam y sólo se dedicaba a recibirlo, los dedos del menor habían tocado su punto dulce...
—Ahhh... Namu, por favor. —Canturreo el mayor.
—Lo tengo, cariño.
Nam colocó su pene en el orificio y lentamente fue metiéndolo, provocando jadeos y respiraciones descontroladas, y es porque el miembro de su amante era demasiado grande, le gustaba sentirlo dentro suyo, le encantaba ser suyo.
Cuando llegó hasta el fondo, su amante pudo ver las lágrimas que derramaba, con besos suaves besó sus ojos y luego la nariz, la frente y su boca, empezó a moverse primero de forma lenta, los dos se tomaron de las manos entrelazando los dedos, ese momento se había vuelto especial para ambos.
Las embestidas se volvían cada vez más rápido, besos, jadeos, palabras sin coherencia alguna, los rechinidos de la cama podía decir cuanta fuerza estaban empleando ellos, los movimientos de ambas pelvis eran irregulares, al final, aún con las manos entrelazadas, con besos demandantes, WooHyun terminó dentro de él, sin condón esta vez, fue llenado con semilla, algo que en ese momento, no sabrían que les cambiaría su vida para siempre.
A la mañana siguiente, ambos despertaron entre los brazos del otro, como hace días no lo hacían, habían anhelado tanto ese momento, y es que con sus padres ahí, merodeando, no podían demostrar su amor libremente. Así que verlo dormir con sus brazos sujetándolo lo hicieron sonreír.
—Buenos días, mi amor. —Saludó Woo Hyun con un beso suave en la nariz del otro.
—Buenos días, bebé. —Respondió Sung Kyu mientras se acurrucaba más y más sobre el pecho de su hermano.
Así se quedaron por un buen rato, después se levantaron, se bañaron juntos, hicieron el amor en el baño, terminaron y después se cambiaron, bajaron a comer, ya que era la una de tarde, Nam le hizo un omelet, café, algo de pan y un poco de jugo, se sentían bien, se sentían felices, así querían vivir siempre, así querían estar toda su vida, entre beso y beso, terminaron de desayunar, tomaron sus cosas y aún tomados de la mano, salieron de su casa, se fueron en un sólo auto, en ningún momento se soltaron de las manos, en cada semáforo se besaban y se decían te amo, cuando llegaron al hospital, el doctor les había dicho que Ji Soo seria despertada más tarde, Kyu quería verla, quería decirle que él la protegería de ahora en adelante, que se fueran los tres juntos y que ahí encontrarían la manera de ser feliz.
Cuando eso pasó, cuando ella despertó, no habló con nadie hasta que Sung Kyu entró.
—Lo mataron, Sung Kyu. Mis padres mandaron a matar a Onew. —Ella sollozo. —Y ahora por su culpa yo quedé así.
—Yo no...
—Tú también los conoces, sabes que esa gente que caga dinero hacen lo que quieren, sé que tienes algo con Woo Hyun, tu madre lo sospecha, debes irte Sung Kyu, deben irse sino quieren sufrir.
El traspaso de mis bienes se hará en cuatro meses, debes mantenerte al margen, no deben flaquear, ni darse miradas de amor, por eso ella me trajo.
—Ji Soo...
Sung Kyu había confirmado sus sospechas, debían ser cuidadosos, debían tener cuidado sino querían ser separados, sólo debían aguantar tres meses y se irían, hablaría con Woo Hyun después.
Aunque de haber sabido que, en un mes todo cambiaría, se hubiesen ido desde que Ji Soo se lo comentó.

Los diez mandamientos. «WooGyu»Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin