Capítulo 35

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Nada más terminar la ceremonia y los invitados estuvieron comiendo y bailando hasta bien entrada la madrugada, miré Alba la cual se encontraba algo cansada

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Nada más terminar la ceremonia y los invitados estuvieron comiendo y bailando hasta bien entrada la madrugada, miré Alba la cual se encontraba algo cansada.
La llevé hacia un yate que alquilé, quería que nuestra primera noche como marido y mujer fuera especial.
Sería el comienzo de muchos días juntos, de poder ser no sólo su marido, también su amante de esos pequeños detalles como el abrazarla cuando está desprevenida, darle besos en su frente antes de despedirnos, sentarme y escucharla sus quejas y lo que ha vivido en ese día recordándole lo que le gusta y lo que no. Y es que para Alba, sé que nunca habrá nada mejor que la haga más feliz, encargándome de cuidar su alma.

Nada más pasar a la habitación, la cual estaba decorada muy romántica con velas por todos lados, en mitad de la gran cama había dibujado un gran corazón hecho con pétalos de rosa con nuestras iniciales.
Ella emocionada, la besé con cariño sujetándola con ternura su cara entre mis manos, su reacción ante mí beso fue inmediata.
Despacio fue quitándole los botones del vestido ayudándola para que se quedase desnuda ante mí.
Sentí una inmensa alegría y morbo de verla con ropa de encaje blanca.
Despacio me fui quitando mi ropa, hasta quedarme completamente desnudo. No había mucho tiempo que perder.
Necesitaba saborear su boca, besar el mapa de su cuerpo excitándola.
El fuego no tardó en abrasarme al escucharla de gemir mientras la culminaba de deseo.
Quería ir despacio, poder mirarla a sus ojos estimulando cada fibra de mi ser.
Con nuestros cuerpos desnudos, nuestras pieles ardiendo le hacía el amor a mi esposa.

- Te quiero, Alba. - Le susurro rozando sus cicatriz con las yemas de mis dedos haciéndole pequeños círculos jugando para atraer su atención, sin éxito. Ya se había quedado dormida apoyando su cabeza en mi pecho.

Nada más despertarnos, desayunamos en la cama para después darnos una ducha juntos.
Acto seguido salimos arriba del yate para sentarnos y poder disfrutar de un paisaje tan lleno de paz como de armonía, el poder navegar en un mar azul haciendo que podamos calmar nuestras preocupaciones olvidándonos por un instante de todo, tan sólo queríamos disfrutar del momento de poder pasar unos días juntos antes de volver a la rutina de nuestra vida.

Al día siguiente, decidimos hacer un crucero por Egipto. Tanto Alba cómo a mí nos apasiona la historia y por supuesto queríamos ver además de las pirámides, conocer de cerca la historia de los antiguos egipcios.
El crucero además de ser algo agotador por tener que andar de aquí para allá para poder conocer y ver lo más importante de Egipto, fue maravilloso.
Alba estaba emocionada, sus ojos radiaban una felicidad la cual era como un bálsamo para mi alocado corazón.
Finalizado el crucero, decidimos hacer turismo por diferentes ciudades de América.

Comencemos por América del sur visitando: Argentina, donde visitamos el Circuito de Gardel, el Parque Nacional de Tierra de Fuego y como nos encantan los animales fuimos al zoo de Buenos Aires terminando por visitar el Planetario de Galileo.
A mí en especial lo que más me gustó de su gastronomía, fue la parrillas, el choripan y un postre de dulce con leche.
Lo que más nos encantó fue ser recibidos por la gente tan amable y lo bien que nos trataron durante nuestra estancia.
Continuamos nuestra viaje por Bolivia, Chile, Paraguay, Francesa, Ecuador, Colombia, Uruguay y Venezuela.
En los países de América Central solo pudimos visitar Costa Rica, Honduras, Guatemala y Panamá.
Nos disponemos de mucho tiempo, pero cada país nos encantaba más.
Su gastronomía, sus monumentos, su cultura... todo era fabuloso, el sentirse tan bien rodeado de gente tan buena y los que nos reconocían por nuestro trabajo, les firmamos un autógrafo, con su correspondiente foto.
En cada país que visitamos nos llevamos un recuerdo, puesto que como no volveríamos queríamos poder recordar este maravilloso viaje de nuestra luna de miel.
Para finalizar nuestro viaje por América, visitemos Miami, Dallas y Las vegas.
Y a falta de un semana para dar por finalizada los tres mes que duró nuestra luna de miel, fuimos hasta Vancouver, los cuales somos estuvimos cinco días porque ojo que ciudad más cara.
Sin embargo, es una ciudad bellísima por su naturaleza, su manera de proteger el medio ambiente y los deportes que te permite realizar al aire libre.

La Obligación de Quererte Where stories live. Discover now