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Ezequiel se quedó a dormir conmigo, me sentía muy mal, había vuelto a recaer. Caleb trato de tranquilizarme, el sabe cómo hacerlo.

Hace unos años, cuando recién empezaba la universidad entre en una crisis muy grave, no quería seguir con ese nuevo paso, quería darle un fin a todo; sentía cómo el había arruinado mi vida, porque cuando vivía con mis padres, los vecinos se enteraron de toda la historia con él, entonces empezaron los rumores, que yo lo había provocado con la forma en la que me vestía, la forma en la que me comportaba, a donde salía, todo eso, empezaron a juzgar todo lo que hacía.

Hicieron que mi autoestima bajara de una forma muy extrema, mis papas y mi hermana trataban de que saliera a comer con ellos, ir al cine o salir a cualquier lado, pero no tenía ganas de nada.

Todo se me hacía aburrido, a la universidad sólo iba por compromiso, para no perder mi lugar, Caleb iba todos los días a mi casa, tratando que saliera al cine con él o algún otro lugar, quería sacarme de mi casa. Pero no me sentía con animo, no quería nada.

Algunas noches se quedaba a mi cuarto a dormir, porque aún tenía secuelas de todo lo que había pasado, despertaba con mucho miedo y él estaba a mi lado para calmarme. Me traía mucha paz y me ayudo a salir de eso.

Al igual que Sara y Kenya, por eso me fui a vivir con ellas, también me ayudaron mucho para evitar que decayera más.

Pero, sobretodo Caleb fue el que paso mas meses difíciles, porque el tuvo que ver cómo caía y cómo me negaba a salir adelante, pero aquí estoy. Aunque me siento cómo esos meses.

Ezequiel se rehusaba a dormir en la misma cama conmigo, se me hizo muy tierno de su parte, pero termine convenciéndolo y su aroma me hizo dormir en calma.

Al despertar me alarme porque no lo vi a mi lado.

-¡Ezequiel!- le grite pero no se escuchaba ruido- ¡Ezequiel!

Volví a gritar y tome mis pastillas, estaba entrando en pánico, escuche la puerta principal abrirse y tome un bate de béisbol por si las dudas, al ver entrar a Ezequiel me tranquilice.

-Soy yo, tranquila- me abrazo y deje el bate en el suelo.

-Me asuste, cómo no te vi.

-Sólo salí a contestar una llamada, estoy aquí amor- me beso la cabeza- te preparo algo.

Fuimos a la cocina y me preparo algo sencillo, me sabía todo muy rico, al menos no estoy tan decaída.

-El que me marcó fue Caleb, me pregunto que tal estabas.

-¿Qué le dijiste?

-Bien, en la noche llegaste a hablar dormida.

-¿Qué decía?

-Cosas sin sentido- le pedí con la mirada que me contara más- pedías que se alejara de ti, repetías nombres, Queny, Stefan, Alanna.

-A ellos lastimo, Queny era mi orientadora, la encontraron con el cuello roto en su departamento, Stefan era un chico que quería andar conmigo, lo encontraron muerto en un callejón haciendo creer a los demás que había sido un asalto y Alanna, era mi amiga, la había conocido cuando me cambiaron de escuela, era un chica encantadora, la encontraron en un bosque, tenía una cortada en el cuello muy profunda, estaba colgada de un árbol.

-Deberían condenarlo a la pena de muerte.

-Si logran encontrarlo.

El celular empezó a sonar, mire a Ezequiel pidiendo que él contestara, lo hizo.

-Estaremos ahí.

Fue lo único que alcance a escuchar porque se había salido de la cocina, al regresar se sentó a mí lado.

-Tienen los resultados de la prueba, quieren que vayamos para haya.

-Iré a cambiarme.

Entre al baño lista para bañarme, el agua me empezó a tranquilizar, se que esa cosa era de él, es bastante obvio, es tan enfermo que hace lo imposible para llamar mi atención, incluyendo asesinar a las personas que quiero.

Mi corazón me volvió a dar una punzada muy fuerte, me estaba sintiendo mal, ¿Cómo es que alguien pueda obsesionarse contigo a tal grado de lastimar a otros? Desearía tanto no haber acompañado a mi mamá y a mi hermana por ese maldito artefacto, si no hubiera ido, nada de esto hubiera pasado, mi vida sería lo que es ahora, pero sin Andy Biersack.

Me senté en la regadera y me quedé ahí un buen rato para tratar de relajarme y no tener un ataque de pánico.

-Hermosa, ¿Estás bien?

-Si- contesté susurrando, al parecer no me escucho.

Escuche la puerta del baño, me levante de ahí, cerré las llaves y tome mi toalla, la enrolle en mi cuerpo y salí, estaba Ezequiel viéndome preocupado.

-Estoy bien- le repetí.

-Todo va a acabar muy pronto hermosa, te lo prometo.

Me dio un beso en la frente y me abrazo, arropándome en su brazos absorbiendome en su colonia tan especial.

-Rayos, te he mojado todo- le dije y empezó a reír.

-Es el mejor olor del mundo, mujer limpia, mejor aún, mi novia.

-Que tonto eres.

Salió del baño y me vestí, salí del cuarto y nos fuimos a la comisaría, al llegar sentía la mirada de algunos de los oficiales, los cuales ya me conocían por el oficial Philip...  Deben culparme por lo que le paso.

Nos guiaron a un laboratorio, vi a una chica, que tenía un cubre bocas, al vernos se lo quito.

-Hola Anna, soy Amy, revise- busco las palabras adecuadas- acerca de tu caso.

-¿De quien es?

-Andrew Biersack.

Mi mundo cada vez se hacía mas pequeño y oscuro.

-Te dije que era de el.

-Es mejor que te cambies de casa Anna, por tu seguridad.

-Te irás conmigo, no voy a dejar que te toque- me dijo Ezequiel.

Salimos de la comisaría, le llame a Sara.

-¿Estas bien?- fue lo primero que dijo al descolgar

-Lo estoy, me iré a casa de Ezequiel por un tiempo.

-¿Te dieron los análisis?

-Si, fueron de el.

-Maldito degenerado. Le avisaré a Kenya.

-No las quiero dejar solas, las amenazó

-La importante aquí eres tu Anna, no vamos a permitir que te ponga una mano encima.

RETURNS (Andy Biersack)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora