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Cuando me contesto de esa forma, llamo a alguien por el teléfono y varios guardias vinieron por mí. 

Pero antes me dijeron que me tomara unas pastillas, me rehusaba y ellos me obligaron, si no, no me dejarían sola. 

Después me dejaron en ese cuarto, todo estaba frío, mis padres y Penelope se fueron; no he visto a Sara, no entiendo porque dicen que yo la lastime, jamas en mi vida la lastimaría de ninguna forma. Es cómo mi hermana, nunca le haría nada a ella. 

La puerta se abrió y vi a Ezequiel, corrí a abrazarlo. 

-Todo saldrá bien, vamos a sacarte de aquí. 

-¿Porqué me están culpando de todo? 

-No lo se, parece que te querían aquí, no vas a estar aquí mucho tiempo. 

Mi cabeza me empezó a doler. 

-¿Anna? 

-Mi cabeza me duele- me senté en el piso y el se sentó enfrente de mí- me dieron unas pastillas. 

-No te las tomes, esas cosas hacen que te vuele la cabeza. 

Levante la mirada y lo vi detrás de él con un cuchillo, grite y el me veía sorprendido, entraron los mismos guardias y sacaron a Ezequiel de ahí. Me esta volando la cabeza. 

-¿Te habías olvidado de mí?

-No puedo hablar

-Por supuesto que si puedes. 

-Pero si te respondo, parecerá que estoy loca y no lo estoy. 

-Loca por tu servidor. 

-Muérete. 

-Vamos Ann, esto te va a ayudar de una forma u otra. 

-¿Cómo me va a ayudar esto si me están culpando por algo que no hice? ¿Sabes algo de Sara? 

-No, ¿Qué ganas con saber eso? 

-Necesito saber si es cierto que yo la lastime. 

-¿Tu les crees? 

Me he quedado callada y me levante del piso, me asome por la ventana y habían muchas personas afuera, pero todos parecían fuera de sí. 

-Saluda a tu nueva familia

-Que te jodas. 

Soltó una risa y yo seguí viendo por la ventana, tomaron a una chica y la sentaron en un banco, ella parecía que le importaba muy poco todo, parecía normal. 

-Vamos Anna, ve a jugar al parque. 

-Que te jodas. 

Voltee y vi a una señora en la puerta. 

-Perdón, no le decía a usted. 

-No te preocupes. 

Ahora así va a pensar que estoy loca, camine hacía ella y se hizo a un lado, camine por un pasillo, algunas habitaciones estaban abiertas y en algunas había gente, vi a un chico que se estaba golpeando con la pared y la señora que venía conmigo hizo que se sentara y se calmo. 

Volvió a mi lado y caminamos hasta la salida, me dio el sol en la cara. Se sentía bien, pero lo único que me volvió a destruir, fue que estoy en este lugar. Debo salir de aquí, necesito irme. 

Voltee hacía todos lados, todo parecía asegurado, no hay forma que me escapara, no hay ninguna forma, uno de los de seguridad se acerco a mí. 

-¿Estas buscando la forma de escapar? 

-Que gracioso- se dio cuenta. 

-No han podido escapar de aquí ninguno de estos locos, tu pareces más normal. 

-No estoy loca- le conteste. 

-Hasta hablas demasiado fluido. 

-Te estoy diciendo que no estoy mal, no se porque me metieron aquí. 

-¿Eres Anna Lewis?- no le contesté- tenía el presentimiento que eras tú, ¿Es cierto todo eso?- me pregunto- ¿Qué sacaste el cadáver de tu acosador?

-No, nada de eso es verdad, no se porqué están inventando esas idioteces. 

-Vamos Anna, di la verdad, aún así no vas a poder salir de aquí. 

Suspire pesadamente y volteo a su alrededor. 

-Te daré un pequeño consejo, si quieres salir de aquí, debes ser optimista, muestrales que todos sus tratamientos funcionan, aunque no lo hagan, sólo disimula. 

Me dio una palmada en el hombro y se fue. 

Al menos encontré a alguien decente, me senté en el pasto y cerré los ojos por un momento tratando de recordar que fue lo que paso ese día. Pero todo me indicaba que si lo había vivido, no había razones para estar en este lugar, escuche un grito muy desgarrador y me levante de repente, me voltee y vi un chico gritando cómo loco, varios policías y enfermeros fueron a su lado, lo sostuvieron y se lo llevaron. 

No soy cómo ellos, no soy cómo ellos, eso es un hecho. 

-Pequeña- voltee a ver a la misma enfermera de antes- debes regresar. 

Me levante y entramos de nuevo al edificio, me llevo a un pasadizo, había fila esperando. 

-Debes tomarte una dosis de tu medicina. 

-¿Para que me va a servir? 

-Te ayudara a tranquilizarte. 

-¿Me van a sedar? 

-No, pero si te sentirás más tranquila. 

Se fue de mi lado, seguramente para evitar que hiciera más preguntas, me recargue en la pared, al parecer los que estaban ahí parecían estar bien, todos tranquilos, recordare lo que dijo Ezequiel, no debo tomármelas, solo harán que me vuelen la cabeza. Y demostrar, cómo el policía dijo, demostrar que los tratamientos funcionan. 

Cuando llegue a la ventanilla me dieron un botecillo lleno de pastillas, la chica me veía severamente y me las tome de un jalón, con ayuda de otro botecillo lleno de agua. 

Me reviso la boca con una linterna, asegurándose de que no había escondido las pastillas en alguna parte de mi boca, aunque pensándolo bien, es claramente imposible guardar tantas pastillas. 

Hicieron que regresara a mi cuarto y me asegure que no había nadie en el corredor, para vomitar todas esas pastillas, cuando lo hice, tire de la palanca y me limpie la boca. 

Debo continuar con esto mientras estoy aquí, espero que no se den cuenta de ello. 

Voy a salir de aquí muy rápido. 

RETURNS (Andy Biersack)Where stories live. Discover now