♥28 Capitulo♥ Tragedias

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Yo hervía de ira, ¿porque la Sultana Melek había llegado tan lejos?
—Handan...- dije llorando- Perdón... Esto es mí culpa.
—No se preocupe sultana, estoy bien, no llore.
—Es que si yo no hubiese llegado, y si yo no fuese sultana, esto no pasaría.
—Hay cosas que no se pueden evitar, cosas que suceden, yo daría la vida por usted- dijo cansada.
Acaricie su pelo y la dejé descansar, me levanté y fui a planear alguna forma de vengarme.
Pero las ideas no venían a mí cabeza.

Camine por los pasillos en busca de alguna idea cuando me encuentro con la Sultana madre, quien estaba tomando agua en el jardín.
La observó de lejos y me doy cuenta que algo estaba pasando.
La Sultana se había desmayado y corrí a ayudar, la llevamos a sus aposentos y quedó en cama.
Fui a avisarle a nuestro sultán corriendo.
Llegué a sus aposentos y entre a la fuerza sin que el guardia llegará a detenerme.
Reverencie rápido.
—Perdon sultán que entre así, es urgente, la madre Sultana...
El sultán corrió hacia afuera y fue a los aposentos de la madre Sultana.
Yo me disculpé con el guardia de la puerta por haber pasado por su autoridad y después fui rápidamente hacia mí sultán.
—Pero... ¿Cómo? Doctora, dijo que podrían ser años o meses...- decía mí amado entre lágrimas.
—El proceso puede adelantarse y ella empeoró.
La madre Sultana estaba muriendo, y el palacio entero estaba tenso.
El sostenía la mano de su madre y lloraba, era una situación horrible y yo quería estar ahí para el.
—No te vayas por favor...- le decía mí amado a la madre Sultana.
—Mi León... Recuerda ser justo... El poder... Hace corrupta a la gente... Recuerda...- decía casi sin aliento.
—Si madre, lo recordaré por siempre.
—Eres mí sultán del mundo... Te quiero mucho...- dio su último aliento.
El sultán comenzó a llorar y a gritar mientras abrazaba a su madre.
Yo lloraba detrás en silencio.

Eso me hizo recordar a mí madre quien espero que esté bien, este donde esté.
El día fue oscuro, comenzó a llover y parecía que las cosas tragicas nunca dejarian de suceder en este palacio.

Al otro día, el sultán puso a La sultana Melek de jefa del harem, tal como ella dijo y las cosas de ahora en más comenzarían a ser más oscuras aún.
Tuve varios cruces con ella durante ese día pero aún no había hecho nada.
Probablemente estaba buscando ideas al igual que yo.

Aún no me había dicho a nuestro sultán de mí embarazo pero no encontraba un buen momento para hacerlo, ahora que había muerto la madre Sultana no podía decirlo así sin más.

Luego de unas semanas, me acerque a el mientras estaba en el jardín disfrutando el día.
—Hola mí bella rosa.- dijo mientras me acariciaba el cabello.
—Mi sultán, hace días que quiero decirle algo, pero no encontraba el momento adecuado.
—¿Que sucede? ¿Estas enferma? Si tú también te enfermas me moriré...- dijo muy preocupado.
—No, no- me apure en decir- Quiero decirle que estoy embarazada.
—¿Enserio? Por ala por fin una buena noticia, estoy muy contento mí amada.- Me acarició el vientre.
Quisiera hacer un festejo pero no quería que eso sucediera ahora, justo después de la muerte.
Entonces no iba a ser anunciado al harem hasta que pasaran los días de luto.

Sin embargo con Handan si decidimos festejar entre nosotras, pedimos dulces y jugos. No queríamos involucrar al resto porque las cosas estaban tensas.
Bebimos y comimos, cantamos y jugamos hasta tarde.

Me desperté de madrugada, por dolores en mí vientre, me levanté a buscarme agua ya que no me gustaba despertar a mis sirvientas solo para eso, yo no soy tan floja.
Y los dolores empeoraban, al ver mí cama, mis sábanas estaban llenas de sangre. Comencé a gritar, asustada, vino Handan corriendo y ella también se asustó.
Corrió a avisarle a la médica.

En mí interior sabía lo que estaba pasando, todo comenzó a darme vueltas y caí desmayada al suelo.
Desperté acostada en la cama del sultán y lo vi hablando con la doctora.
—Disculpe sultán, perdió al bebé.
—¿Porque sucedió?
—Al parecer algo que bebió... Estaba envenenado.
Comencé a llorar, y mí sultán rápidamente se dio vuelta y corrió hacia mí.
—No llores mí sultana, tendremos muchos hijos más, no llores por favor...- Decía mientras el comenzaba a llorar.
—¿Esto nunca acabará?
El me miro confundido.
—Desde que llegue solo veo tragedias, ¿Porque la vida en el Palacio es tan dura? ¿Porque me envenenaron si yo nunca hice nada a nadie? ¿Que culpa tenía mí hijo?
Mí sultán me abrazó y me beso
—No llores más, yo cuidare de ti.
Se levantó y le dijo algo al guardia en el oído, luego volvió a mí.

Diario de un palacioWo Geschichten leben. Entdecke jetzt