No queda mas que viento

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El día que Blas salió de la cárcel era irónicamente el día que esperaba que nunca llegara.

Después de la conversación que había tenido con Junior, y de como se había ido sin aclarar las cosas, lo único que hacia era esperar a que Lula viniera todos los días para avisarle que si había visto en el diario o en la televisión respecto a Junior o su familia. Lula también estaba preocupada por Romeo, Blas lo notaba en el ceño fruncido de su amiga y en su cara de decepción cada día que pasaba y el mayor de los Guerrico no la llamaba.

Pero Blas estaba muy mal. Había tenido casi dos semanas para analizar cada palabra que Junior le había dicho en ese diminuto cuarto y cada momento que pasaba se daba mas cuenta que todo lo que el menor había dicho sonaba mas y mas a una despedida. Sabia que Junior era un cabezadura y que una vez que algo se le metía en la cabeza no había manera de hacerle cambiar de opinión. Pero Blas nunca pretendió que el arriesgara su vida para sacar a Blas de ahí adentro, aunque se tuviese que quedar preso con tal que Junior siguiera vivo lo haría.

Nunca le tendría que haber dicho a Junior que enfrentara a su padre. Esa es la conclusión a la que llega Blas finalmente. Pero no tiene sentido seguir lamentándose, Junior desapareció de la faz de la tierra junto con sus hermanos.

Y finalmente el día que se cumplen dos semanas desde la última vez que lo vio, a las tres de la tarde lo viene a buscar un oficial a la celda donde esta hace más de un mes. Al principio la esperanza crece en el pecho de Blas, piensa que nuevamente Junior volvió a decirle algo más. Cualquier cosa que diga seria bienvenida a esta altura.

Cuando el oficial no lo guía hasta la sala de visitas si no al pasillo entre la entrada de la comisaria y el lugar que vio por última vez a Junior, siente como se le empieza a acelerar aún mas el corazón. No quiere hacerse ilusiones, pero es real...Junior está cerca.

Pero el policía se da la vuelta hacia la entrada y Blas ve parada a su amiga y a su abogado que lo esperan sonrientes. Blas nunca en su vida tubo más ganas de llorar.

Lula abre los brazos y lo recibe con un abrazo que Blas necesita hace semanas y se desmorona en los brazos de su amiga, ella murmura "Ya esta, ya termino." Mientras acaricia su pelo con una de sus manos.

Cuando por fin logra calmarse la angustia lo vuelve a invadir. Entonces esto quiere decir que Junior cumplió su cometido. ¿Y porque no lo vino a buscar? ¿Adonde esta?

Lula y el Dr. Achaval lo guían hacia la salida y luego hacia el auto que los espera en la puerta. Blas no hace preguntas, siente como el peso del ultimo mes y medio se derrumba sobre su espalda. Y esta cansando de ser fuerte.

El auto recorre las calles que Blas ya conoce pero le parecen todas iguales. Quiere que Lula y su papa lo dejen de observar como si se fuera a quebrar en cualquier momento.

"Blas..." comienza a hablar su amiga. "Mauro esta preso, lo detuvieron. El abogado de Junior, Dante y Romeo entrego toda la evidencia al juez de la causa."

Blas sintió como las manos le temblaban ante la mención de Junior.

"Los chicos desaparecieron, no nos pudimos poner en contacto con ellos." Sigue hablando el Dr. Achaval, "Pero había algo para vos en la caja de pruebas que entrego su abogado, me pidió que te lo diera personalmente."

Su abogado toma un sobre del bolsillo interior de su saco y lo estiro para que Blas lo tomara. El sobre blanco parece pesar kilos en su mano. La escritura en la parte de afuera esta hecha con tinta negra en letra redonda. Dice solo su nombre "Blas"

Ninguno vuelve a hablar después de eso, Blas esta demasiado exhausto y lo único que quiere es llegar a su casa y quedarse solo. El auto se detiene en la puerta de su edificio y Blas se baja sin decir nada mas que una despedida, sabe que su amiga y su padre lo van a saber entender. Escucha un comentario de como sus padres quieren verlo pero no tiene fuerzas en estos momentos.

los pajaros tocando tu cancionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora