Manzana de la discordia

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Momentos antes del problema.

Rose

Había encontrado a Jungkook caminar por un supermercado al que yo solía ir, me acerqué a él una vez que su estúpida noviesita se alejó para ir a no sé dónde y no me importó. Una vez dentro del supermercado, actué como si fuera coincidencia habérmelo topado en el mismo lugar y a la misma hora.

- ¡Hola Park!- salté hacia él provocando que pudiera cargarme.

- Hola Rose- habló seco y me bajó de inmediato.

- ¡Qué coincidencia verte por aquí! ¿Qué tal estás?- sonreía como nunca.

- Si coincidencia...- suspiró cansado- estoy bien y no quiero ser grosero pero llevo prisa, adiós Rose- realizó una reverencia y caminó. Yo solo lo seguí.

- Igual llevo prisa, pero para invitarte a una cita- hablé.

- No tengo tiempo, además tendré una cita con...- le interrumpí.

- Una cita de trabajo, no me dejas terminar Kook- reí levemente.

- ¿Trabajo? ¿Y por qué yo?- miré su confusión con su ceño fruncido.

- Pues, pues...- me quedé en un silencio corto pero necesario para poder contarle una mentira- porque eres el contador de la empresa y necesitamos resolver algunos asuntos- conté firme.

Solamente suspiró- Está bien ¿A qué hora?

- Te espero en el café (el nombre que desees) a las cinco en punto de la tarde, ¿Te parece?- sonreí.

- Bien, ahí estaré

- Muy bien- me despedí dándole un beso en la mejilla pero casi cerca de sus labios, oí su pequeño gruñido de molestia por mi acto pero me importó un comino.

Salí satisfecha del lugar sin nada sobre mis manos, mi plan iba a ser perfecto. Ahora sólo me faltaba la otra parte del proceso para mi plan, esto iba a funcionar y con mi hermoso y preciado primo lo iba a lograr. Justo ahora me encontraba en mi habitación, colocándome una camiseta manga larga color blanca y con rayos negros horizontales acompañada de una falta un tanto corta y mis zapatillas Adidas que me complementaban a la perfección. Marqué el número de mi preciado primo y le llamé.

- ¿Qué quieres?- se escuchó al otro lado de la línea.

- ¿Esa es la forma de recibir a tu prima hermosa?- coloqué una mano en mi pecho simulando estar indignada.

- ¿Qué es lo que quieres mocosa?- bufó molesto.

- Aish que amargado eres, ¿Puedes hacerme un favor?- me miré al espejo y estaba DI-VI-NA.

- Depende

- Necesito que nos veamos en el parque que queda enfrente de tu hogar

- ¿Y como para qué?

- ¡Solo ven y ya maldito cascarrabias!- me alteré por su estúpida actitud.

- ¡Soy mayor que tú maldita mocosa! ¡Respeta!- se molestó más de lo que estaba.

- Bueno... Perdón... Ahora por favor encontrémonos- supliqué.

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