Llega la batalla y contra el estalla

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El día que la vida de Blas se arruino empezó como cualquier otro.

Desde que se habían re-encontrado hace un mes, Junior y el habían optado por esconderse en diversos lugares para verse. Luego de la explosiva discusión entre Blas y Mauro, ambos habían decidido que lo mejor era que Junior no volviese a tener contacto con su padre o que estuviese en lugares que fueran de fácil acceso para el. La verdad era que Blas tenía mucho miedo de lo que Mauro podía llegar a hacerle a Junior en consecuencia de lo que el había hecho y no estaba dispuesto a poner la vida del menor en juego ni permitir que su padre lo siguiera usando de saco de boxeo.

Inicialmente habían decidido que no se podían quedar en la casa de Blas, porque Mauro ya sabía dónde vivía, y alternaron entre la casa de Lula y Agustina por dos semanas. El problema fue que ambos se dieron cuenta que estaban poniendo en riesgo a sus amigas y por más de la insistencia de ambas, decidieron trasladarse a un hotel e ir cambiando de locación cada dos días. Junior seguía en contacto con sus hermanos y sabía que su padre lo buscaba.

Es estar solos por un tiempo largo por primera vez en la relación. Los fines de semana eligen algún hotel con pileta y el clima aun está un poco frio pero a ninguno de los dos le importa. A Junior le gusta sacudir la cabeza cuando sale de la pileta, y mirar como las gotas caen sobre la piel de Blas para después besar y lamer su piel erizada y contar los lunares mojados. El sol cálido en sus espaldas mientras caminan por el lounge alrededor de la pileta, Junior habla de música y Blas escucha, y entrelaza sus dedos con los del menor, sus hombros rozándose suavemente mientras caminan. En esos momentos Blas siente como si nunca fueran a volver las nubes.

A la noche bajan a comer al restaurant del hotel, y durante toda la cena Junior mueve su pie a lo largo de la pierna Blas mientras se sonríe. Cuando suben al cuarto la puerta apenas esta cerrada atrás de ellos cuando Blas empuja a Junior contra la pared.

Todas las semanas transcurren así hasta que finalmente un domingo que están en la cama después de una revolcada particularmente intensa, Junior se da vuelta y vuelve a subirse encima de Blas, sonriendo y trazando un camino con sus dedos desde los pezones del mayor hasta su ombligo.

"Deberíamos irnos," dice el menor finalmente, mientras se inclina a depositar besos en el cuello de Blas. La luz de sol de la tarde que entra anaranjada por la ventana y el olor a suavizante de las sabanas mezclados con el perfume intoxicante de Junior hacen que Blas se sienta mareado.

"Irnos... ¿Adonde?" Pregunta Blas finalmente, sus manos suben y bajan por la espalda de Junior inconscientemente. Blas quiere hablar, pero así con Junior desnudo y sobre el se siente como un adolescente atontado y solo tiene ganas de dar vuelta al menor y besarlo en todos lados. Las manos de Blas bajan demasiado y toman el trasero de Junior, redondo y perfecto para sus manos.

El menor se ríe y se mueve hacia atrás, "Basta Blas, te estoy hablando enserio," se queja pero se sigue riendo y presionando contra las manos de Blas. "Te digo enserio que deberíamos de irnos...por lo menos hasta que las cosas se calmen un poco."

Junior se acerca y lo besa, y Blas le diría que si a cualquier cosa. Generalmente es una persona muy inteligente y razonable, pero estar así en la cama con un pendejo divino entre sus brazos que se mueve contra el y lo toca de esa manera, lo convierte en gelatina.

"Había pensado Brasil," dice Junior finalmente, mientras se separa dejando un espacio entre los dos. "Vos, en la playa con una zunga," dice el menor mientras baja la mano y toma la erección de Blas, apretándola "Pero va a tener que ser una playa privada, no quiero que todos te estén mirando el paquete,"

Blas se ríe mientras toma uno de los pezones de Junior en su boca. Es ridículo que Junior siquiera piensa que Blas puede ser consciente de alguien a su alrededor cuando lo tiene cerca.

los pajaros tocando tu cancionWhere stories live. Discover now