♥Capitulo 31♥ Lealtad

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Ella agarra aquel objeto y se lo clava en el estómago.
—¡Elif!- grite y me agache para sostenerla.
—Lo siento sultana... La Sultana... Melek... Quería que yo la matará... Pero no pude, usted es mí única amiga...
Abrí los ojos de par en par, me levanté y corrí a buscar a la doctora.
La llevamos hasta un cuarto cercano y la doctora comenzó a curarla.
Mientras tanto yo esperaba y miraba al suelo mientras pensaba.
¿Como supo Gulsa de esto? ¿Debería perdonar a Elif? ¿Qué les explico a todos ahora?

La doctora logra curar a Elif, y me dice que se recuperará, perdió mucha sangre pero estará bien, me preguntó que sucedió y le dije que no es de su incumbencia.
Hice tiempo hasta que pudiera pensar en algo para decirle al sultán.

Mientras ella dormía y la doctora cuidaba de ella, fui a ver a mí sultán para explicarle lo que había sucedido.
Llegó y el me atiende cariñosamente como siempre.
—Mi sultán, mí sirvienta Elif tuvo un accidente. Últimamente, he recibido amenazas en cartas, de la Sultana Melek, por lo cual, por precaución le he pedido a Elif que siempre cargue con nosotras un cuchillo, pero ella hoy ha caído y se ha lastimado con el.
Era verdad lo de las cartas, había recibido al menos 3 cartas donde ella explicaba como iba a reirse cuando muriese y cosas extrañas
Se las mostré y el estallo en cólera.
—¿Quien demonios cree que es Melek? Oh por ala, Guardias, Traigan a Melek inmediatamente.
Yo agradecí y me fui a ver a Elif.

Al entrar ella estaba despierta y miro para otro lado avergonzada.
Comenzó a llorar.
—Perdoneme mí sultana, yo no tenía otra opción, solo soy una sirvienta y me iba a matar si no obedecía, usted es una buena persona y no podía dejar que usted muera, por favor espero que pueda perdonarme.
—Elif... Estoy triste, es por eso que estuviste triste durante mucho tiempo, realmente estoy algo decepcionada porque creí darte más que a cualquiera en el Harem, y sin embargo no me dijiste nada.
—Tenia miedo sultana, Mis órdenes eran matarla y si no lo hacía la Sultana Melek se encargaría de asesinarme.
—Esta bien Elif, eres perdonada, pero debes esforzarte para que pueda recuperar mí confianza en ti, hiciste muy bien, escogiste el bando correcto y el camino al poder.
Elif sonrió dulcemente y la dejé descansar.
Al salir del cuarto, camine hacia mis aposentos también para descansar, y me encontré de cara a la Sultana Melek quien caminaba junto con los guardias.
Nuestras miradas se cruzaron en irá, si no hubiesen estado los guardias, una de las dos habría muerto.
Simplemente camine con orgullo, yo era la Sultana Kader, Más poderosa que cualquier sultana.

Luego de un buen rato, decido ir a ver qué sucedió al final con la Sultana Melek, me explican que está en el calabozo encerrada.
Voy directo con el sultán a verificar.
—Mi cielo, ¿Qué necesitas?
—Vine a preguntar que había sucedido con la Sultana Melek, si es que puedo saber majestad.
—La sultana Melek estará en el calabozo hasta que decida que hacer con ella, sin embargo...- Miro al suelo pensativo.
—¿Qué sucede?
—Es que... Estuve pensando seriamente en la sentencia de muerte...
Yo quedé sorprendida pero entendía el sufrimiento de mí amado.
—Yo... Solo no quiero que usted sufra, usted sabrá lo que es correcto, pero por favor solo quiero pedirle que esté bien con la decisión que tome, por favor no sufra porque moriré si lo veo mal.
El acaricio mí cabello y se apoyo en mí.
—Sabes, no sé que hacía de mí vida antes de conocerte...
—Yo tampoco se que hacía de mí vida antes, solo sé que después de conocerlo por fin supe lo que es el amor.
—Quisiera poder darte un poco de todo lo que me das pero siento que nunca es suficiente, ni aunque te diera toda la libertad y el oro, jamás podría compararse.
Nos besamos e hicimos el amor, siempre nos amamos, desde el primer momento y nos amaremos para siempre.

Algunos días habían pasado ya, y el sultán ya había decidido la sentencia de muerte de la Sultana Melek, fue una decisión muy difícil para mí sultán ya que es la hermana pequeña de el. Probablemente estaba sufriendo mucho pero ya había decidido la fecha y hasta lo consulto conmigo.
Con respecto a mí, a mí realmente me hacía feliz que eso sucediera, ya que estaba en juego la vida de mis hijos y nadie puede meterse con ellos ni conmigo.

Después de esto, todos verán que nadie puede ponerse en mí contra, y mucho menos pueden lastimarme, soy la esposa del sultán Mehmed, el hombre más poderoso del mundo.
Llegó el día y la Sultana Melek fue llamada a los aposentos del sultán.
Será avisada de su día de muerte.
Quise estar ahí para el, para apoyarlo cuando el tenga que hablar con ella y no se sienta solo en este momento tan importante

Diario de un palacioWhere stories live. Discover now