Les voy a explicar lo que le pasó a Isco. El otro día estaba entrenando y le dió un dolor muy fuerte en la barriga, los médicos le trataron pero no pudieron curarle al descubrirle que tenía apendicitis aguda. Le llevaron de urgencias al hospital y a los 10 minutos le operaron de urgencia. Estaba descansando en la casa y fuimos a visitarle. Sara estaba cuidándole y yo me ofrecí para lo mismo. Me habría quedado hasta mañana si hubiera podido, pero tenía clases así que por la tarde me pasaría a verle. Fui con Sara a comprar un par de cosas para la cena en el Mercadona que tenían al lado. Compramos lo necesario para hacer una ensalada de pasta y alguna pizza por si a los chicos no les apetecía y nos fuimos de vuelta su casa.
Eran como las 19 y estábamos todos viendo una película, bastante entretenida la verdad, pero Marco se dejó dormir con su cabeza encima de mis piernas. Es un vago, pero le quiero tanto.
- Vic: va Marco, despierta, que la peli ya se acabó.
- Marco: un ratito maaaaaas.
- Vic: no podemos esperar más, tenemos que cenar y después para casa que mañana hay gente que tiene que entrenar y otros que tienen que estudiar.
- Marco: porfaaa - me harté y me levanté. Él se comió todo el sillón pero lo importante es que se levantó.
Nos fuimos a la cocina y ayudamos a Sara, yo con la comida y Marco con la mesa ya que la cocina no es lo suyo. Después de unos 40 minutos, aproximadamente, cenamos. Isco se iba sintiendo mejor y en poco ya volvería al césped con sus compañeros y estaba muy emocionado.
Ya eran las nueve y cuarto y decidimos marcharnos ya que mañana tenía que ir a clase y preparar todo. Nos fuimos, dejé a Marco en su casa y me fui antes de arrepentirme de no haber ido a ver a Rome. Llegué a casa y me duché, subí a mí habitación, preparé las cosas de mañana y me acosté. Me levanté como a las 07:15, me volví a duchar lavándome así el pelo y mi cuerpo, me vestí y dejé que mi pelo se secara al aire mientras metía el desayuno en la mochila y salía rumbo a la facultad.
Llegué y saludé a mis amigos, charlamos un poco y nos fuimos a nuestras respectivas clases. Hoy el día se me pasaba muy pero que muy lento y todo se me hacía muy pesado. Me dolía mucho la cabeza y la barriga y no sabía bien porqué. Sabía que la regla no era porque ya la tuve este mes, pero algo me estaba poniendo muy mal y no sabía el que era. Recuerdo estar en economía dejándome dormir hasta que me desperté en una camilla en un hospital. Sara y Marco están sentados en unas sillas a cada lado de la camilla, desde aquí puedo ver a Isco con Patri fuera llorando. Si les soy sincera, no tengo ni idea de lo que ha pasado.
- Vic: ho-hola - Marco estaba mirando para el suelo muy triste pero cuando me escuchó levantó rápidamente la vista y se acercó a mí.
- Marco: ¿estás bien? ¿Te duele algo? ¿Necesitas algo?
- Sara: Marco, déjala, no está para que la agobies así. Déjala descansar - las palabras de Sara me tranquilizaron pero aún así quería que Marco siguiera hablándome.
- Marco: vale, me callo - se sentó en la silla y me cogió de la mano.
- Vic: chi-chicos, ¿po-porqué e-estoy a-aquí? - casi no lo digo, me costaba mucho respirar y hablar. No tengo ni idea de lo que me pasa.
- Sara: a ver cómo te digo esto, pues verás nena, estabas en clase y te desmayaste. Al desmayarte te caíste para un lado y tú cabeza chocó primero contra la esquina de la mesa y luego contra el suelo, pero te pondrás bien pronto.
- Vic: pe-pero no pa-pasa na-nada ma-malo, ¿no?
- Enfermera: no chica, tranquila, en unos días te damos el alta - hizo un gesto para que los chicos salieran de la habitación -, tienes suerte de tener unos amigos tan buenos, si no fuera por ellos a lo mejor no estarías aquí.
Esa última frase me puso los pelos de punta, pero estaba orgullosa por mis amigos.
