...y no lo pude hacer de nuevo me toco perder

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Blas siente inmediatamente como Junior se congela en sus brazos. Cuando se aleja para mirarlo, sus ojos oscuros están llenos de lágrimas y sus labios pálidos. No se imagina como ni porque Mauro está en su casa, y a pesar de que debería preocuparle, lo único que piensa en ese momento es como sacar a Junior de ese lugar para que nada le pase.

La puerta vuelve a sonar, más fuerte esta vez.

"Blas, abrí la puerta, sé que estás ahí."

Blas se levanta rápidamente y lleva a Junior de la mano hasta el armario que hay en el pasillo entre el cuarto y la cocina, intenta hacer el menor ruido posible al momento de abrir las puertas y se da vuelta a mirar a Junior. El menor parece verdaderamente un nene perdido, la cara de puro pánico y las lágrimas que corren por su carita es una reacción que Blas sabe solo su padre puede provocar. Se acerca y lo toma de la mano, y le deposita un beso sobre sus labios temblorosos.

"Junior, si vos le queres hacer frente a esto ahora," murmura Blas "Yo abro la puerta y le hacemos frente a tu viejo y a quien venga...yo por vos estoy dispuesto." Los ojos de Junior se llenan aún mas de lágrimas, pero no encuentra su voz para hablar. "Pero si no estás listo...te podes esconder aca adentro, no hagas ruido...yo me me saco a Mauro de encima."

Blas no pasa por alto la ironía que le está pidiendo a Junior que se esconda de su padre adentro de un closet. Literalmente.

Junior mira hacia abajo a sus manos entrelazadas y por un segundo Blas siente la loca esperanza crecer en su pecho. Junior le va a decir que si, se la va a jugar por el...Junior va a tomar su otra mano y le van a hacer frente a todo juntos. Pero ese breve segundo que se siente como una vida se termina y Junior lo mira con ojos llorosos, murmura un "Perdón," y se esconde detrás de la ropa.

Blas intenta no pensar demasiado acerca de lo que acaba de pasar. Se dirige hacia la cama y esconde la bandeja con dos desayunos en la cocina. Mauro no tiene ningún derecho a preguntar nada sobre su vida, pero Blas sabe, ese hombre actúa como si todo fuese su derecho.

Cuando finalmente abre la puerta, se encuentra a Mauro con Romeo – Romeo tiene un corte en la frente el cual está sangrando con rapidez y esta pálido. Blas presiente que el susto en su rostro es porque sabe que su hermano menor esta en algún lugar dentro de su departamento aún.

"¿En que te puedo ayudar Mauro?" dice Blas cortante.

"Tardaste bastante en abrir," observa el mayor. "¿Estabas con tu noviecito?"

"Estaba durmiendo, no que sea de tu incumbencia," Blas ya está irritado "¿Viniste hasta acá a insultarme y meterte en mi vida o tenes algún motivo verdaderamente?"

Mauro chasquea la lengua y se ríe. "Déjanos pasar pibe – necesito que ayudes a mi hijo."

A Blas le hierve la sangre tener que ser mandado por un mono con navaja. Pero se hace un lado y deja que entren, guía a Romeo a que tome asiento en el mismo sillón donde había estado sentado la noche anterior y va hacia al baño a buscar el kit de primeros auxilios. No quiere dejar a Mauro un solo segundo solo en su casa.

Mientras busca lo que necesita en el baño, Blas se plantea que su preocupación en verdad no tiene por qué ser. Mauro no va a encontrar ningún rastro de Junior en su casa o en su vida porque no lo hay. Junior no es su novio, no tienen portarretratos con fotos de vacaciones juntos, su baño no tiene dos cepillos de dientes, y no existe ropa olvidada del menor entre sus cosas. Lo que le molesta es sentir como este hombre se está metiendo en su vida. Como ahora sabe adónde Blas vive, y se aseguró de venir a su casa un domingo a la mañana para hacérselo saber. Blas tiene ganas de abrirle el otro lado de la frente a Romeo por traerlo hasta acá.

los pajaros tocando tu cancionWhere stories live. Discover now