Capítulo 12

2.2K 254 12
                                    


Estaba en mi casa mirando por la ventana la luna, en mi mano sostenía un vaso de  whisky. Estaba sentado reflexionando todo lo referente a Marina y Alba.
Estaba furioso por su manera de haberme ocultado que yo era su padre.
Ahora mi vida ha cambiado de algún modo.
Seguiré adelante con mi profesión hasta finalizar mi contrato con varias cadenas publicitarias y dos telenovelas que me quedan por grabar.
Después y tras haber hablado con mi profesor de arte e interpretación, compraré un teatro para ayudar a jóvenes con talento en la interpretación para que de algún modo puedan ejercitar su talento y cumplir de algún modo su sueño.

Por ello he estado dos semanas fuera visitando diferentes teatros, entrevistándome con directores de bancos e inversores...para poder comprar un teatro y poder construir una academia donde aquellos jóvenes que lo deseen podrán estudiar y trabajar en el mundo de la interpretación. Sea a través del teatro o la gran pantalla.

De momento esos son mis planes para un futuro cuando me tenga que retirar de mi profesión.
Y aquí estoy, mirando pensativo en como de aquí en adelante mi vida va camibar.
Mañana tengo que ir al juzgado para contraer matrimonio con Alba.
Sonará un disparate o más bien que no estoy cuerdo. Pues tener que casarme obligando a una mujer hacerlo no es mi estilo. Pero tratándose de la madre de mi hija, y del haber causado este estrago en mí, creo que lo más conveniente es casarnos por el bien de Marina.

Consulto mi reloj son cerca de la una y media del medio día y Alba no se ha presentado al juzgado. Llamo infinidad de veces pero se niega a responder consiguiendo que me enfade cada vez más.
Espero hasta las dos y ella no se ha presentado.
Llamo a mis abogados para que tomen las medidas necesarias para conseguir la custodia de mi hija.
Le dado un ultimátum, he hecho lo que mejor he visto apropiado para no tener que llegar a los juzgados.
Si Alba quiere guerra la va tener.
Marina es mi hija y pienso luchar por mis derechos como padre.

Por la noche, voy a casa de Alba para hablar con ella.
Al parecer, se encuentra trabajando en una discoteca.

— Gracias Consuelo. — Es lo último que digo antes de marcharme.
Cabreado camino hacia mi auto, me monto  pegando manotazos en el volante.
Todo me está saliendo mal y Alba se empeña en vacilarme.

Voy directo hacia la discoteca donde trabaja Alba.
Paso y veo que hay demasiada gente, es lógico es sábado por la noche.
Intento buscar un rincón en la barra para observarla, soy paciente y esperaré que termine su trabajo para por fin aclarar toda esta situación.
Cuando por fin encuentro un lugar donde sentarme en la barra, pido que me traigan una copa, agradezco que no sea Alba la que me sirva porque no sé qué le respondería.
Mis ojos van directos hacia ella. Siento un impulso de saltar la barra y llevármela de ese maldito lugar.
Primero porque hay demasiados ojos masculinos que la devoran con la mirada. Y no es para menos vestida con una minifalda vaquera, botas altas, un top desmangado y su pelo recogido con una trenza.
Su maquillaje es algo exagero, y aún así se ve hermosa.
Presencio como sonríe a otros hombres, habla con ellos e incluso bebe chupitos de lo que le invitan.
Cada movimiento, cada sonrisa que le dedica a otros hombres hace que mi cólera aumente por segundos. Noto como mis músculos se tensan, mis ojos solo la ven a ella, llegando a respirar con rabia.
Agacho mis ojos hacia la copa, donde intento calmarme al comprobar que nunca antes he sentido estos celos por una mujer.
Ni con Bianca he llegado a mostrarse este ardor el me provoca Alba.

Me tomo varias copas más sin alcohol, debo de conducir.
Sigo sentado esperando que cierren la discoteca.
Una vez que ya queda poca gente, me voy hacia la calle donde sigo esperando que salga Alba.
Un buen rato después, veo que hay un grupo de tres chicos fumando canabis.
Me quedo observándoles presenciando como la droga hace que se rían como bobos sin sentido alguno.
Me apoyo en la pared echando mi vista hacia el cielo, hasta que de pronto escucho unos gritos. Me volteo y veo que se trata de Alba y otra chica. Las dos intentan quitarse de encima a esos tíos que van fumados y al parecer tiene pinta de hacerles algo.
Camino directo hacia ellos.
Agarro a unos de ellos tirándolo al suelo, va tan drogado y borracho que no puede ni levantarse. Los otros dos intentan defender a su amigo.
Empezamos una pelea de insultos acabando con algún golpe.
Afortunadamente y después de haber recibido varios golpes,  presencio como a las chicas no le ha sucedido nada.

La Obligación de Quererte Where stories live. Discover now