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El teléfono fijo no había dejado de sonar. Supuso que nadie respondería, así que respondió. La noticia que recibió fue muy dura, seca y dolorosa. La policía le había notificado que los cuerpos de la familia Kim Myung Soo habían llegado a Seúl.

De repente escuchó gritos, esa era la voz de Sung Kyu. Tomó a la niña y la dejó en la cuna para que no despertara o se cayera de la cama. Agarró un bat de béisbol para poder defenderse. Tal vez Nam había enloquecido y quiso atacar a Sung Kyu. Seguía pensando también en su familia, ¿Nam había sido? Lo dudaba. Él lo había visto desde las cámaras mucho antes de que se fueran al súper mercado.

¿Mandó a alguien? —Negó mientras bajaba las escaleras. Un quejido lo hizo de tener se por un tres segundos y luego avanzó.
La escena que vio fue difícil de asimilar.

Kim Sung Kyu se encontraba bañado en sangre, en el suelo y con un chillo en su mamo. Nam estaba tendido en el sueño teñido completamente de rojo carmín. Myung Soo soltó el bat e inmediatamente corrió a abrazarlo. Woo Hyun aún se encontraba con vida, era leve...

—Myung Soo... —Escupió sangre. —Sé que serás un gran padre. —Sung Kyu estaba en shock. Se suponía que Nam había matado a Soo y su pequeña, pero entonces... —Cuida de mi hermano y de mi hija. —Tomó su mano. —Gracias por haberme escuchado y por darme una razón para terminar con el monstruo en el que me convertí.
—Nam... —Lo miró serio y un poco temeroso.
—Soo... —La voz de Sung Kyu tembló.
—Nam, ¿mataste a mis padres? —Él negó y por alguna razón le creyó. Ellos no habían atacado a Sung Kyu, no tenía porque matarlos, pero...
—Sung Kyu, fuiste el amor de mi vida, pero ni siquiera el día de mi muerte puedo arrepentirme de haber matado a todo lo que te dañó.
—Woo Hyun... —Comenzó a llorar. —T-te a-mo. —Hippeo. —Cargó el cuerpo de Nam y su cabeza la puso en sus piernas. —Myung Soo, debes ir a la estación de policía, llévate a la pequeña, me encargaré de limpiar todo.

Myung Soo negó. No quería hacerlo, no quería dejar a Kyu con el cuerpo de Nam. Él estaba mal, Woo Hyun estaba a punto de morir.

—Ve con el, Kyuzizi. —Dijo Nam. —No merezco que te quedes.
—Shhh. —Acarició su rostro manchando de sangre. —Me quedaré aquí contigo. Te protegeré Woo Hyun, como hermano mayor te cuidaré hasta el final. —El menor comenzó a llorar. —Debes irte, Soo. Sino vas, la policía vendrá. Ve con la niña, no quiero que vea todo esto.
Woo Hyun lo sujetó de la mano antes de que se fuera.
—Cuida de Sung Kyu y Kei, Myung. —Sonrió. —Te amo, Sung Kyu. Siempre te he amado, a ti, a nuestra hija, a la familia que quise tener. Nunca te odié, ni siquiera cuando te fuiste.

La mano del menor cayó simplemente al suelo, dando muestras de que había muerto. Sung Kyu agarró el cuerpo y lo atrajo a su pecho. Comenzó a gritar con tono desgarrador. Él lo había matado sin siquiera dejarlo hablar.
Myung Soo no se quería ir, pero Kyu tenía razón. Si él no iba, la policía lo vendría a buscar y ahora era él quien se encargaría de protegerlo. Le dio un beso en la cabeza y subió por la niña. La cubrió con su manta, se cambió y limpió su sangre reseca para luego bajar y ver a Sung Kyu mecerse con el cuerpo de Nam tal cual fuese un bebé mientras lloraba y cantaba una triste canción.

La había escuchado antes, según su hermano menor, se llamaba Only Tears y era cantada por un grupo joven de Kpop. Quiso acercarse, pero si lo hacía, se mancharía de sangre.
Salió de su casa con la pequeña y fueron a la estación de policía.

Sung Kyu quien se quedó ahí con Nam, se levantó en cuanto escuchó el auto alejarse. Dejó el cuerpo muerto en el suelo y luego se levantó. Fue a su auto que se encontraba en el garage. Sacó toda la gasolina de su auto y luego se metió a su hogar. Cubrió todos los lugares de gasolina, abrió los conductos de gas y luego... Con un simple fósforo un incendio comenzó.

—Te protegeré, hermanito. —Sollozó mientras unas lágrimas limpiaban el rojo de su rostro. —Te amo, hermanito. Siempre te he amado.

Sung Kyu se acostó a su lado y se abrazó a él. Vio como las llamas se extendían rápidamente y luego su hogar explotó con los dos hombres en medio del hogar. Pagando su terrible pecado, recordando que su amor ardería en las llamas del infierno.

Tuvieron un amor enfermizo que los orilló a volverse asesinos. Se amaron como no debían, pero eso no significaba que eso fuese pecado. Su amor se volvió pecado por todas esas personas que opusieron, su amor se volvió dañino por todas esas muertes que provocó. Su amor era tóxico para todo aquel que lo conociera y no podían dejar que su hija pagara las consecuencias. Nam confió en Myung Soo y Sung Kyu confía en que Soo será un buen padre para su pequeña Kei. Él podría salvarla de todo el infierno que los rodeó desde el principio.






Myung Soo intentó localizar a Sung Kyu pero nunca respondió. Preocupado salió de la estación de policía y volvió a casa, encontrándose lo que un día fue su hogar, hecho cenizas. Cayó de rodillas al suelo con la pequeña en brazos. ¿Qué iba a hacer con Kei? ¿Qué iba a ser sin su familia? ¿Qué iba a ser de su vida ahora?

—Serás un buen padre. —Recordó las palabras de Nam. Él quería salvar a su familia, lo había visto en sus ojos. Sung Kyu quiso protegerlo y proteger a su pequeña.

Myung Soo llamó a la policía y reportó el incendio. La policía, los periodistas, la ambulancia y el abogado de Nam, Kim Hee Chul habían llegado a la escena del crimen. Heechul se metió entre las cenizas para buscar el cuerpo de Nam, pero la policía lo sacó inmediatamente.

Las noticias volaron y pronto empezaron a pelearse en la empresa de Nam. Querían el puesto del CEO, pero Heechul lo defendió con uñas y dientes. La hija de Nam era la heredera de todo. Si Nam había confiado en Myung Soo, él también lo haría. Después de todo, fue su culpa de que los hermanos Kim-Nam terminaran en ese estado.

Los funerales de ambos chicos fue privado, sencillo y sin invitados. Heechul se encargó de limpiar todo para ellos, no quería que fueran recordados como asesinos o como pecadores.

Los diez mandamientos. «WooGyu»Where stories live. Discover now