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Sung Kyu estaba en una esquina, con las piernas en su pecho y a su alrededor sus manos. Hacía frío en ese lugar y no podía creer que todo su mundo se había destruido en cuestión de horas. Por dios, habían superado todo, pero haberse enterado que Nam había matado a su madre, fue algo que no pudo, no puede ni cree que podrá asimilar. Sí, él también había matado al padre de Woo Hyun y entendía el dolor de su hermano, así que estaba seguro que Nam lo odiaría y que tal vez lo dejaría pudrirse en la cárcel.

Al menos se sentía tranquilo por su hija, ya que Woo Hyun la protegería de todo y contra todos. Suspiró pesadamente mientras se hacia más ovillo, el frío era insoportable y no ayudaba en nada que donde estaba, hubiese una ventana con los vidrios rotos.
—Deberían tener mas consideración. —Murmuró Sung Kyu.
—Es una delegación. Algo que el gobierno nos dio. No esperes algo imperial aquí, además, todos son delincuentes. —Dijo Dae Yeol con calma.
—Yo no maté a nadie.
—¡Seguro! —Se fue.

Woo Hyun estaba más que cansado, no podía siquiera sentarse y pensar todo lo que había pasado hace dos horas. Todo fue como una bomba. La confesión de Sung Kyu, su arrestó y su confusión de no saber que sentir respecto a todo. Él lo ama, de eso estaba seguro, él incluso piensa que pueden tener un futuro, pero el tan sólo imaginarse como sufrió su padre al morir, lo hace querer desistir. Sí, él había matado a su propia madre, incluso también sabia que Sung Kyu no lo perdonaría, pero ¿quién los podía culpar por aquel amor tan enfermizo que tenían? Tal vez ya no tengan oportunidad de seguir juntos, pero no piensa dejar ahí a su hermano. No lo iba a condenar, él no lo merecía. Además, él se había jurado protegerlo de todo y contra todos.

Sacó su teléfono celular y le habló a su ex novia, Ye In. Ella fue una excelente estudiante y es una de las mejores abogadas en Japón, Tailandia, Corea e Inglaterra.
Le expuso el caso y le dijo verdades a medias, porque no sabía que tan apasionada se había vuelto en su trabajo.

Sung Yeol y Dae Yeol estaban sentados, viendo CCTV's de las horas en las que las personas habían sido notificadas muertas y en varias de ellas, él estaba donde decía, otras tantas no se podían verificar porque decía que estaba en casa y dentro no había cámaras, sin embargo. Nunca vieron nada sospechoso; pero algo era extraño. Ellos lo sabían, pero no podían encontrar ningún desliz de su parte.
Si seguían así, sólo podían tener a Kim tras las rejas 48 horas si su abogado alegaba y no querían eso, porque si eso pasaba, sabían que él se encargaría de borrar cualquier evidencia.
—Llévenlo a la sala de interrogación. —Ordeno el mayor de los Lee. —Sino hacemos algo se irá. —El menor asintió.
—De pié, Kim. —Gruñó. —Te interrogaremos.
—Mi abogado no está. —Quiso zafarse.
—Serán preguntas que podrás responder. —Lo jaló.

Sung Kyu no quería ir, no quería hablar con ellos. No quería hecha todo a perder y que por su culpa su hija terminara en algún internado. Así que opto por quedarse en silencio.
_¿Cómo puedes tener coartadas? ¿Tienes un cómplice, cierto? ¿Quién es? ¡Responde! —La mano del mayor azotó en la mesa, haciendo que todos saltaran de la impresión y que el café que yacía a su lado, terminara por caer.

Kim no se inmutó en ningún momento, él sabia que tenía derecho a guardar silencio si él quería. Así que debido a su necedad, se lo llevaron de nuevo a su celda a los minutos se había quedado dormido.
Cuando abrió los ojos nuevamente, ya era de día. Realmente no espero que su hermano menor lo ayudara, tampoco creyó que ella seria su abogada. Él la conoció. Ella fue parte importante de su vida, le gustaba. No como mujer, sino como Ji Soo, sólo que Ye In era de otra escuela y sólo se veían en eventos.
—Soy la abogada de Kim Sung Kyu. —Entregó su tarjeta y una hoja. —Exijo que liberen a Kim Sung Kyu y que tenga detención domiciliaria. No tienen pruebas concretas, así que lo más probable es que se lo lleven a Juicio más tarde. —Cruzó la pierna. —Mi cliente cooperará con todo.

Los hermanos Lee no tuvieron más opción que soltarlo, ellos sabían que la abogada tenía razón. Sino tenían pruebas contundentes, no podían hacer nada, sin embargo, lo mantendrían vigilado.

—Ye In, —Dijo Sung Kyu. —¿Cómo...
—Woo Hyun. —Sonrió. —Me contactó para defenderte.
—¿De dónde...
—Es mi ex novio. —Sonrió. —Pero nos volvimos buenos amigos, cuando me dijo que si hermano había sido encarcelado y me dijo tu nombre, no dudé en venir.
—Gracias. —Sonrió.

Nam se reunía con frecuencia con Ye In para ver el caso de Sung Kyu, el cual ya era bastante grave, pues si seguían así, podían tener alguna prueba, por más diminuta que fuese y si la obtenían, podrían conseguir el juicio.
Los Lee seguían vigilándolo, no lo perderían de vista y eso les ayudó a conseguir una esperanza. A saber del porque Kim Sung Kyu, había matado a mucha gente.
En una de tantas tardes, pudo ver como los hermanos Nam y Kim peleaban, la pequeña lloraba en la pequeña carriola, y Nam Woo Hyun, según ellos sabían, estaba abrazando a Kim, al principio no lo habían visto mal, porque ellos eran de mente abierta, pero cuando vieron aquel beso entre ellos, fue lo suficiente para saber el motivo de querer desaparecer a todos.
Tomaron fotos y conseguirían una orden para la prueba de ADN, no sólo eso, revisarían cada piedra de ser necesario.
Tenían a Kim Sung Kyu, y no lo dejarían escapar por nada en el mundo. Al fin tenían al asesino en serie que tantos problemas les había dado.

Los diez mandamientos. «WooGyu»Where stories live. Discover now