Mandamiento 6: No cometerás actos impuros.

100 26 2
                                    

Woo Hyun no entendía el porque su madre le había dado a escoger entre él y ella; era obvio a quien escogería, así como también era obvio que nunca abandonaría a su madre, porque después de todo era eso, su madre y nada ni nadie lo iba a impedir.

Sin embargo, tras la muerte de su padre, ella empezó a desatender las empresas que tenían en los alrededores y extranjero, pronto los socios empezaban a tratar con Woo Hyun o Sung Kyu, quienes eran los futuros herederos. Debido a las demandas que recibían constantemente, iban perdiendo nuevos inversionistas e incluso asambleístas, si seguían así, pronto lo que una vez fueron de sus padres, terminaría en la ruina. Así que ambos empezaron a hacerse cargo de todos los negocios, negociando y pagando el doble por los contratos incumplidos.

Habían pasado varios días, y en la casa donde vivían se quedaban Kim Ji Soo, la madre de ambos y la pequeña bebé, una tarde común y corriente, Nam Woo Hyun y Kim Sung Kyu se habían ido a la empresa, Kim tenía un presentimiento pero no le hizo caso, sin embargo el menor tuvo que regresar a asa por unos archivos que habían olvidado, así mismo mandando al mayor a atender aquella junta que tanto les convenía, ya que sino hacían ese convenio, ellos terminarían en la ruina.

—Tú no debes estar con él. —Dijo la señora completamente ebria en cuanto abrió la puerta Nam. —Regresaste por esto, ¿no?
—¿Empezarás de nuevo, madre? —Habló Woo Hyun no molesto. —No quiero escucharte más, además estás borracha, ¿qué diablos te sucede? —Pero el menor notó algo más. Tenía gotas de sangre en su rostro y algunas manchas en su falda, así como también algunos rasguños en el pecho, brazos y piernas. —«Mi hija, Ji Soo». —Pensó.
—Tú eres mío, tú naciste para mi, por eso a ti no te alejé, Dios te mando por mi primer marido, tú eres mío, yo soy tuya. Por eso maté al padre del mal nacido de Sung Kyu, por eso lo alejé y lo mandé lejos, por eso me volví a casar, para tenerte a ti y ser feliz a tu lado.

Woo Hyun la empujó dándole un golpe en la mejilla. No podía creer lo que estaba escuchando, su madre estaba loca, ellos se habían enamorado en cuanto se conocieron, su amor era pecado, sí. Pero el amor enfermizo que tenía su madre por él era insano, impuro, corrió tras la habitación esperando no encontrar a nadie herido, pero fue mucho peor lo que encontró, fue aterrador, fue... Fue... Fue... Demasiado, lo llenó de rabia, de impotencia. Kim Ji Soo había sido descuartizada sobre la cama, a lado de ella estaba un hacha de cocina y en medio de todas las vísceras y el poco charco de sangre que se pudo hacer sobre aquel colchón que un día fue blanco, estaba su bebé. Atada de bracitos y pies, atada del cuello y sobre ella una daga de alguna guillotina, todo lo tenía bien organizado.

La señora Kim empezó a reír como una demente desquiciada, así mismo empezó a cantar y a escucharse de fondo la música de una canción religiosa.

«Tú, haz venido, no haz buscado, ni a sabios ni a ricos. Tan sólo quieres, que yo te siga...» Escoge querido Nam Woo Hyun, salvas a tu hija y te vienes conmigo o te quedas con aquel bastardo, pero matas a tu hija. «Señor... Me haz mirado a los ojos, sonriendo haz dicho mi nombre, en la arena he dejado mi barca, junto a ti, buscaré otro mal

Los diez mandamientos. «WooGyu»Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz