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- ¡Yuku! - grito el niño de cabello blanco corriendo hacia su amigo - ¡mira! ¡Mira lo que hice!

- Ryo-chan...

El pequeño niño de cabello blanco y ojos azules llevaba en sus manos una corona de flores lila, su amigo se encontraba sentado en medio de un pequeño campo de flores rosa. Tenía la mirada perdida entre algo que tenía en sus manos hasta que escucho su voz de la esperanza llamarlo por aquel nombre.

Kyoko y Fausto observaban como sus hermanitos jugaban entre las flores de aquel campo al que habían ido para distraer un poco a estos. Sus lindos hermanitos que habían sufrido por su culpa. Sonrieron al ver como estos intercambiaban coronas hechas de flores y reían.

- Ya es tarde - susurro Fausto poniéndose de pie - Ryoken-sama, Yusaku-kun, es hora de irse.

- ¡Si!

Ambos niños se pusieron de pie y tomaron la mano del otro para correr hacia sus hermanos, llegaron con sus manos entrelazadas hasta el auto donde se negaron a soltar la mano del otro, aquel contacto que era como un lazo a la vida y esperanza.

Lazo que, 7 años más tarde, continuaba. Con sus manos entrelazadas sobre el vientre del menor después de la primera vez que hicieron el amor, dando cortos besos a los labios del otro.

- Eres hermoso... Yusaku...

- Lo eres aun más, mi... Voz de la esperanza...

- Creí que me habías dejado de llamar de esa forma hace mucho.

- Siempre lo serás - susurro besando los labios de Ryoken de nuevo, girándose para quedar sobre Ryoken y sintiendo las manos de este en su cintura - te amo... Líder de los caballeros de Hanoi...

- También te amo, mi reina.

- No me llames Reina, es vergonzoso...

- ¿Por qué no? La Reina es la pieza más fuerte e independiente del tablero... Es como tu.

- Tal vez tienes razón... - susurro con una sonrisa - ser Reina de Hanoi no puede ser tan malo, amor... Pero matare al idiota que se atreva a llamarme así.

- Si - Ryoken reía - sé que lo harás...

Se continuaron besando esa noche y muchas otras, compartiendo besos y caricias. Por alguna razón, Yusaku se lamentaba que no podría llevar nunca a una criatura en su vientre... Al menos hasta unas horas después que Kyoko y Fausto les gritaron por tener relaciones sin utilizar protección.

Poco tiempo después, 2 años más tarde, se encontraban nuevamente en ese lugar, esa cama, sus manos entrelazadas sobre el vientre del menor, esa vez conscientes de lo que habían hecho. Esperando que algo sucediera aun con bajas probabilidades.

- ¿Estas bien con esto? - preguntó Ryoken moviéndose para ver a su pareja a los ojos - puede que este bebé... cambie nuestras vidas por completo.

- Es lo que más deseo. Este bebé nacerá en el nuevo mundo que ayudamos a crear, Ryoken... todo saldrá bien.

- Si - Ryoken sonrío bajando al vientre del menor y dando pequeños besos sobre este - espero que un lindo bebé se esté formando aquí en este momento... Te veras hermoso con una pancita...

- Estaré gordo...

- Pero los amare a ambos igual o más de lo que ahora te amo a ti, mi reina...

- Quiero que tenga tus ojos...

Ryoken simplemente sonrío ante esa declaración. Un bebé con su Yusaku, una linda niña de ojos verdes y cabello blanco con mechones rosa... tal vez un niño de ojos azules y cabello como el de Yusaku, tal vez un niño o niña que se pareciera a uno de ellos... fueran como fueran, amaría a sus hijos. Volvió a besar a Yusaku en los labios... pronto sería hora de salir de su mundo perfecto y enfrentar la realidad.

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